Atardeceres

No era yo

En mis 19 años de vida nunca me había sentido tan diferente como esa vez que estaba en la librería, era una mañana normal, había comprado un café para mi desayuno, tenía un libro abierto y otros para ordenar, pero lo único que hice fué agarrar el celular y entrar a las redes sociales, me metí a instagram y vi que alguien me había stalkeado, entré a su perfil y lo que me sorprendió fué que era una chica.
Parecía una chica cualquiera, pero empecé a mirar cada una de sus fotos detalladamente, era linda, demaciado linda, tenía el pelo corto, unos ojos que me llamaban la atención cada vez más que los miraba, sus labios tan perfectos, una sonrisa que dejaba ver unos blancos dientes, una figura totalmente ideal,por un momento llegué a pensar que la conocía de toda mi vida... No podía creer que ella me stalkeara, pero yo no sabía quien era.
"Es muy perfecta" pensé

Por un instante me imaginé a su lado mirando un amanecer.

"¡Victoria! ¿Qué piensas? A ti te gustan los hombres, tienes un novio"
Sacudí la cabeza, no me sentía en la tierra, la seguí, dejé mi celular y volví a lo que tenía que hacer.

Yo ya había terminado mis estudios, con ayuda de mis padres había montado mi propia librería, siempre fué mi sueño, tenía a mi novio Luis, no me faltaba nada, pero me sentía incompleta, con él o sin él estaba incompleta, con todo lo que tenía estaba vacía.
"Estoy muy rota..." Pensé por un segundo.
Nunca me había ido bien en el amor, nunca las personas eran como yo creía, pero ese no era precisamente la causa de mi vacío. Necesitaba algo o a alguien y no sabía que.
Precisamente yo no era una chica de desear, no era ni alta ni baja, no era ni gorda ni flaca, tenía caderas y muslos anchos, con grandes pechos que siempre llamaban la atención aunque quería ocultarlos, mi pelo caía hasta mis hombros, tenía unos carnosos labios, una nariz muy peculiar y unos grandes ojos color café que casi siempre estaban acompañados por alguna ojera, producto de las noches de insomio leyendo.
Mi librería no era demaciado chica, pero tampoco era muy grande, para mi era absolutamente perfecta, miles de estanterías de libros repleta de colores según su género, en los vacíos de las paredes habían dibujos pintados, los había hecho yo porsupuesto, según el color y el género al lado había un dibujo, por ejemplo donde estaban los de misterio había un gran Sherlock Holmes con un fondo tenebroso, en los de miedo había un cementerio con una mano saliendo de una tumba y un vampiro sobre volando la zona. Solo había dos espacios en blanco, pero quería pintrlos cuando sucediera algo especial. Había algunos sillones para sentarse a leer, había máquinas de café y chocolate, también siempre tenia galletitas para los clientes, ese era como mi lugar en el mundo.

Pasaron los días y yo veía fotos de esa extraña y preciosa mujer que un día me había stalkeado. Me detenía a mirarla por algunos minutos, me llamaba tanto la atención, tenía la sensación de conocerla pero mi cerebro decía que nunca la ví en mi vida. Mi vida era totalmente normal, estar en mi librería, verme con Luis todos los días, visitar a mis padres y a mi hermano una vez al mes porque vivían lejos, hablar y juntarme con mis amigas, preferentemente Toti y Cande, era una rutina, lo único que cambiaba eran los libros que leía. No estaba conforme, siempre era lo mismo. A veces estudiaba para hacer una carrera en agronomía, también escribía y dibujaba. Pero no me bastaba.
Un día casi llegué a contarle a Sofi de mi inquietud que tenía por esa misteriosa muchacha pero no lo hice.
Sofi era una chica que trabajaba conmigo, a veces ordenaba o limpiaba un poco, atendía, ella era genial, a veces cuando me sentía muy sola podía hablar con ella o ella me hablaba a mi, estaba estudiando para ser profesora de literatura y solo le quedaba su madre, era una gran compañía. No iba todos los días, solo día por medio ya que debía estudiar.

↯※↯

Luego de aburrirme una tarde y ver otra vez las fotos de esa chica me dieron unas inmensas ganas de hablarle, pero... ¿Qué o iba a pensar de mi? ¿Una estúpida que quiere coquetearle? Seguro ella tenía muchos hombres atrás ¿Que tema de conversación sacaría? No era buena en iniciar conversaciones ¿Si creía que era una tonta? ¿Y si no me contestaba?
Luego de una desesperación constante una parte de mi reaccionó, tomó mi celular y escribió:
Vico: Hola ¿Cómo estás?
Nunca pensé que con esas estúpidas palabras mi día se arruinara.