Cisne Dorado

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Las gotas de lluvia chocan fuertemente con la ventana del tren, por más de que yo este adentro del tren el frio se apodera de mi cuerpo haciendo que me salga la piel de gallina.

Gruño levemente acomodandome en mi asiento.

Hace dieciocho horas que estoy aquí y aún no llegó.

Miro la lluvia perdiendome de la realidad.

Es hermosa, muchas personas dicen que los días nublados y fríos son horribles. A mi no me parece así, yo creo que los días así son hermosos.

No todo lo lindo esta en el día y lo caluroso.

Igual que el pelo lacio, las propagandas de shampoo siempre usan a modelos con pelo lacio.

Ya te fuiste del tema Emily.

¿Ustedes también tienen una conciencia? Por que no quiero ser la única loca que habla con ella misma.

¡No soy tu!...oh...bueno no digas nada.

Tengo una conciencia además de molesta, idiota.

¡Retira tus palabras Emily!¡¿sabes que?! Debió averme tocado Einstein no tu.

Que linda.

Que sarcasmo.

- Atención, llegaremos en aproximadamente veinte minutos. Les pedimos que se queden en sus asientos,Gracias- Se escucha un hombre por los parlantes que están acomodados en cada esquina del pasillo del tren.

Suspiro y agarró mi mochila que se encontraba abajo del asiento.

En cuanto la agarró revisó que no me falte nada.

Aver conciencia ayuda en algo.

Auriculares.

Si.

Teléfono.

Si.

Zapatillas de ballet.

Si.

Bloc de dibujo.

Si.

Ropa.

No.

Ester...¿Espera qué?

No conozco a ninguna Ester.

No estúpida que dijiste antes.

Oh...que no estaba la ropa.

¡¿Qué?!

Tranquila Emily...esta en tu maleta.

Ah...gracias.

De nada. Ya se que soy genial.

No lo eres.

Lo soy pero tu no lo notas ya que te aplastó con mi genialidad.

Egocentrica.

Envidiosa.

Somos la misma persona.

Pero yo tengo más coherencia.

Enrealidad no.

En ese momento el tren se paro, me asomo a la ventana y noto que ya habíamos llegado.

Me levanto junto a las demás personas y agarró mi mochila, me la acomodo en los hombros y levanto la vista para agarrar mi maleta azul.

En cuanto la veo la agarró y salgo por el pasillo.

Todas las personas empujan y se escucha el llanto de un niño.