CAPITULO 22

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ZOÉ

Lo miré unos segundos sin saber como reaccionar o que decir, Reyes respiraba a su manera agitada con sus ojos clavados en los mios.
Se recargó en la pared y tomó mi mano para acercarme a él de manera lenta y suave, la forma en que me da a entender que no quiere hacerme daño.

–Se que es extraño– susurró de manera pasiva, con una voz mas ronca de la común, su mirada bajó a nuestras manos entrelazadas o al menos la suya que enredó sus dedos con los mios –Pero no podía ocultarlo mas, me sentí desesperado– levantó su mirada para verme, sus ojos brillaron como si fueran literalmente estrellas.

–Reyes...– susurré acercándome un poco a él sintiéndome atraída por un segundo a su dolor –Ya no me llames así– respondió él de inmediato apretando mas mi mano, bajar la mirada y hablar en un tono medio desagradable pero a la vez triste, dolido –¿Qué?...– susurré confundida pero me tomó unos segundos saber que era su apellido lo que le molestaba –¿Por qué te molesta?– él me miró y frunció el ceño como si fuera clara su rabia.

–No me gusta porque me deja en claro que nunca tendrás la suficiente confianza o razón de quererme como yo te quiero, de que demos un paso mas– soltó mi mano y me abrazó poniendo sus manos en mi espalda apegandome a él, puse mis manos en su pecho y mirar sus ojos que ya estaban perdidos bajo un mar de lágrimas –Quiero que seas mi novia, quiero que seas mía, solo mía– susurró.

Me quedé sin palabras porque esta es la primera vez que tengo una declaración tan melancólica. Se notaba como él quería llorar porque sabía perfectamente que entre los dos no podía ocurrir nada, absolutamente nada ya que uno de los dos no sentía algo especial, algo fuerte.

Lo tomé las mejillas para que nuestras miradas se juntaran, me puse de puntillas para poder alcanzar sus labios y con un pequeño roce de piel lo besé de una manera corta, un beso de un segundo y sin movimiento. Nos miramos unos segundos y ambos pedíamos mas con la mirada por lo que él tomó el siguiente paso y me besó de nuevo pero esta vez de una manera mas movida, mas seductora pero no para excitar si no para mostrar lo que sentía.

Nos separamos en cuanto nos faltó el aire y al ver a Reyes, él se veía maravillado a pesar de tener su rostro serio –Hector...– susurré sin saber bien lo que acabamos de hacer, ese beso fue algo realmente sorprendente, el sabor a menta mezclado a sangre era realmente doloroso y dulce.

–Ese beso...– musitó Reyes acariciando mis mejillas con ambas de sus manos, grandes manos ásperas llenas de callos por los trabajos que tiene en su hogar y que no logran desaparecer, manos que lastiman mis mejillas pero que no me molestan –Zoé, me gustas demasiado ¿Crees que podamos tener algo?– observé sus ojos con la ayuda de la luz del pasillo y miré como esperaba una respuesta ansioso.

Me tomé unos segundos para pensar en esas probabilidades, ese beso hizo que me conmoviera un poco y me hiciera dudar, cuando estaba por responder él pareció saber mi respuesta ya que se abalanzó sobre mis labios de nuevo tomándome con fuerza de mis mejillas como si no quisiera que huyera.
La puerta de mi habitación se abrió y salió una Angélica soñolienta.

–¿Por qué tanto ruido?– dijo entre dientes demasiado cansada, Reyes y yo nos separamos de inmediato al mirarla. Ella al mirarnos sobresaltó los ojos, los cuales poco a poco fueron cristalizados –¿Q-Qué estaban haciendo?– susurró temblorosa, con la voz ahogada.

–Angélica...– susurró Reyes vigilando sus movimientos como si en cualquier momento fuera a hacernos daño –Dejame explicarte– musitó acercándose a ella lentamente pero Angélica no lo soportó y lo empujó.

Me quedé sorprendida, era en verdad algo sorprendente el que nos haya mirado besarnos pero ¿Por qué se ponía en ese plan de romperse en llanto y agredir a Reyes?
Me le acerqué sin la menor delicadeza poniendo mis manos sobre sus hombros –¿Por qué te afecta Angélica?– pregunté antes de que me apartara y no me dejara hablarle.

Hubo un silencio que pareció ser eterno que comenzó a consumirme por dentro –¿Acaso no está claro?– dijo ella en un tono serio y a la vez peligroso hablando entre dientes para no romperse aun mas. Fruncí mi ceño confundida y me quedé callada esperando su respuesta –Yo me le declaré antes a Reyes– arquee las cejas sorprendida, esto debió ser algo en verdad duro para ella entonces, ver como la chica que tanto aborrece besar al chico que quiere debe doler.

–Angélica, yo...– musité avergonzada y con miedo a lo que fuera a pensar, a decir o hacer –Yo la besé– dijo de inmediato Reyes poniéndome a su espalda enfrentando a Angélica él solo –Yo le robee ese beso, fue un beso a la fuerza– dijo de manera seria, de forma dura –¿Recuerdas que dije que yo estaba enamorado de otra chica? Pues esa chica es Zoé– sobresalté mis ojos, esto estaba siendo muy fuerte para ambas «¿¡Cómo es que soy tan idiota!?» pensé abrazándome a mi misma.

–Siempre es Zoé– gruñó Angélica –Siempre es Zoé quien debe ser la protagonista de todo, peleas, abuso, romance– dijo entre dientes –Solamente por ser una chica seria y cobarde– quitó a Reyes de en medio y se puso enfrente mio rozando su aliento con el mio, no pude evitar retroceder por el miedo –Ojala te mueras– escupió con sorna.

Fruncí mi ceño bastante dolida, cuando abrí los labios para decir algo en mi defensa nada salió de mi boca.

Era muestra que estaba por llorar.

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