Capítulo III:

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Capítulo III:

Me levanté con los rayos del sol. Me senté en la enorme cama y vi a mí alrededor.

La habitación era de color dorado, un espejo adornaba la esquina de esta. Un enorme armario de color blanco se veía justo en frente de la cama.

Me levanté de la cama, me di cuenta que con el enfado de anoche me dormí con la misma ropa que tenía puesta.

Antes de que me diese tiempo a dar un paso más, alguien llamó.

–Buenos días mi reina– Daisuke inclinó su cabeza al entrar en la habitación. Bostecé y le saludé con la mano.

–Buenos días Daisuke– dije al final con una sonrisa.

–Dentro de diez minutos le vendrán a traer...

–Daisuke, anoche te dije que me puedes llamar por mi nombre–él me sonrió.

–Dentro de diez minutos te traerán la ropa, luego debes bajar abajo– hizo una pausa antes de salir de la habitación. – Te espera el señor Sesshomaru, y parece tener muy buen humor hoy.

Tragué en seco al ver la sonrisa que me regaló Daisuke al salir de la habitación.

Una vez pesados los diez minutos alguien llamó a la puerta.

–Pase.

Entró la misma joven que trajo ayer el té. Cuando levantó la vista pude ver sus hermosos ojos rojos, ella me sonrió con dulzura y yo le correspondí la sonrisa.

–Buenos días mi reina, soy Akane y seré vuestra sirvienta durante su estancia en palacio– hizo una reverencia aun con la ropa en la mano.

–Encantada Akane– se acercó a la mesa que había al lado de la puerta y dejó allí la ropa.

Me indicó que me acercara a ella y me sentara en la silla.

Me senté y me vi en el espejo, Akane empezó a trabajar mi pelo. Quince minutos después lo tenía amarrado en una trenza, también me apartó el flequillo de la cara.

Me levanté y me di la vuelta con una sonrisa en la cara.

–Gracias Akane, ha quedado impresionante.

–Eso no es nada mi reina– me sonrió.

–Te voy a pedir que no me llames así, dime solo Kagome.

–No puedo mi reina, sería una falta de respeto ante usted.

–No, no, para nada– le sonreí con incomodidad.

–Está bien, si usted lo desea así será.

Después se colocó al lado de la ropa y me sonrió.

–Esta ropa la ha elegido la señora Emiko– vi hacía el pequeño vestido azul con pequeños copos de nieve blanco.

Sonreí al verlo. Me acerqué a Akane y cogí el vestido entre mis manos, al ver lo corto que era casi me daba algo.

– ¿T-tengo que ponerme este vestido tan corto?– Akane asintió.

–Por supuesto, Emiko no perdonará que la reina de las nieves no sea provocadora.

–Dios mío, eso es horrible.

Akane me ayudó a desvestirme.

– ¿Qué quieres que haga con esta ropa tan extraña?– preguntó viendo mis vaqueros.

La reina de la nieve [Inuyasha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora