Capítulo XIV:

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Capítulo XIV:

De madrugada llegamos al castillo, cuando traspasamos las puerta del muro pude apreciar como este estaba en obras.

–¿Qué ha pasado?– preguntó Inuyasha.

–Cuando vinimos a dejar a Rin hubo una emboscada del enemigo.

– ¿Cuántos eran?– preguntó Miroku.

–Solo uno– bajé la mirada y la volví a subir un poco. Me fijé en Inuyasha, este estaba sosteniendo la mano de Kikyo.

Miré a Sesshomaru que seguía dormido en Kirara.

Elevé la mirada cuando las puertas del castillo se fueron abriendo poco a poco, Daisuke estaba justo enfrente nuestra.

Sonrió cuando nos vio subir las escaleras.

–Veo que tiene a la sacerdotisa Kikyo– esta asintió y yo también. Daisuke nos miró a todos detenidamente. – ¿Dónde está Sesshomaru?

Me hice a un lado y dejé ver al albino.

–Está cansado– respondí.

–Entiendo– dijo relajando sus hombros, entonces nos volvió a mirar a todos. – Les asignaré un criado y ellos os llevaran a sus habitaciones– dijo mientras nos hacia paso para entrar en la enorme sala que estaba medio destruida.

Ha perdido todo su esplendor.

Pensé.

Me giré a ver a los chicos, entonces se me ocurrió algo.

Me volví con velocidad y fui con Daisuke, me puse de puntillas y le susurré algo en el oído.

–Quiero que Kikyo e Inuyasha estén en la misma habitación– dije, cuando me separé de él le sonreí y Daisuke asintió.

–Lo siento chicos, pero voy a llevar a Sesshomaru a su habitación– dije subiendo las escaleras con Kirara.

Anduve por unos minutos, hasta llegar a la habitación de Sesshomaru.

Abrí la puerta y Kirara entró, como pude cogí a Sesshomaru y lo senté en la cama.

–Ya te puedes ir Kirara– susurré.

Me senté al lado de Sesshomaru y empecé a quitarle la armadura, que he de decir que me costó lo mío.

Dejé la armadura en el suelo y me volví a sentar al lado de Sesshomaru, su rostro dormido seguía siendo implacable y perfecto en todos los aspectos.

Suspiré y acaricié su rostro con mi mano.

Sonreí y me acosté a su lado, puse mi mano en su pecho y me abracé a él.

Miré hacia la ventana, las estrellas se veían perfectamente desde la cama.

No tenía ganas de dormir, pero estar al lado de Sesshomaru me ponía en un estado de paz y tranquilidad que nunca antes había sentido con alguien.

Poco a poco cerré mis ojos.

Cuando desperté, Sesshomaru no estaba a mi lado.

¿Otra vez me despierto y no está conmigo?

Pensé sentándome en la cama y viendo las sábanas.

Levanté la mirada y vi todo como estaba en la noche anterior, sólo que la armadura de Sesshomaru ya no estaba en el suelo.

Me levanté y salí de la habitación, empecé a andar.

Estaba admirando el castillo como lo solía hacer cuando estaba antes aquí.

La reina de la nieve [Inuyasha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora