Te presento a:

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¿Debería hablar?
¿Debería darle un apretón de manos?
¿Pareceré débil si dejo todo tal como esta?
Me he sumergido y la culpa emerge.
Supongo que no estoy bien.
Supongo que estoy loco.

Odio que afirmes
Que no luche por ti
Cuando respirabas sobre toda mi cicatriz.
Siempre cerca de cerrar
Me di por vencido.
INSANE/ Damien Rice

Victoria no fue fácil de convencer.

La cena sería un viernes, así que no estaba en los planes de ella modificar un día tan estructurado por una simple cena entre abogados.

Pero Greg la conocía ahora y sabía como tratar el asunto para hacerla considerar la idea.

Así que con solo 15 días de antelación logro que Vic aceptará la introducción de esta cena. Para Greg habían sido unos 15 días llegados del mismísimo infierno, si Bruck antes era un hijo de perra, esos 15 días se había superado hasta el punto de que realmente Greg lo odiaba.

Aun así la expectativa de hacer por primera vez una aparición con la mujer, que él esperaba en un futuro fuera su novia para después hacerla su esposa, lo motivaba.

Recogió a Victoria a las 8 en punto. Ella desconocía en que firma trabajaba Gregory, jamás lo había mencionado, si lo hubiese hecho, ella jamás habría aceptado ir y mucho menos seguir viendo a Gregory ya que él trabajaba con un hombre que Victoria no quería, ni podía pronunciar el nombre.

Así que cuando ambos estacionaron en el elegante lugar donde se llevaría acabo la cena, ella bajo tranquila del brazo de él, que para ella era un amigo.

Bruck estaba en una conversación con los nuevos socios, la mayoría había ido acompañado de sus esposas, los que estaban solteros con sus novias, y un par como él, que sabía del rigor de llevar acompañante optaron por simples compañías nocturnas. Amigas con derecho o simples conocidas, en su caso, era un poco de ambas.

Claudia era una amiga fortuita a la que conoció en una comida con un cliente, la chica no dejó de buscarlo por meses y aunque Bruck siempre era frío y poco dispuesto a socializar, terminó metida en la cama con él después de muchos fallidos intentos de parte de ella.

No era difícil adivinar lo encaprichada que ella había quedado de él, desde el primer instante.

Un abogado que tenía por delante una carrera ascendente y prometedora, tenía las cualidades físicas que a muchas mujeres enloquecía. Castaño, ojos verdes, veteados de color miel, unos ojos extraños como el portador, fríos y duros; pero enloquecedores. Nariz perfilada, labios delgados pero bien formados, en especial el labio inferior, ese era irresistible; mandíbula cuadrada y masculina. Atlético, Delgado, siempre vestido impecable, en especial cuando decidía no usar corbata y sus dos botones superiores de la camisa estaban desabotonados; todo eso rematado con ese porte seguro y elegante. Era un hombre imponente, al cual se sumaba esa aura llena de misterio que muchas mujeres querían penetrar.

Bruck vio la posibilidad en esa chica para la simple necesidad física, realmente no le atraía. Claudia era el antagónico de lo que era la mujer que aún reinaba en su mente;  pero ella era tan disponible que no se sentía culpable cada que la echaba de su departamento justo después de haber tenido un simple polvo.

Claudia era otro asunto, ella veía en Bruck el partido perfecto, había quedado enganchada de él desde la primera vez que vio ese andar seguro y esos ojos tan enigmáticos e inexpresivos. Se imaginó lo que sería poder volverlo loco, enamorarlo, hacerlo reír, lo que sería que ese hombresote tan intimidante pensará en ella y se enamorara de la espectacular mujer que ella creía ser.

DÉJAME IRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora