Despertando nuestros sueños

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Me deje llevar, podría haber derrumbado la noche.
Estaba seguro que no te encontraría en casa.
Me dejaste atrás.
Ninguno de nosotros quiere estar solo.
Vuelves a casa.

Me encontré solo, buscando algo que sostener.
De alguna manera perdí todo en lo que creía.
Nunca me encontré tan bajo.
Podrías haber llamado si me necesitabas.

Ahora vuelves a casa.
Tratando de perdonar.
Vuelves a Casa.
Tratando de seguir adelante.

Lonelily/ Damien Rice

Aiden manejo con tranquilidad, Victoria iba a su lado, en el asiento del copiloto, con la misma tranquilidad de él.

Hicieron el camino de vuelta como si jamás hubieran dejado de hacerlo juntos. Aiden estaciono su Fiat en el mismo lugar que lo había hecho durante 5 años, cuando este era su hogar.

Bajaron del auto y caminaron hacia la entrada a la casa donde iniciaba la pequeña calzada de 9 baldosas que terminaba en los 4 escalones que conectaban al porche, donde descansaba una puerta de doble hoja hecha de madera oscura con una ventana de cristal cincelado en ambas partes.

Victoria se paró en el inicio de la calzada, él se puso a su lado. Ambos vieron la casa beige con terminaciones blancas, la casa que ambos escogieron hacia 8 años. La que aún tenía 5 años de hipoteca por delante. Una casa de 3 habitaciones con sus baños.
Con una sala grande y chimenea, con una gran cocina​ aireada que poseía una hermosa isla de madera pura en medio.
Una isla que sirvió para estrenar su hogar amándose.

También tenía un estudio y un pequeño cuarto que ambos habían acondicionado como la sala de entretenimiento. La casa tenía un jardín armado en la parte trasera: Regalo de él.
Aiden había puesto duelas para darle a Victoria un patio donde ella podía salir a relajarse, algo bello hecho por sus propias manos, aprendido en ese tiempo donde el dinero escaseaba y las esperanzas crecían.

Tal vez no era la gran casa, pero era la que ambos escogieron como cobijadora de sus sueños.

Aiden tomó la mano de Victoria y la apretó haciéndole saber que estaba ahí.

~Vuelves a casa~

Ambos dieron 6 pasos y se pararon frente a la tercer baldosa, contando desde la calle hacia la puerta.
Victoria, quien siempre pisaba el pasto para no pisar esa baldosa "ignorándola" decía ella, trato de rodearla, pero Aiden no la soltó.

Él dio un tembloroso paso al frente, y ella lo acompaño reteniendo el aire como si algo fuese a explotar.

Al fin cuando ambos
pies estuvieron ahí y aparentemente nada había sucedido, ambos soltaron el aire con un alivio inexplicable.

Se miraron y sus dedos se cruzaron con el otro. Sus ojos se dieron valor y abandonaron la baldosa.

Avanzaron tranquilos el resto del camino, sin soltarse de la mano ni una vez.

Victoria saco sus llaves cuando ambos se detuvieron en la puerta. Aiden sintió lo que estaba por suceder y el miedo crudo a lo que aguardaba por despertar.

Victoria lo percibió.

-Yo también temo- se sinceró para tranquilizarlo.

-¿Cómo? Si tú nunca te has ido.

-Nunca me detengo a pensar en nada de lo que ahí aquí dentro, simplemente lo ignoro.

Aiden la escucho aunque no alcanzo a entender la magnitud de complejidad que esa simple acción de parte de ella había requerido, y jamás lo entendería; porque su cerebro no era como el de ella. Y cada persona sobrelleva las cosas a su manera.

DÉJAME IRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora