El mercado no se veía tan fresco o tan colorido como los demás días del año, sin embargo, era el paraíso. La gente se reunía en torno a los diferentes estantes, organizadas por géneros. El aire era pesado y caliente, y olía a papel viejo y mohoso. A medida que el día avanzaba y se acercaba el mediodía el calor irreverente no daba la menor tregua.Dan siguió vagando entre la decreciente masa de personas, mientras que Eric le seguía de cerca para evitar perderlo en la multitud. El chico más alto pensó que habría sido mejor si pudiera agarrar la mano de Dan, mas no parecía la mejor idea ya que su propia mano estaba cubierta de sudor debido al aire caliente. Las manos de Dan estaban siempre sudorosas, sin embargo.
Las pocas oportunidades que habían tenido de caminar tomados de la mano no habían durado mucho tiempo, pues Dan siempre se disculpaba por su palma sudorosa. Dijo que sufría de hiperhidrosis, y que no tenía cura. Incluso cuando Eric afirmó que no le molestaba en lo más mínimo, Dan insistía en soltarse. Eric solía sonreír y simplemente complacer a su novio, pero en realidad le hacía intranquilo.
-¿Eric? ¿Está todo bien? -. El chico parpadeó fuera de sus pensamientos y miró hacia arriba-. Estabas distraído -explicó Dan.
-No, no lo estaba.
-Entonces, ¿qué es lo que acabo de decir?
-Errr... -Eric miró a un lado y se cruzó de brazos-. Bien, estaba distraído. Lo siento. ¿Te molestaría repetirlo?
Dante no pareció darle mucha importancia-. Te decía que por allá hay una sección de ciencia. ¿Puede ser que tengan algo interesante para ti?
Caminaron esquivando la multitud hasta que llegaron a un estante casi vacío. La chica en el otro lado de la mesa, cuyo rostro brillaba con un resplandor esmeralda bajo la luz del sol que se filtrada en la lona verde sobre sus cabezas, sonrió llanamente, mostrando una expresión de completo aburrimiento. Seguidamente devolvió la mirada hacia el libro de nutrición en su regazo.
-¿Qué tipo de libro te gustaría? -preguntó Dan, empezando a comprobar los volúmenes alrededor.
-Cardiología estaría bien. Si hay alguno.
Ambos revolvieron los libros (Dan murmullando en voz baja), recogiendo los volúmenes, inspeccionándolos vagamente y apartando los que no les interesaban. O al menos eso es lo que Eric creyó haber estado haciendo hasta que sintió unos ojos intensos escudriñándole.
-¿Eric? ¿Estás bien?
Eric volvió cuello hacia un lado, hacia Dante, pero evitando sus ojos notablemente.
-Has estado mirando ese libro por diez minutos y tus nudillos están blancos por el agarre. ¿Qué ocurre?
El chico más alto maldijo en silencio esas agudas habilidades de observación (a pesar de su deficiente vista a larga distancia)-. Todo está bien. No te preocupes -dijo Eric con despreocupación, curvando los labios en su mejor sonrisa. Dante dijo nada, limitándose a arrebatarle el libro de las manos y pagarlo rápidamente antes de que Eric pudiera quejarse. Dan arrojó el grueso diccionario de cardiología al aire, Eric atrapándolo pesadamente.
-Cuéntamelo cuando estés listo. Para eso estoy aquí.
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Amo a mi bully.
Ficção AdolescenteDan vive en un mundo donde encontrar a tu alma gemela es una de las cosas más importantes que una persona puede llegar a realizar, pero el sistema no es perfecto y, desde luego, su mala suerte no hace las cosas más fáciles. ¿Cómo pudo esperar otra c...