Capitulo 4

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Al día siguiente Anabel no me podía ver a la cara siquiera, no estoy molesto con ella, sé que no es su culpa ser una drogadicta es culpa del tal “Rogelio”

Además no creo enojarme mucho con ella, es difícil hacerlo... Bueno en veces es bastante irritante pero de igual manera la quiero

-Anabel-la llame de la manera más sutil que pude.

-Dime Alex-seguía susurrando.

Entonces me acerque a ella y le levante la cara en busca de su mirada.

-Mira Anabel, lo que hiciste ayer no estuvo ben, cierto, pero no es tu culpa, prometo ayudarte a superarlo, yo te amo y por nada del mundo te dejare ¿okey?-entonces me acerco lentamente y la beso.

Todo el día paso normal, ella se ponía a leer, y yo fui de compras a la ciudad claro.

Nosotros vivíamos en Hermosillo Sonora, pero a más de una hora de camino se encontraba el lago.

Y aunque sé que yo nada mas salía a la ciudad, no quería arriesgarme a perder a Anabel... no quería, tarde o temprano va a salir de aquí, pero por ahora no.

Hoy había vuelto a dormir en su cama, ya se nos había hecho costumbre.

Quien lo diría, me termine enamorando de una chica que casi atropello, pero da la casualidad que esa chica es drogadicta, la trataron de prostituir, es la mejor cocinera, y no quisiera que esto terminara.

En la noche escuche unos gemidos de dolor en mi oído, al despertar me hayo con Anabel ardiendo en fiebre y retorciéndose de dolor.

Rápido voy a la cocina y tomo un trapo con agua  helada y se lo pongo por todas partes a Anabel, me da miedo ir a la ciudad y dejarla aquí sola en ese estado.

Por suerte la fiebre va bajando lentamente hasta que se le baja por completo.

Si le hubiera pasado algo no se que hubiera hecho.

NIGHTMAREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora