Capítulo II.

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Capítulo II:

De un momento a otro me encontraba en una gran sala. Las grandes ventanas cubiertas por enormes cortinas de color azul marino apenas dejaban entrar la poca luz de fuera.

El techo adornado por una lámpara de cristal colgaba encima de nuestras cabezas.

Delante de mí se encontraba ese hombre de cabellos verdes. Una mujer de no más de treinta años acababa de traer té para todos.

–Con permiso– susurró antes de salir de la estancia.

La miré hasta que esta cerró la puerta. Entonces dirigí mi mirada al hombre de ojos azules. Él estaba mirando su té con un brillo especial en los ojos. Dirigí mi mirada a Sesshomaru, él miraba con paciencia a su soldado que acababa de tomar un trago.

Sesshomaru carraspeo un poco y el hombre de la armadura roja le miró. Este dejó de beber y me miró con calma en sus ojos.

–Así que tú eres la reina de la nieve– dijo mientras dejaba su taza en la mesa. No dije ninguna palabra.

–Todavía no, es muy débil como para serlo– respondió Sesshomaru examinándome con su fría mirada.

– ¿Me podéis explicar por qué estoy aquí?– Sesshomaru miró al de pelo verde, se levantó y se dirigió hacía una de las ventanas.

–Usted está aquí para reinar sobre los cuatro reinos– respondió con calma en su tono de voz. Le miré confusa.

– ¿Pero los cuatro reinos no tienen gobernantes?– pregunté viendo hacía Sesshomaru, él no se dio la vuelta pero estaba más que segura que sus pensamientos estaban en la conversación que se estaba llevando a cabo.

–Por supuesto, pero tiempo atrás todos los gobernantes estaban a las órdenes de la reina Miyuki Aimi, o más conocida como la Reina de la Nieve.

– ¿Y qué tiene que ver la Reina de la Nieve conmigo?–

–Daisuke– la voz de Sesshomaru sonó por todo el lugar. El de pelo verde giró su cabeza y con una sonrisa en su rostro le vio divertido.

–Aun no puedo decíroslo– hizo una pausa y me miró decidido. – Por el momento usted deberá entrenar con los distintos gobernantes de los cuatro reinos, le ruego sea lo más prudente y paciente con todos ellos. – Miró a Sesshomaru y luego me volvió a mirar. – sobretodo con el Lord Sesshomaru.

Sesshomaru se dio la vuelta y fulminó con la mirada a Daisuke. Este se levantó y con una reverencia salió del lugar, dejándome a solas con Sesshomaru.

Una vez que pasó cinco largos e incómodos minutos me levanté y me di la vuelta con la intención de irme.

–Humana no he dicho que te vayas– me paré al instante y estuve a la espera de algún movimiento de Sesshomaru, a los pocos segundos estaba delante de mí. – Sígueme.

Cuando salió por la puerta solté un suspiro y empecé a correr para colocarme a su lado.

Pasamos por largos y fríos pasillos. Todos adornados con enormes cuadros y estatuas de mármol. Al final de unos de los pasillos se veía un enorme cuadro, en él se encontraba Inu no Taisho con su elegante porte, a su lado estaba una mujer de grandes coletas color plateado y ojos dorados como los de Sesshomaru. Ambos, aunque tenían frialdad en su rostro, parecían muy felices.

¿Será ella la madre de Sesshomaru?

Pensé cuando estuvimos más cerca del enorme cuadro. Sesshomaru siguió su camino sin ni siquiera darle una mirada al hermoso cuadro. Pero yo me quedé allí, admirando la elegancia y la belleza que desprendían ambos seres ahí plasmados.

La reina de la nieve [Inuyasha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora