CAPITULO 5 (Una pausa) † †

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Ha pasado varios días desde que Nathaniel ha estado viniendo a mi casa para ayudarlo con su proyecto a pesar de que no vamos en la misma escuela, no me cuesta nada ayudarle en mis tiempos libres, pues es el hermano de una "amiga" además es lo menos que puedo hacer como agradecimiento a su obsequio de cumpleaños. Era un sábado como cualquier otro, sabía que en cualquier momento Nathaniel tocaría el timbre de mi casa anunciado su llegada.

     -Me daré una ducha rápida antes de que llegue. –pensé.

Sin imaginarlo había pasado no más de 3 minutos desde que entre a la ducha cuando escuche el timbre. – ¡No puede ser! –Exclame mientras me quitaba rápidamente el jabón que recorría mi cuerpo.

     -Inu y mama no están en casa, tengo que salir yo. –dije mientras tomaba una bata de baño, baje cuidadosamente las escaleras para no caer y abrí la puerta.

     -¡Brooke!... –dijo Nathaniel con cara de impresión. –discúlpame llegue en un momento muy inoportuno. –Desvió la mirada hacia el techo.

     -Es que estaba en la ducha y hoy llegaste antes, me esperarías por unos minutos a que me cambiara, por el momento ponte cómodo en la sala. –Intente rápido subir las escaleras que al dar el último paso para llegar arriba, resbale y dando giros por las escaleras llegue a la planta baja.

     -¿Te encuentras bien? Te has dando un tremendo golpe. –dijo Nathaniel mientras trataba de levantarme.

     -¡Me duele mi tobillo! –exclame.

     -Te tengo que llevar a un doctor ¡lo más rápido posible! –contesto exaltado, en ese momento me levanto entre sus brazos y me llevo hasta un sofá.

     -Nathaniel, no debes preocuparte posiblemente solo me torcí un poco el tobillo, no es para exaltarse.

     -¿Estás segura? ¿No quieres que te lleve con algún doctor? –me pregunto mientras veía mi tobillo hinchado y de color rojizo.

     -Sí, mejor ayúdame a subir a mi habitación... no creo poder sola.

Cuando de nuevo me levanta entre sus brazos sentí una sensación de a verlo visto antes o conocerlo de cualquier otro lugar fuera de este pueblo cosa que no recordaba en ese mal momento.

     -Nathaniel... esto es muy vergonzoso para mí pero ¿podrías darme la ropa que está en aquel sillón? –pregunte mientras trataba de no ver su reacción al pedirle tal cosa.

     -Por supuesto. –Tomo la ropa que estaba en el sillón y la puso a un lado mío mientras me miraba un poco sonrojado, como si tuviera fiebre. Al terminar de vestirme Nathaniel y yo seguimos con su trabajo en mi habitación, puesto que no podía bajar las escaleras y quería evitarle tener que bajarme de nuevo.

     -Ya no puedo más, me duelen las rodillas de tanto tiempo estar hincado, ¿podemos tomar un descanso? –pregunto mientras se sobaba las rodillas.

     -Claro que sí, ya no aguanto más la espalda, siento como si alguien me estuviera partiendo por la mitad.

    -¿Quien esa mujer? –Pregunto Nathaniel señalando un dibujo que estaba en la pared pegado con un poco de cinta adhesiva.

     -¿Esa mujer? –pregunte. –No lo sé, hace algunos meses soñé con esa mujer, me pareció muy guapa como para retenerla en un corriente dibujo. Intente recrearlo pero mis esfuerzos fueron en vano, ese fue el mejor dibujo que pude crear.

Nada más dulce que tu sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora