Intruso en mi habitacón

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-Derek- Malia habló en un gruñido- ¿Qué haces tú aquí?

-No es de tu incumbencia- dice sin apartar su mirada de mí-. Lárgate.

Me mira extrañada y después vuelve por donde ha venido. Yo no me muevo de donde estoy miro fijamente el suelo, evitando alzar la vista hacia el moreno.

-¿Qué haces tú aquí?- repito la pregunta de Malia.

-La pregunta es- dice acercándose a mí- ¿Qué hacías besando a esa?

Levanto mi cabeza y le miro furioso. Siempre ha sido así de imbécil, pero estos días se está pasando. Primero me trata bien, después me odia, seguido hace como si no existiera y ahora esto.

-Se acabó- le digo apretando los puños-. Estoy harto de ti, Derek Hale. Harto de que hagas conmigo lo que te dé la gana, que me trates como si fuera basura y ahora encima me controles. Yo hago lo que quiero, ¿te enteras? Es mi vida y hago lo que quiero. Te odio, te odio como nunca he odiado a nadie, así que déjame en paz de una vez.

Doy un paso adelante y le empujo con total seguridad de que ni se meneara, ya que es mucho más fuerte que yo, y que quedaré como un idiota. Pero en vez de eso parece que pierde el equilibrio y da un paso atrás, evitando ahora mirarme y parece enfadado, como siempre... pero también algo... ¿triste? Deben ser imaginaciones mías.

No lo pienso mucho más, doy media vuelta y voy a la puerta del instituto. Llego a mi jeep consciente de que aún me quedan dos clases y que debería al menos avisar a Scott, pero no lo hago. Arranco el coche y conduzco hacia mi casa.

Llego a mi destino, le doy un golpe al volante del coche y maldigo en voz alta antes de salir de este. Subo a mi habitación y me siento delante del ordenador dispuesto a buscar información sobre el último caso de mi padre para distraerme y no pensar.

Empieza a sonar mi móvil, lo he dejado encima de la cama así que me levanto y al girarme doy un salto con la mano en el pecho. Derek está sentado en mi cama mirándome fijamente.

-¿Qué haces?- le digo bajando la mano-. Casi me da un infarto.

-No quería inte...

No le dejo terminar la frase levantando una mano para que se calle.

-¿Cuánto llevas ahí y qué quieres?- le digo cruzándome de brazos.

-Llevo un rato- dice levantándose-. Solo quería hablar contigo y...

-No tenemos nada de qué hablar. Vete.

Me acerco a la cama y miro en el móvil la llamada perdida que tengo. Es Scott, le envío un mensaje diciendo que ahora no puedo hablar y lanzo el móvil de nuevo a la cama. Me giro sintiendo una mirada clavada en mi nuca.

-¿Por qué te comportas así?- Me dice Derek, con extrañeza y algo de enfado.

-¿Te molesta que la gente se comporte como tú?

Se queda callado durante unos segundos con la mirada fija en mis ojos.

-Tienes razón, no debería tratarte así- dice dirigiendo su mirada al suelo.

Sin añadir nada más, suelto un bufido y me dirijo a la puerta de mi habitación.

¿Se acaba de disculpar? No, eso no ha sido una disculpa. No es capaz ni de tomarse la molestia de disculparse. Estoy llegando a la puerta, que está entreabierta, pero cuando levanto mi mano para abrirla del todo aparece el brazo de Derek por encima de mi hombro izquierdo y la cierra. Me ha girado y ahora estoy con la espala sobre la puerta y la cara del hombre-lobo a centímetros de la mía.

No puedo evitar mirar hacia sus labios, que están entreabiertos como los míos, siento su aliento, tan cerca y cálido, sin darme cuenta me estoy acercando más a él en vez de apartarme. Está cerca, muy cerca, noto que no reacciona, cierro los ojos...

-Para- lo digo más para mí que para él- ¿Qué haces?

-Por favor, no me trates así. Stiles... por favor- me está suplicando-. Sé que tú también quieres... tu corazón se ha acelerado.

-Eso es porque estás invadiendo mi espacio- no me lo creo ni yo-. Apártate.

-No- lo dice apoyando su frente sobre la mía-. No quiero apartarme.

-Me da igual que no quieras- le digo girando la cabeza hacia un lado para que nuestras frentes se separen-. Hazlo y punto.

-¿Qué te he dicho sobre las órdenes?

Estoy mirando fijamente la pared con el corazón cada vez más acelerado cuando siento que se inclina hacia mi cuello y siento sus labios sobre este, haciendo que mi mente reaccione con un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. Me maldigo al notar su sonrisa sobre mi piel.

-¿Stiles?- Se escucha una voz justo detrás de mi puerta y empujo a Derek para que se aparte.

-Dime, Papá- le digo mirando de reojo al moreno.

-Scott está abajo- dice y añade en un tono mucho más bajo- y parece enfadado, hijo.

-Vale, ya voy. Gracias.

Escucho sus pasos alejarse y suspiro aliviado, miro a Derek y le señalo la ventana.

-Sales como has entrado. No vuelvas a hacerlo.

-Por supuesto que volveré a hacerlo- dice con una sonrisa de medio lado.

Sin darme tiempo para replicar, sale por la ventana.

Un Lobo De Dos Caras // SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora