Página 5:
La siguiente semana iba a ese lugar donde yo siempre me siento, tu estabas sentada allí, no sabía que hacer así que me regresé, me hablaste y como siempre volví, me empezaste a contar una vez más de ti y yo te escuché con claridad, aquella noche pasada me viste y te sonrojaste, esta vez no me estabas viendo, terminaste de hablar y me hiciste la misma pregunta.- ¿Porqué no me hablas? - En ese momento me di por perdido, tenías un aspecto enojado, una mirada fría, así que te respondí.- No me gusta hablar, sólo escuchar...-. Me viste a los ojos y te pusiste más roja que nunca.- Tu voz me fascina -. Me exclamó ella, me quedé inerte y me sonrojé, no sabía que hacer y continúe viendote a los ojos.- Ya es tarde, te tengo que llevar a tu casa -. - No importa, me quedo contigo -. La abracé y la besé, ella se quitó y corrió, me di cuenta que arruiné todo otra vez.
ESTÁS LEYENDO
Historia De Un Depresivo Desilusionado
RomantizmYo me sentaba ahí sólo por una razón, ella. Me hubiera encantado poder pausar el tiempo cada vez que pasaba por enfrente de mí.