CAPITULO 3

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- Oh, valla, es una pena - dije preocupado, de momento reaccione, había olvidado quienes estaban a mi alrededor.

- Pero no te preocupes, ya esta mucho mejor, ya verás que muy pronto regresará - dijo tiernamente.

- He, sí, espero que se recupere pronto, jeje, nos vemos - dije un poco nervioso, esa chica era muy simpática, trate de disimular y me fui cómo si nada a mi lugar.

No había visto detenidamente a esa chica era muy linda, al saber que aquel chico se encontraba bien, regresaron los ánimos que había perdido, aunque más aún por saber que sentía atracción por las chicas, eso me hizo el día.

Era como si hubiera vuelto a la vida, sentía que todo lo demás no importaba, estaba muy a gusto.

La chica peliplata llamo la atención de todos para avisar que Daring se reincorporaría a clases, la siguiente semana.

Todos se emocionaron, se les veía que estaban ansiosos por su regreso.

- Si claro, yoo-hoo - susurré, tal vez si supieran cómo era en realidad, no se alegrarían tanto.

En eso sonó el timbre para salir al recreo, pero el profesor nos hizo guardar silencio, dando a cada uno una invitación para nuestros padres, por motivo de la clausura.

- Espero que todos sus padres puedan asistir a gran importante evento - dicho esto el profesor, se comió una hormiga y nos dio permiso de salir.

En el recreo mis amigos estaban muy emocionados por la invitación, presumiendo la gran presencia de sus padres, de momento se formó una mirada triste en el leopardo, volteandonos a ver.

- Eso significa... - se quedo callado, con la mirada baja.

Así era, dentro de poco ya no podríamos vernos tan seguido, hasta yo me sentía mal, sabía que necesitaba un abrazo.

El puma y yo lo abrazamos, preguntando que significaba.

- Que ya no podre ver al chico "Wero" - empezando a fingir que lloraba.

Mal agradecido, y yo preocupándome por él, sólo me aparte y empezé a almorzar fulminandolo con la mirada.

Después del recreo, salimos nuevamente al patio, a la clase de deportes, estaba tan distraído pensando en tantas cosas, que olvide el libro de juego en el aula.

Al entrar al salón, vi un cuaderno muy llamativo que decía dedicatorias, al obsérvalo mejor me dí cuenta que le pertenecía a aquel chico rubio.

Sin pensarlo, cómo si de reflejo se tratara, lo tomé, y lo escondí debajo de la mesa del escritorio, atorándolo bien para que no cayera, poniendo un poco de cinta adhesiva.

Salí al patio como si nada, traté de concentrarme y poner atención, aunque de vez en vez, inconscientemente se formaba una sonrisa en mi rostro, que al instante borraba, no queria que nadie sospechara.

Al regresar al salón inmediatamente se dieron cuenta que faltaba el cuaderno de dedicatorias, el profesor dijo que se revisarían las mochilas, aunque no había por que preocuparme, sentía que descubrirán mi fechoría.

La loba se veía preocupada, pero no dije nada, sólo escuchaba lo que le decían.

- A lo mejor no lo trajiste, y ya no te acuerdas - dijo la guacamaya.

- No te preocupes, de todos modos, sé que Daring, no se molestara, fuera preocupaciones corazón - dijo la peliplata guiñándole un ojo y abrazándola.

Después de un buen rato de suspenso, terminaron las clases y salí con los felinos.

Sin darse cuenta me escabullí entre los demás para regresar al salón y tomar el cuaderno.

Fui hacia el escritorio, y me senté en la silla para poder agacharme, sin alzar sospechas.

Para haberlo hecho de momento, lo había atorado muy bien...

Amor sin Sentido 2 (ChicoxChico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora