28. Las serpientes.

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Mérida

Mérida se dirigió con paso firme hacia las mazmorras evitando a sus compañeros que comentaban el partido con una malicia, que solo convencía a Mérida que el sombrero se había equivocado, esa tarde se reuniría con sus compañeros después que Gryffindor celebrara su inminente victoria en la copa de Quidditch. Sería una heroína, salvaría la flor y las cosas cambiarían, al menos eso creía, tenían que cambiar.

En ese momento uno de sus compañeros se acercó, lo conocía muy bien, él siempre se mostraba demasiado amigable con Mérida, Once-ler sonrió cuando la saludo.

—Ha sido un partido muy divertido—anuncio con alegría—¿No lo crees?

—Han hecho trampa—respondió cortante—, pudieron lastimar al buscador de Ravenclaw.

—No lo creo—se encogió de hombros—, Vidia es buena volando rápido, no fue su culpa que él quisiera seguirla, además somos magos, lo curaran en un minuto.

Mérida negó con la cabeza dando a entender lo que pensaba de la estrategia de los Slytherin, el chico pelinegro volvió a encogerse de hombros y siguió sonriendo.

—Igual perdimos—hablo finalmente molesta.

—Si pero aún podemos ganarle a Gryffindor en el último partido—respondió el chico optimista.

Esta vez Mérida se encogió de hombros intentando dar por terminada la charla.

—Me parece interesante que una fanática de quiddcitch no sepa que más decir—respondió su compañero insistiendo.

Mérida solo lo vio y volvió a encogerse de hombros, intentando que el chico comprendiera que no quería hablar, él siguió caminando junto a ella y suspiro.

—Entonces hablemos de otra cosa—Mérida estuvo tentada a decir que se largara de una vez cuando añadió en un susurro—por ejemplo, que están planeando robar tus amigos y tú.

—No sé de qué hablas—negó con la cabeza fríamente.

—No deberían reunirse solo en la biblioteca—opino casi con inocencia—, ya sabes siempre puede haber una persona escuchando por ahí.

—¿Por qué robaría algo? —pregunto con sarcasmo.

—No lo sé Mérida—dijo el chico encogiéndose de hombros—, si lo supiera no te habría preguntado.

—Bueno yo tampoco se, así que...

El chico paro y Mérida se quedó con él, solo para ver que había averiguado sobre sus planes, los últimos de Slytherin que se dirigían a las mazmorras pasaron junto a ellos y se quedaron solos en el pasillo.

—Mérida sé que nos odias—dijo —, a todos nosotros y odias tener que estar en esta casa, pero recuerda que somos compañero y algunos de nosotros estamos dispuestos a ayudarte.

—No necesito que me digas técnicas para robar—se defendió con enojo.

—No es lo que estoy diciendo—dijo el negando la cabeza.

—No necesito que ninguno de ustedes me ayuda en algo, yo...

Mérida se calló antes que mencionara algo importante, Once-ler se encogió de hombros y sonrió, acercándose a ella.

—Solo recuerda que la paz que nos vende el ministerio es una ilusión—dijo con sencillez—, el mundo está a punto de caer en el caos—dijo y mientras la veía le paso una página de un periódico perfectamente doblada —ten cuidado si no quieres caer en el precipitadamente.

Mérida la tomo y metió la página en uno de sus bolsillo, ambos se quedaron viendo durante un momento, después el chico se fue y Mérida decidió que tenía que hablar con sus amigos, corrió, si su compañero ya había averiguado eso podía que otros ya supieran por completo sus planes.

Mientras recorría Hogwarts se encontró con Elsa que parecía que estaba buscando a alguien en cuando la vio, la niña rubia sonrió y se acercó a Mérida.

—¡Mérida! —la saludo—Jack te está buscando, quería que los cuatro se reunieran en las gradas frente al pasillo prohibido, lucia muy preocupado—dijo con rapidez—dijo que era urgente.

Mérida se preguntó cuál era el problema, pero parecía que Elsa estaba igual que confundida que ella y algo preocupada también, se limitó a agradecerle y corrió hacia el pasillo prohibido, mientras corría no pudo evitar pensar en su compañero y en la reciente conversación.

En cuando llego se encontró a Rapunzel e Hiccup igual de confundidos que ella, Jack llego unos minutos después de ella, venía desde el pasillo prohibido, caminaba lentamente y en cuando Mérida lo vio supo que algo malo estaba pasando.

—¿Qué ha pasado? —Rapunzel pregunto rápidamente.

—La han abierto—dijo mirándolos—, han abierto la trampilla.

Los cuatro se quedaron quietos, Mérida sorprendida avanzo y salto las escaleras seguida por su compañeros, cruzo el pasillo y entro en aquella aula, seguía vacía y apenas iluminada, la trampilla seguía ahí en el mismo lugar solo que ahora estaba abierta, lentamente se acercaron al lugar y rodearon la trampilla, Mérida la vio, un agujero profundo y oscuro se abría ante ellos.

Los cuatro se miraron y sacaron sus varitas, era hora de robar la flor del sol.

TBF I: El regreso del elegido. (Primera versión).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora