El lugar sercerto

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Florencia: Lo que quieras ¿Que sabes cocinar?
Me puse a pensar. Quería impresionarla.
Victoria: De todo un poco, menos cualquier tipo de criatura acuática y los hongos. Mi gusto no es fino.
Empezó a reír. Otra vez se había sacado la máscara.
Florencia: Bien... Te parece un ¿chivito?
Victoria: ¡Salen dos chivitos al...! ¿Al pan o al plato?
Florencia: Al plato -sonrió.
Victoria: Al plato serán.
Luego de cocinar 35 minutos mis dos y mejores chivitos que haya hecho en mi vida, salimos al balcón a comer. Tenía una vista increíble. Se podía ver gran parte de la ciudad. El día estaba perfecto, no hacía mucho sol ni tampoco estaba totalmente nublado. La temperatura era exacta y yo estaba con una casi desconocida mujer comiendo en mi balcón.
Florencia: Cocinas como los dioses- felicitó mientras se llevaba un pedazo de tomate a la boca. Saboreaba cada bocado con madurez como si fuera un triunfo.
Yo en cambio era totalmente bruta y estúpida. Comía normal. No cerraba los ojos como ella al comer, ni masticaba tan lento, ni me sentaba tan derecha, ni me comportaba como una señorita. Ah... Tampoco cruzaba las piernas delicadamente como ella, yo las cruzaba bruscamente.
Llegué a sentirme pequeña junto a ella.
Victoria: La cocina definitivamente lo saqué de mamá. A papá se le quemaba el arroz siempre.
Florencia: ¿Ahora no?
Victoria: Ahora aprendió. -dije sonriendo. Los extrañaba.
Florencia: ¿Que hacen ellos?
Victoria: Mi papá y mi mamá se conocieron en Brasil, por un curso de cosas del campo. Ahí yo fuí creada. Papá no es de este país, es colombiano. Se mudó acá justo cuando nací. Vivíamos es una granja pequeña. Nuestro sueño siempre fué hacerla una granja turística y... Así fué. Ahora está entre las 5 más importantes del país.
Florencia: Eso explica tu piel café con leche. ¿No tienes hermanos?
Nunca había pensado en el color de mi piel tanto como esa vez, tenía razón mi piel era un café con leche gracioso.
Victoria: Si, uno más chico. ¿Y vos?
Florencia: Por parte de mi padre cuatro hermanos menores y una hermana que también es menor. Por mi madre tensgo solo uno mayor.
Victoria: Siempre quise ener muchos hermanos. Pero con el que tengo me conformo. -reí. También lo extrañaba a él.
Al terminar de comer lavé los platos lo más rápido que pude.
Victoria: ¿Vamos por un helado y luego te rapto?
Seguía mirando mis cuadros, se giró y sonrió.
Florencia: Si, pero yo invito. Tú me alimentaste.
Victoria: Pero yo te rapté lo siento.

Subimos al auto y fuí a poner música. Me frené porque no sabía si le iba a gustar.
Victoria: ¿Que música te gusta?
Florencia: Taylor, Lali, Fifth Harmony...
Victoria: Somos totalmente opuestas en la música.
Florencia: Me conformo con escucharte.
Entonces empecé a cantar. Canté Clara de No Te Va a Gustar.
Me miraba a través de esos ojos verdes y grandes calmada. Sonreía. Yo me sonrojaba porque la verdad es que nunca cantaba en frente de las personas. Aborrecía mi voz.
Frené en una heladería.
Victoria: ¿Dulce de leche granizado?
Florencia: ¿Cómo lo sabes?
Victoria: Intuición femenina.
Al ir a pagar los helados nos atendió una muchacha rubia, muy bonita, la cual miró a Florencia con atención. Ella ni se inmutó. Claramente estaba acostumbrada al ser el centro de atención.
Subimos de nuevo al auto. Me sentí incómoda, como si no quisiera que la miraran.
Sacudí la cabeza y nos pusimos en marcha.
Florencia: ¿Es a fuera de la ciudad?

Victoria: ¿Nerviosa?

Florencia: Solo me aseguro que en serio no me estés raptando. No confío lo suficiente en ti. Aunque soy más grande y podría ganarte.

Victoria: Es alejado de la ciudad si, por eso es especial. Para tu información tengo mucha fuerza. Y si te secuestrara no podrías ir a la policía. ¿Que le dirías? ¿Conocí a una niña hace unas semanas por una red social, me invitó a su apartamento y a comer un helado, luego prometió darme un peseo...me terminó violando en su auto? No me condenarían, por dos razones: Uno, no ye obligué a que me acompañaras; Dos, cualquiera lo haría así que soy inocente. Yo tampoco confío en ti lo suficiente. Solo quiero demostrarte grados de confianza para que tú también lo hagas... Al menos alguna vez.
Me miró asombrada. Esbocé una sonrisa de película cuando la protagonista maneja el auto y cree que se las sabe todas.
Florencia: Creo que no sería un violación si lo hicieras.
En ese momento no sabía en que pensar. Quise parar y besarla. A la vez tuve miedo de ser una más. Pero ella y yo no éramos nada. Solo conocidas. No calificabamos ni como amigas.

Al parque se podía ir perfectamente en bicicleta como lo hacía a veces o en auto. El lugar estaba lleno de árboles y bancos. Tenía todo tipo de flores y guardaba una enorme cantidad de pájaros.
Caminamos en silencio por un sendero de piedra hasta llegar a un arroyo con un puente. En la orilla había un arbol grande con dos grandes troncos cerca del piso. Nos sentamos ahí y miramos el paisaje. No era necesario explicarle lo que iba a hacer yo ahí. No era necesario porque cuando llegó ella hizo lo mismo. Se olvidó de todo, escuchó el silencio y se tranquilizó. Estaba sin la máscara, lo podía notar, tenía una sonrisa fija en su rostro, miró unos patos que estaban en el borde del arroyo y luego me miró a mi.
Tomó mi mano y dijo:
Florencia: Generalmente las personas me dan pánico, vos me diste tranquilidad al verte. Me gustaste. Las personas a mi no me gustan solo me atraen. No entiendo porque haces esto por mi, pero me encanta. Pero tengo miedo. Miedo a destruirlo, miedo a perderlo, miedo a no gustarte, miedo a que no me aceptes, miedo a cambiar lo que soy. Y hace ya muchos años que no sentía este miedo Victoria. Hace muchos años no le tomaba la mano a alguien. Hace muchos años no estoy con una chica más de 1 hora sin robarle un beso. Victoria... Tengo miedo a enamorarme aunque no te conozca...

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