012; Lex Luthor

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La mañana había comenzado de una forma normal para Abie, había logrado subirse a un colectivo y conseguir un asiento libre, su café matutino estaba delicioso como siempre y procuro comprar otro para su jefe. Mentalmente Abie se sentía descansada y lúcida como ninguna otra mañana que le había tocado sufrir esta semana, llego 10 minutos antes de su hora de entrada y consiguió tener todo listo ante la llegada de la supervisora de Lex Corp.

La mañana no podía empezar de mejor forma.

Abie se sentó detrás de su escritorio y prendió la laptop para comenzar con su trabajo de Asistente. Aunque ella era simplemente eso, "Asistente de Secretaria", era más complicado cuando se trataba de servir a una de la mano derecha de la mente mas brillante de toda la corporación.

Le avisaron por el teléfono que su superior había llegado, rápidamente oculto el café y muffins que había comprado extra y se coloco al lado de la puerta para recibirla.

La superiora de Abie entró a la habitación con la mirada en alto y su paso firme, detrás de ella venia el Joven Lex Luthor, la mente mas brillante de todo este edificio, el que prácticamente mantenía esta corporación en pie y superaba a todos en todo; inteligencia, dinero, físico y hasta, se atrevería a decir, atractivo.

Lex paso por su lado, de forma furtiva miro a Abie y le dedico una sonrisa que para el resto fue imperceptible, pero no para ella, no para Abie.

Finalmente entro a su oficina, dejándola sola y con el corazón latiendo con fuerza.  Simplemente sonrió feliz y volvió a su escritorio, esperando que su superiora saliera de la oficina de Lex para completar su rutina matutina.

Y ese que para Abie aquello no podía faltar.

Los minutos pasaron y con ello, la presencia de su superiora desapareció de la habitación, dejando el eco de sus tacones como recuerdo de su presencia.

Abie espero unos minutos mas, para asegurarse de que nadie mas requería la ayuda de Lex y se levantó, tomando en sus manos lo que había comprado para el. Se acerco a la puerta y toco suavemente con la punta del pie, puesto sus manos estaban ocupadas sosteniendo la caja y café extra que había comprado.
Fueron solo segundos lo que tardo Lex en atenderla y recibirla con una hermosa sonrisa, de esas que solo el le dedicaba a ella y a nadie mas. Abie sintió sus mejillas arder y respondió con una sonrisa tímida, pasando hacia la oficina de Lex lentamente y con cuidado, mientras sentía como el cerraba la puerta detrás suyo. Suspiró al sentir el riquísimo perfume característico de Lex entrar por sus fosas nasales y no pudo sentirse mas feliz.

Se encontraba viviendo lo mejor de las mañanas. 

Abie se mantuvo quieta en el medio de la habitación, mirando atentamente como Lex caminaba hacia su escritorio y se sentaba detrás, esperó tan solo unos segundos y cuando el asintió, se acercó.

No pudo evitar reír por lo bajo al ver una bandeja de desayuno sobre su escritorio, un desayuno elegante y sofisticado, justo como esperarías que alguien como el tomara, sin embargo, estaba intacto. Lex no lo había ni tocado y eso hizo que Abie se sintiera orgullosa de sus acciones. 

Todo valía la pena por el.

Dejó suavemente la taza térmica sobre el escritorio de caboa —cuyo contenido era un frappé de vainilla— y, por otro lado, dejo la caja que contenía la mas exquisita mezcla de muffins que consiguió, caseros y recién salidos del horno de la panadería en donde los había comprado.

Lex alzó una ceja sorprendido ante el paquete extra que ella había llevado, miró fijamente a Abie, buscando repuestas en su mirada, sin embargo, ella simplemente lo invitó a explorar los nuevos sabores exóticos que ella había comprado especialmente para el.

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