- Capítulo 16 -

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OK, tenía que admitirlo. Estaba nervioso y casi temblando como una hoja en el otoño ventoso. El banco en el que estaban sentados de repente se volvió extremadamente incómodo, la delgada camisa constriñendo su torso, haciendo su respiración trabajosa. Eric debió haber sentido que se revolvía en el asiento, pues tomó su mano suavemente.

-Calma, Dante. No hay razón para el pánico.

-¡No estoy nervioso! -exclamó él.

Eric le sonrió tranquilizadoramente, e incluso se permitió reír un poco. Dan se sintió aturdido, pues la última vez que había estado tan nervioso, Eric y su sonrisa diabólica habían sido la principal causa. Ahora, su compañero lo miraba con ojos tranquilos, la sensación electrizando sus nervios dondequiera que él tocaba su mano. Dios, qué rápido había cambiado su relación. Hace tres semanas Eric lo había golpeado hasta que los moretones en su cuerpo estaban sangrando a chorros; y ahora eran melosos, y estaban teniendo una cita doble; bueno, más bien esperando a que Sam y Russell aparecieran.

Dan inspeccionó su reloj-. Ciertamente están tomándose su tiempo.

-De hecho, aún es temprano. Llegamos media hora más antes.

-Llegar temprano es una cuestión de cortesía. Espero que lo recuerdes para futuras ocasiones. Sin embargo, la espera está matando mi cordura en este momento.

-Oye, en serio, relájate. Fuiste tú quien insistió en conocer al idiota.

Tenía que concederle a Eric la razón. A pesar de que su compañero junto con Sam le rogó que pensara en ello dos o tres veces más, Dan había asegurado que debía conocer quién era esta persona Russell. Por ahora, el chico había sido una mera idea, un pedazo de papel con algunas notas al azar escritas en él, olvidado en algún lugar de su escritorio. Y sin embargo, una hoja que lograba afectar a Sam en la más profunda de las formas (para bien o para mal) y que, le dijo Eric como su argumento más de mayor peso, había amenazado con separarlos hace apenas unos días.

Pero Sam parecía feliz ahora, mucho más que en los últimos meses cuando su relación con Joan comenzara a flaquear. Su sonrisa había recuperado poco a poco su frescura y sus carcajadas eran alegremente molestas de nuevo. Por ende, Russell no podía ser una persona tan mala, ¿verdad?

O eso es pensó hasta esa mañana, cuando se le ocurrió que tal vez el chico era única y exclusivamente amable con Sam.

-Bueno, no creo. Él nunca fue malo conmigo, pero recuerda que estaba enamorado de mí, también -comentó Eric una vez que le hubiera comunicado sus preocupaciones. Eso no lo tranquilizó. Sin embargo, ya no podía rebobinar la cinta, todo lo que quedaba por hacer era ser valiente y poner la mejor sonrisa que tuviera a disposición. Le dolía el estómago.

-¿De quién fue la idea de esta cita doble, de nuevo? -preguntó Dan, sintiendo cómo la agonía trepaba por su pecho.

-Tuya, querido -contestó Eric, empleando el término que había empezado a utilizar hacía unos días, no como un apelativo cariñoso sino burlón.

-Oh, bueno, deshonra sobre mí.

-Oh, vamos. Si las cosas no van bien, siempre podemos acabar por hoy y dejar a los tórtolos solos -propuso Eric, dándole a su mano un suave apretón.

-No. Eso sería grosero -repuso Dan, luego resopló suavemente-. Puedo hacerlo. He sobrevivido a cosas peores.

-¿En serio? No puedo pensar en una situación más retorcido que esta.

«Eso no es tranquilizador...».

-¿Qué me dices de tus puños magullando mi cuerpo?

-Oh... lo siento.

-Nah, te estoy tomando el pelo, querido -.Dan no era de quién aprovecharse cuando de palabras se trataba, y se estaba asegurando de Eric se diera cuenta. No obstante, le besó la mejilla suavemente y su compañero se sonrojó. «No me canso de eso».

-¿Qué estás haciendo? ¡Estamos en el medio del centro comercial!

-¿Y qué? -se encogió de hombros-. Este lugar está tan lleno que a nadie le importará. ¿Qué, estás diciendo que te avergüenza ser visto conmigo?

-¡NO! -desmintió Eric con una mezcla de un gemido y un susurro. Dan sonrió-. ¡Nunca se me ocurriría algo así! Es sólo que... -e hizo una pausa para mirar rápidamente alrededor-, estamos llamando la atención.

Dan miró a su alrededor también y vio a los transeúntes que los veían con miradas distantes. Algunas chicas estaban sonriendo con descaro. «Oh no. Fangirls». Esto no era bueno de ningún modo. Estando en el mundo de la literatura e, inevitablemente, del fanfiction, por algunos años ya, Dan estaba familiarizado con las capacidades de las fans, y su habilidad para convertir aún al personaje más heterosexual y viril en un lío de sentimientos; por no hablar de los que no eran demasiado caóticos. Y ellos dos eran, ciertamente, el blanco perfecto para su no tan casta imaginación, u ojos...

-No te sientas mortificado. Uno se acostumbra -dijo una voz a su espalda, sacándolo de sus pensamientos. Eric soltó su mano cuando se levantaron de la banca y se enfrentaron a las personas detrás de ellos.

-Ah, al fin -concedió Eric, acercándose un par de pasos, con Dan a su lado. Sam agitó la mano a forma de saludo.

-Permítanme hacer las presentaciones -dijo Sam, más ceremonioso de lo necesario-.Dante, este es Russell Barnes; Russ, este es mi mejor amigo, Dante Henson.

Los dos muchachos se miraron y se dieron la mano. Russell era un chico delgado y bien parecido, un poco más alto que Eric, pero aún más bajo que Sam. Su piel bronceada y el pelo caoba oscuro resaltan sus ojos esmeralda, y le sonreía, radiante, mientras lo saludaba.

-Encantado de conocerte -dijo Russell, devolviéndole su mano.

Dante abrió la boca para dar una adecuada y necesaria respuesta y la volvió a cuando vio a Russell inclinando la cabeza, haciendo una reverencia no demasiado profunda.

-Estoy profundamente apenado por todos los problemas que haya podido causarte a ti y a tu alma gemela. Fue pretencioso de mi parte y una falta de respeto.

Dan se encogió un poco y notó a Eric y Sam alarmándose en su vista periférica. Los transeúntes volvieron su atención hacia ellos.

-Ah... Por favor, levántate. No hay necesidad de disculpas ni nada por el estilo.

Russ enderezó la columna vertebral, pero mantuvo su mirada fija en él-. Tengo que agradecerte por todo lo que has hecho por mí. Me han dicho que cuidas muy bien de Eric, e incluso nos juntaste a Sam y a mí. No sé cómo podría pagarte.

Dan se sonrojó ligeramente-. Oh, yo no hice nada de eso. Me han dicho -Dan utilizó sus palabras, no en broma, simplemente porque vio la oportunidad de utilizar la expresión en la vida real por una vez-, que fue Eric quien habló contigo, y es él quien mayormente cuida de mí. No hice absolutamente nada.

-Bueno, Eric no habló conmigo -repuso Sam. Russ rodeó sus hombros con el brazo y añadió:

-Y fuiste tú quien me proporcionó la dirección de Sam. Sin esa información, no estaríamos aquí.

Dan no supo qué decir. El chico realmente estaba buscando razones para darle las gracias, incluso cuando "juntar" a la gente era la más irrespetuosa intrusión a la intimidad de una persona. Con Sam estaba bien, tenían suficiente experiencia tratándose mutuamente a lo largo de todos estos años de amistad, pero ahora Dan se daba cuenta de que había irrumpido en la vida de un desconocido; su vida romántica, sobre todo.

-Chicos, este lugar se está llenando -advirtió Eric-. ¿Podemos continuar esta conversación en otro lugar? Además, Russell, deja ya de halagar a mi compañero. Lo incomodas con esa sonrisa arrogante tuya.

Rodeó a Dan por detrás, atrayéndolo hacia sí de manera protectora. Dan sintió claramente el calor que subiéndole hasta la línea del cabello. Sam y Russell se miraron, sorprendidos por un momento, y luego se echaron a reír. El chico con gafas quiso responder, pero su boca no se lo permitió.

Amo a mi bully.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora