Atardeceres

De cabeza

Al fin me había contestado, me había avalanzado sobre aquel aparato. Ya no me entendia, porque tenía esas ansias de que me contestara, tal vez era por la frustración de que ella no me contestara o por la ilusión de que ella era una persona diferente.
Mi mente daba vueltas pensando en que responderle a su "De nada", no quería contestarle al toque porque pensaría que estoy desesperada porque alguien me hable y tampoco quería dejarla colgada mucho tiempo.
Pero no fué necesario pensarlo.
Florencia: ¿Me escribís a Whatsapp?
Mi corazón se paralizó por unos segundos y llego se aceleró lo más rápido que pudo.
"¿Qué? ¿En serio ella me pide que le hable a Whatsapp? ¿En serio quiere que le hable? ¿En serio me dará su número?"
Se me tambalearon un poco los dedos al intentar escribirle. No entendía porque eso me pasaba, todas esas sensaciones que me provocaba querer tirarme sin un paracaídas de un avión en vuelo de cabeza.
Tal vez exageré un poco, pero el tema es que me sentía tan rara por una persona que no conocía, pero me gustaba sentirme así.
Me sentía como las protagonistas de los libros que leía a diario, llegué a pensar que fué mi imaginación, ahora comprendo que no es así.

Victoria: ¿Me pasas tu número?
Florencia: Está en mi perfil.
"¿Cómo lo notaste Victoria? Ahora va a pensar que sos media boba, y todavía querías hacer que te la sabías todas".
Victoria: Ahh... Si cierto, ya va.
"No se la creé ni a palo que ya sabías ".
Empezamos a hablar y cada vez me daba curiosidad conocerla, era como uno de esos libros que te atrapan y tenés la necesidad de terminarlos.
Me enteré que vivía a unas cuadras de la librería, no me contó mucho de su pasado pero me enteré que tenía una novia pero estaban por terminar.
Cada vez que pasaban los minutos entraba más en la conversación.

Al llegar a mi apartamento pensé que iba a ser una noche normal y tranquila.

Mi apartamento no era ni grande ni chico, la decoración era totalmente sencilla y se puede decir que era acogedor.
Al entrar estaba la sala de estar y a un lado a mi derecha la cocina, la sala tenía un gran ventanal junto a una terraza; en mi terraza tenía algunas flores y un pequeño sofá que era apato para acostarme y ver la noche o los atardeceres. A la izquierda había una escalera en forma de espiral que llegaban a dos cuartos y un baño. A la izquierda era un cuardo donde estaba mi colección de libros, una cama extra y alguna cosa desconocida que guardaba, al final del pasillo estaba el baño, a la derecha mi cuarto.
Mi cuarto estaba pintado de un azul celeste bastante agradable y blanco.

No fué una noche tranquila ya que mis amigas iban a venir, solíamos juntarnos cuando alguna estaba mal, cuando una estaba muy feliz o simplemente por juntarnos. Ese dia era la primera opción y no era una sola, eran las dos.
Llegaron al rededor de las 8:30.
Luego de dos horas escuchar absurdas historias de novios engreídos y estúpidos me miraron.
Cande: ¿Y vos Vico? ¿Que onda con el amor?
Mis ojos se abrieron, no sabía que decirles, ellas sabían lo mismo que yo sabía de Luis.
Victoria: Em... No hemos hablado mucho con Luis, ya saben aparece cuando quiere y...
Toti me interrumpió.
Toti: No nos referíamos a él.
Las miré sorprendida. No sabía a que se referían.
Cande: ¡Oh vamos! Es obvio que lo tenés que dejar y encontrar a alguien mejor.
La verdad es que nunca lo había pensado, últimamente me daba lo mismo que el estuviera a mi lado y que no. Ahí fué que se me ocurrió hablarles de ella.
Victoria: Pues... He hablado con una chica que me parece muy simpática y... Me emociona mucho y no lo se.
Las dos se miraron y empezaron a saltar sincronizadas como si lo que yo había dicho apretará un botón que hacía que ellas se movieran así.
Victoria: No le encuentro el chiste.- dije con un tono de voz frío y seco.
Toti: No es un chiste mi vida, solo que nosotras siempre sospechamos que eras media tomboy y bueno ya sabes... Nos alegramos por ti es todo. - aseguró ella con tranquilidad.
Las miré confundida.
Victoria: Hace un par de días que me habló y no la he visto en persona, no exageren, además no no soy...
Cande: Bueno, el tema es que estás feliz de conocerla se te nota en la cara. - me interrumpió Cande mientras se llevaba unas papas a la boca.
¿Acaso ellas sabían más de lo que me pasaba que a mi?
Sonó mi celular.
Era ella.
Sonreí.
Otra vez ellas empezaron a saltar como desquiciadas.
Solo había algunos problemas. Yo tenía un novio. Yo no conocía a esa extraña mujer. Yo era yo. No quería cambiar.
Ahora entiendo que la gente cambia sin darse cuenta en lo más mínimo.