CAPITULO 1 (Un nuevo comienzo) † †

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Me llamo Brooke Thornell y a mis dieciséis años veo mi vida bastante deprimente (si les contara, hasta el día de hoy lo más emocionante de mi vida fue la visita al dentista la semana pasada). Es verdad, nunca he tenido grandes amigos o si quiera un novio, pero mantengo la esperanza de encontrarme a mi chico ideal; Alto, ojos azul-plateado, pelo castaño obscuro probablemente negro y largo, todo un Michael Fassbender [no pido nada o ¿sí?].

Mi familia consta de mi madre; Ayshane Adams una mujer muy dulce quien me ha apoyado en varios momentos cruciales y bastantes deprimentes de mi corta vida. Mi horripilante hermano mayor Woolf Thornell (o como yo le llamo Inu [perro en japonés]) solo mayor por tres años .

De mi padre, bueno, se llamaba Damón Thornell, todo un caballero como decía mi madre, el falleció hace once años en un trágico accidente en manos un conductor. Creo que eso fue la detonante de mi forma actual; triste y bastante solitaria. Y por último pero no menos importanteCharlie, un Akita muy sociable y juguetón; es quien me ha acompañado en todomomento (Claro, aparte de mi madre) desde hace más de cinco años.

No es muy extraño que nos cambiemos de casa, ya que por lo regular los motivos casi siempre son los mismos. El día cuando mi madre decidió mudarnos (De nuevo) de casa y no solo eso sino también tuvo la gran idea de mudarnos de pueblo, la siempre recurrente interrogante venía a mi cabeza ¿cuándo fue la última vez que me divertí con mi familia?, tal vez nunca o quizás no lo recuerda pero eso queda en el pasado, ahora una nueva vida se deslumbra en este pueblo "Frostwood".

La ventaja de todo esto, es que no extrañare nada, más que la pequeña biblioteca en donde recurría cuando necesitaba de un amigo.

En fin, al llegar a mi "nuevo hogar" ( una casa bastante al estilo "americana") tenía recelo que en este pueblo todos me tomen como una chica rara así como en los lugares pasados.

     -Tendrás muchos amigos. –Dijo mi madre mientras desempacaba aquellos jarros finos de porcelana que le habían regalado mi abuela.

     -Es fácil decirlo ¿no? –Murmure mientras subía las escaleras con mis maletas repletas de libros, películas, bocetos y lápices de toda marca y tono.

Al siguiente día en el desayuno, mi madre menciono unas palabras que hace más de diez años no escuchaba, "Mañana iras a la escuela".

     -¡¿Qué?! –Exclame con tanta injuria.

     -Tendrás que ir a la escuela, ya no te puedo seguir educando en casa, mi nuevo trabajo no me lo permitirá a partir de mañana iras a la escuela sin reproches. –Mi madre lo decía tan fácilmente sin ninguna preocupación, mientras yo por dentro sentía que me devorada un "grogoldin" (Una bestia de mi libro favorito "7 mundos"). Sin más comentarios me retire de la mesa dirigiéndome hacia mi habitación.

     -No puede ser. –Exclamaba una y otra vez mientras acomodaba mis películas de la época de los 90's.

     -¿Yo conviviendo con otras personas? No quiero ni imaginarlo. –No había convivido con alguien desde que iba en el jardín de niños desde que se mudó de casa mi amiga Ema, desde "aquel día".

Solo de pensar que estaré con varias personas en un lugar, más de cinco horas por cinco veces a la semana durante dos años y medio me da nauseas; no puedo ser aquella niña que hacia amigos tan fácilmente como decir "esternocleidomastoideo".

     -Deséame suerte Charlie. –Dije mientras le acariciaba su cabeza.


Nada más dulce que tu sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora