CAPITULO 28

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ZOÉ

–¿Qué se traen ustedes dos?– preguntó en bajo Alec con sus ojos encima mío mientras estaba sentado en una de las bancas del gimnasio del primer piso conmigo enfrente sujetando la toalla blanca debajo de su nariz limpiando la sangre.
–Trata de estar callado y no hacer preguntas que no te corresponden– respondí algo irritada pero no podría estarlo demasiado con él, me defendió y es algo que muy pocas personas hacen ganándose tener mi lealtad por su confianza pero igual mi pena por ellos.

Alec suspiró cerrando los ojos.

–Vamos, baja la cabeza. No quiero que te ahogues con tu propia sangre ¿Entendido?– el asintió tomando la toalla en su mano e inclinar la cabeza decepcionado. Suspiré –Te debo un favor– levantó la cabeza de inmediato sorprendido –¿Qué?– fruncí el ceño mirando a Alec un poco más irritada.

–Hazme el favor de decirme que pasa con Ángel y contigo– dijo en un tono mas ronco de lo normal pero con el rostro de niño de siempre en él.
–No– dije molesta cruzandome de brazos –No esa clase de favores– dije entre dientes.
El bufó –Valía la pena intentarlo– volvió a inclinar la cabeza –Solo que Angélica lleva siendo mi amiga por un buen tiempo y desde la conocí nunca dejó de hablar de "la chica de cabello vino"...– alzó la mirada de nuevo precionado la toalla contra su nariz y soltar un gruñido se dolor, tomo la toalla por él quitando su mano de encima mirándolo de manera seria sin querer preguntar más ya que él lo diría todo –Y desde que viniste pensé de inmediato en ella– suspiró –Me agrada mucho pero sinceramente...– dijo apenado desviando la mirada –No se compara contigo– dijo muy en bajo.
–Por eso me odia– contesté ronca mirando su nariz irritada e inflamada ya algo morada –Ocuparás ir con un médico, tu nariz está cambiando a un color anormal– él negó rápidamente.
–Dame más detalles
–No soy esa clase de persona
–No me importa, dime– insistió, me negué –¡Dime!– chilló ronco.
Fruncí el ceño.
–Si no te callas seré la siguiente que te rompa algo– dije entre dientes ya molesta sintiéndome cansada –Hablo enserio Mathew– a él no le pareció importar.
¡DIME!– gritó en alto llamando la atención. Suspiré y negué golpeando de su frente de manera suave, era suficiente que tuviera la nariz rota, al parecer no se me puede tomar nada enserio porque al final no es nada serio.

Le dejé la toalla en sus muslos en cuanto la solté, tomé mi maleta colgando de la correa negra sobre mi hombro y suspirar –Será poco a poco. Primero gánate mi confianza– dije de manera suave pero sin dejar lo seria.
Él chilló desconcertado.

–¿¡Aún no me tienes confianza!?– gritó pareciendo estar enojado pero cuando lo miro él está tal vez jugando –Eres muy cruel– balbuceó.
–Lose– le guiñé y salí del gimnasio hasta que él corrió hasta a mi poniéndose a mi lado.

Suspiré como si me molestara su existencia por este momento aunque no me importa tenerlo aquí.
–¿Quieres jugar conmigo?– preguntó ronco con el pañuelo aun en su nariz, no se salvará tan pronto de ese paño ya carmesí.
Lo miré confundida –Ya estás muy grande para jugar ¿No lo crees?– rasqué mi nuca y después pasar mi mano por mi coleta.

El rió ronco y soltar un quejido de dolor después.
–Bueno, es un juego de adultos– me sonrió, no sabría decir si esa sonrisa mostraba maldad porque en su rostro es algo muy poco común ver.
–Dime las reglas y de qué se trata– solo quería saber que era lo que me pedía, no creo jugar con él, menos un juego de adultos.

–Bien, mi juego trata de quién pierda la siguiente pelea contra Ethan dirá sus mas oscuros secretos– se detuvo junto conmigo al mismo tiempo –O mejor dicho, quien mas dure con él encima del ring– me guiñó.
Negué lentamente –¿Yo para que quiero saber tus secretos?– susurré en bajo algo desconcertada.
–Porque mis secretos son los de Ethan también– dijo con malicia, dejando el paño a un lado con la nariz dejando de sangrar pero formar un hilo de sangre por su poro derecho.
Fruncí el ceño y negué de nuevo.
–¿Enserio no quieres?– dijo ronco, comenzaba a parecer un sujeto demasiado peligroso –Porque se que hará contigo cuando se entere que le mentiste– sonrió, eso hizo que sobresaltara los ojos sorprendida.

–¿Qué?– susurré –¿Mentir? Estás diciendo tonterías, yo apenas le dirijo la mirada a ese sujeto– dije entre dientes. Él alzó los hombros.
–Se que él fue a tu escuela, que te secuestró y que te pidió que le confesaras tu falta. Se lo que le dijiste, se que le dijiste que faltaste por tus estudios mientras que lo hiciste para no perjudicar a Angélica, a la colombiana y para ser esclava de esa zorra de nombre Aline– susurró en mi oído de manera peligrosa –Y yo se que te hará Ethan en cuanto sepa que le mentiste porque así...– hizo una seña de poco enfrente de mis ojos –Está de enterarse. Por lo que si juegas conmigo y llegas a ganar, no solo te diré el secreto para salvarte de Ethan y su masacre si no que también te cuidaré– se separó de mi lentamente, mirarme fijamente esperando una respuesta con una sonrisa llena de maldad en la cara.

Me quedé pensando en mi respuesta en segundos aunque era clara la decisión.
Asentí y extendí mi mano para estrecharla –Vale, pero no solo quiero que me digas que es lo que hará Ethan– susurré en bajo –Quiero que me digas quien es Ethan– lo fulminé con la mirada esperando una decisión. Se quedó callado pensando en la respuesta serio, sonrió con la dulce y tierna sonrisa de antes y estrechó mi mano con fuerza pero sin lastimarme.

–Bien pequeña, es un trato– balbuceó como siempre en su tono agradable –La proxima evaluación es el fin de semana, así que preparate– soltó mi mano para besar mi mejilla –Nos vemos, espero y la suerte esté contigo– me miró por encima del hombro y se fue.

–Mierda...– dije sorprendída en cuanto Alec dejó de verme.

¿Que hice?

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PERFIL: CHRISHARUKO

Alec en multimedia.

ETHAN IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora