En el jardin

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Podríamos luchar por el mañana,
Hasta que el mañana este en el pasado.
Hemos destruido lo hermoso,
para probar que nada bello dura.
He quedado atrapado detrás de la puerta, para probar que no hay salida.
He quedado atrapado entra la duda y la pregunta.
He odiado, he metido, he sido culpable y negado.
He matado para probar que estoy en lo correcto.

¿Qué tal si me equívoco?

What if i wrong / Damien Rice

El despertar a ese sábado siguiente fue distinto.
Para Victoria, fue dejar por un momento de ordenar tanto los movimientos rutinarios. Aún lo hacía, pero era menos consciente de ello; aún pasaba por esa puerta con ansias de abrirla y acostarse en esa cama de colcha blanca, aún quería los recuerdos que en ella habitaban; pero también quería seguir adelante.

Aiden despertó en un departamento que nada tenía como referencia a su pasado. Nada menta, nada de colchas blancas. Se levantó, se dedicó a su higiene personal, se vistió con ropa deportiva e hizo la rutina de todos los sábados por las mañanas: salió a correr.

Corrió siguiendo su ruta establecida, pensando una y otra vez en la mujer de sus recuerdos.

«—¿Qué sostienes detrás de la espalda?—Pregunto él con una gran sonrisa, mientras ella trataba de ocultárselo.

—No es nada— le respondió con una mueca que igualaba la de él.

—¿Debo adivinar?— pregunto acercándose a ella sin dejar de sonreír.

Los ojos de Victoria brillaban de emoción.
—Inténtalo... Pero no adivinaras.

Aiden llegó hasta ella y la rodeó con los brazos mientras su boca apresaba con ansias la de ella.
La "sorpresa" quedó olvidada por un rato y ambos se dedicaron a amarse en esas escaleras»

El recuerdo le sorprendió de lo vivido, y no es que él no tuviese este tipo de recuerdos que mas que recuerdos parecían estar sucediendo en ese instante. Lo que ocurría es que jamás le había pasado cuando él estaba en un lugar público. La realidad es que esos recuerdos eran parte de sus noches, mientras se sentaba solo en la sala o se acostaba en la alcoba.

Se sentó en el escalón de una casa de esa calle. Necesitaba despejar su mente.

«—Pondré muchas lunetas y bolitas de colores— Dijo Ella sonriendo con sus ojos azules brillando ante la expectativa de tal cantidad.

—Si pones tantas bolitas de colores, taparas por completo el pastel y no se verá la dedicatoria— respondió él abrazándola y dándole un beso.»

Bruck se recargo en las rodillas y trató de respirar con normalidad, sentía dolor, los recuerdos solo le causaban dolor y no podía ver tanto; ya no podía ver tanto.

«Podras hacer esos pasteles que tan ricos te salen»

Él que iba a saber...que demonios iba a saber...

Victoria terminó sus quehaceres en el hogar y tomó su bolso para ir por las compras.
Todo tal cual lo hacía cada sábado desde hacía 3 años.
Salió y camino por la calzada de su entrada y rodeo esa baldosa, la sexta desde la puerta hacía la calle o la tercera, si contabas desde la calle hacía la puerta de entrada.

Subió a su coche y fue al súper.
Llegó sin contratiempos y se dirigió a sus tareas.

Su mañana transcurrió tranquila, y cuando regreso del súper lo que menos esperaba, era ver su silueta en la entrada de su hogar.

DÉJAME IRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora