Todo comienza desde el comienzo

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Desperté sin los típicos rayos del sol golpeando mis ojos. La habitación estaba oscura y me encontraba entre las sábanas del hombre que amaba.

La noche había sido perfecta.

Me había rendido ante él, entregándole todo lo que poseo. Y él, como un caballero, había sido cuidadoso. Llevándome al cielo de a poco hasta hacerme tener mi primer orgasmo.

Yo tenía fascinación por mi novio, era cariñoso conmigo, se preocupaba de mis necesidades y cumplía todos mis caprichos.

Él era el hombre de mi vida.

Sonreí bobamente, acunandome sobre el pecho de Tom, sintiendo los latidos de su corazón contra mi oído.

—Buenos días

Acaricié su cuello con la punta de mi nariz, captando su esencia para recordarla en todo momento.

—¿Dormiste bien?

Acerté con la cabeza.

Se removió, estirando sus brazos y abrazándose a mi. Me besó los labios tiernamente, haciendo revolotear cientos de mariposas en mi estomago.

—Te amo Tom— Lo miré a los ojos, sonriendo y dibujando círculos invisibles en su pecho —Quiero estar el resto de mi vida a tu lado

Y valla que estaba equivocada. Porque esa misma noche los cuernos de la bestia empezaron a crecer.

[...]

—¿Qué demonios piensas que estas haciendo?

Me gritó cuando hablaba con uno de mis amigos que acababa de llegar a una fiesta a la que Tom me había llevado.

—Nada bebé, solo estábamos charlando.

—Pues ya terminaron de "Charlar"

Le dio una mirada despectiva a mi amigo y éste en seguida huyó del lugar.

—¿Acaso quieres dejarme en ridículo?— Tomó mi codo para acercarme a él, dando un fuerte tirón —El que ya no seas virgen no quiere decir que te conviertas en una zorra.

—Pero yo solo estaba hablando con él. Hace años que no lo veía...

—Cállate— Miró a su alrededor, buscando algo —Nos vamos a casa ahora mismo

—Pero Tommy...

—¡Nos vamos!

Me arrastró hasta el auto, alejándonos de toda la gente que había en aquel lugar.

Tom estaba irreconocible. Nunca antes me había levantado la voz, ni armado una escenita. Nunca se había comportado tan posesivamente.

—Tú— Me hizo girar y ponerme de espaldas al capo del auto —Eres mía.

Tomó mi cintura, inclinándome hacia atrás

—Acuérdate de eso y no tendremos problemas mi amor

Me besó, pero no tan dulce como solía ser. Más bien, parecía reclamarme al estilo más primitivo. Mordiéndome y haciéndome daño.

Lo empujé, dio unos pasos hacia atrás y bufó como un toro embravecido, acercandoce de nuevo y siendo más brusco mientras besaba mi boca.

—No... Tom... ¡No quiero!

Y no fue un empujón, le dí una buena bofetada que resonó en la oscuridad. Ni siquiera estaba arrepintiéndome cuando su mano se proyecto hacia mi hecha un puño.

Chillé de dolor, desplomandome hacía abajo sobandome la mandíbula, pero antes de tocar el piso, Tom me levantó por los costados

—SUBE-AL-AUTO

Y lo obedecí, creyendo que me merecía aquel golpe por haberlo atacado primero. Yendo todo el camino reclinada en la ventana, lloriqueando como una mocosa.

Si creía que después de ese día todo iba a cambiar, estaba muy equivocada. Apenas había presenciado las fauces de la bestia, me faltaba un cuerpo entero que develar.

El diablo tiene nombre [Tom Kaulitz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora