- Capítulo 7 -

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Dan salió de la tienda aun un poco mareado. Los lentes nuevos reposaban sobre el puente de su nariz y los de repuesto, a salvo en su bolsillo. Aun no se acostumbraba a la nueva montura (un poco más cuadrada que la anterior), pero era un gran alivio poder caminar por la calle con tranquilidad.

Su casa estaba un poco lejos, pero aun era temprano. Podía caminar y recibir un poco de sol. Quizá eso lo ayudara a despejarse.

Cruzó un par de calles, tratando de adaptarse al enfoque que sus ojos habían perdido en los últimos días; por lo que pensó bastante si alucinaba al ver aquel cabello castaño, casi rojizo doblando la esquina. Cuando los ojos se fijaron en los suyos, supo que no era ningún producto de su imaginación. Eric estaba allí, cruzando la calle, acercándose. El corazón se lerniba a salir por la boca.

-Es imposible que no estés acosándome-dijo con una amplia sonrisa.

-Bueno, para realizar tal hazaña, necesitaría buenas habilidades de observación, las cuales, lamentablemente, no tengo -bufó, cruzándose de brazos. Hizo un enorme esfuerzo para contener la sonrisa ante la idea al revés.

-Buen punto. Se te ven bien-dijo, el otro refiriéndose a los lentes. Dan sintió claramente cómo le subía el calorrnpor las mejillas.

-G-Gracias...

-Oye, em... Me preguntaba si... ¿tienes algo que hacer? -preguntó Eric, frotándose la nuca con repentino nerviosismo.

-¿Eh? -y esta vez, el calor le subió hasta las orejas-. No, no realmente.

-Entonces, ¿querrías ir a algún lado?

Hubo un momento de silencio incómodo, y luego-: Claro.

Media hora más tarde estaban entrando en el parque de diversiones más grande en varios kilómetros a la redonda. Eric, para el desconcierto de Dan, insistió en pagar las entradas.

-Está bien. Si tanto te molesta, tú puedes pagar la comida -respondió el chico ante las protestas. Sus ojos decían que no iba a pedir el helado más barato. Dan se alegró de haber llevado dinero de sobra.

Caminaron con tranquilidad entre las atracciones, recorriendo con la vista cada una de las posibilidades hasta que Dan rompió el silencio que había comenzado a tornarse incómodo-. Y... ¿En cuál quieres subirte?

Eric se encogió de hombros-. ¿La montaña rusa? -. Dan palideció-. A menos que estés asustado, claro.

-¿Disculpa? Te enseñaré quién está asustado -. Reajustó las gafas sobre su nariz y se encaminó hacia la fila, extrañamente corta para un sábado en la mañana. Eric estaba a su lado, sonriendo hasta que rozó su brazo levemente y sintió que temblaba como una hoja en la brisa de primavera.

-Nerd, ¿estás bien?

-...Perfectamente.

-Estás temblando -Eric lo tomó del brazo, haciendo que se diera la vuelta y le viera a la cara. Dan se ocultó tras el brillo de los lentes.

-¿Yo? ¡Sí, claro!

-¡Basta! ¡Si no quieres subirte, está bien! -explotó el otro, sacudiéndole los hombros. Las demás personas haciendo la fila temieron por su integridad y se apartaron unos pasos de ellos, dándole espacio libre a Eric para agitar el cerebro de Dan dentro de su cráneo.

-Detente...

Eric lo soltó después de un rato. Dan sentía que el pobre desayuno de esa mañana estaba haciendo las maletas para irse por donde había venido. Como no podía mantenerse en pie, se apoyó en el hombro de Eric y trató de decidir cuál de los dos pares de pies que veía era el real. Respiró profundamente, una y otra vez hasta que su estómago dejó de protestar.

Amo a mi bully.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora