1. El inicio de la locura.

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Cerré los ojos con fuerza al ver mi rostro en una revista y traté de respirar con normalidad antes de ponerme roja de ira. No había visto eso, seguramente estaba loca, no podía ser real que estuviera en un avión y una mujer leyera una revista que hablaba de mí. "Famosa blogger Argentina escritora fracasa por completo con una novela de vampiros". Ahí estaba yo con mi rostro sonriente junto a un libro negro en mis manos y fingiendo que era una buena historia la que estaba vendiendo. No, lo era. Cerré los ojos nuevamente y traté de pensar en cosas agradables como Brad Pitt desnudo.

La mujer hablaba en inglés sobre cosas ajenas a mí así que imaginé que no sabía ni siquiera quien era, que había comprado la revista antes de subir al avión, como todos hacemos. Ella desconocía mi trabajo y mis fracasos. No parecía ser una de mis lectoras, podía respirar por unos minutos y observar el cielo mientras entrabamos viajando sobre tierras argentinas.

Argentina, un lugar que en donde pocas personas me conocían y podía respirar aire lleno de smog, rezando no morir intoxicada o asaltada. Un lugar en donde los insultos eran parte del vocabulario, se comía carne y se hablaba de Messi como si fuera un Dios. Un país que me había visto crecer y también partir. Mi hogar, aunque costaba llamarlo de ese modo.

Había vivido por varios años en un pequeño pueblito de Argentina llamado Lincoln, en la provincia de Buenos Aires. A kilómetros de la capital, era muy diferente el modo de vivir. Las puertas siempre estaban abiertas, todos sabían los nombres de todos y el saludo incluía un abrazo cada vez que nos veíamos en las calles. No fue hasta que murió mi abuela que mi madre decidió viajar al país natal de mi padre, Estados Unidos. Pero eso es una historia un poco más larga.

Por los parlantes del avión comenzaron a anunciar que estábamos llegando a Buenos Aires y que debíamos ponernos los cinturones. A mi lado, una señora rubia parecía estar indignada por tener que seguir esa orden, pero tuvo que hacerlo cuando una joven azafata se acercó a pedírselo personalmente. Insulté en inglés mentalmente, odiando a la gente como esa pero traté de ignorarla porque todo de ella me desagradaba.

Estaba resentida y no puedo negarlo ahora mismo. Estaba enojada con el mundo por ese fracaso editorial y con la pérdida de mi vida como americana. No, no me echaron del país pero sentí que necesitaba escaparme o iba a terminar ahogándome en el Central Park.

Déjenme explicarles qué sucedió con mi vida en pocas palabras, tampoco quiero aburrirlos tan rápido y que lancen mi libro por la ventana.

"El secreto de Demian", ese fue el inicio de la llama que arruinó mi vida normal de escritora famosa en Estados Unidos. Llevaba más de seis libros publicados cuando decidí crear una novela juvenil, género de moda en ese momento. Las ideas no llegaban y no recordaba cómo era ser una adolescente. Mi vida se veía mezclada con entradas de mi blog, fotografías sobre mi look y tonterías sobre "cómo cuidar a tu novio este verano". Mi cerebro no tenía ideas y decidí crear una novela de vampiros. Sí, no me juzguen. ¡Fue lo primero que se me vino a la cabeza! Si Stephenie Meyer pudo, ¿Por qué yo no? Bueno, era obvio que yo no. Había logrado un desastre, con vampiros enamorados y olvidando su sed de sangre. Las críticas no tardaron en llegar y cuando menos lo pensé, mi editora estaba frente a mí diciéndome que la editorial había decidido darme vacaciones. Aunque era obvio lo que decía, ya no me querían entre sus escritoras. El blog se inundaba de comentarios violentos, de personas horribles escondidas detrás de ordenadores y en la oscuridad y no lo pude soportar. Escapé como una niña al hogar de mis padres, sabiendo que no iban a encontrarse para abrazarme como yo deseaba. Pero iba a sentir que así era.

En ese momento, cuando el avión finalmente aterrizó, no me sentí realmente conforme con mi decisión. Me sentía desganada, casi perdida y abandonada. Me sentía perseguida, sobre todas las cosas. Cada vez que alguien me miraba, entraba en un pánico terrible en donde creía que estaban hablando de mí y criticándome, llegando casi al enojo. No podía entender que era imposible que alguien me conociera en ese país, cuando el blog y la novela se publicaban en otro idioma. No estoy juzgando a los habitantes de Argentina, pero lamentablemente mis novelas nunca lograron llegar a mi país natal. Se perdieron en las librerías de USA, aunque se vendían bastante bien en Amazon. Si alguna vez alguien de Argentina me leyó, lo desconocía. Esperaba que no, porque realmente quería comenzar una vida nueva.

El karma de Shirley [YA EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora