31. La flor del sol.

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Rapunzel.

La sala estaba iluminada por el fuego, que a pesar de estar rodeando el salón no lo hacía sentir caliente, el fuego blanco que rodeaba a Rapunzel emitía un suave crepitar que la ponía, estaba atrapada en medio de aquel lugar frente a una mesa de madera oscura con siete frascos diferentes en ella, todos llenos de pociones diferentes, al frente de los botes había un pergamino enrollado, ella se acercó y abrió el pergamino.

"El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está detrás, dos queremos ayudarte, cualquiera que encuentres, una entre nosotras siete te dejará adelantarte, otra llevará al que lo beba para atrás, dos contienen sólo vino de ortiga, tres son mortales, esperando escondidos en la fila. Elige, a menos que quieras quedarte para siempre, para ayudarte en tu elección, te damos cuatro claves: Primera, por más astucia que tenga el veneno para ocultarse siempre encontrarás alguno al lado izquierdo del vino de ortiga; Segunda, son diferentes las que están en los extremos, pero si quieres moverte hacia delante, ninguna es tu amiga; Tercera, como claramente ves, todas tenemos tamaños diferentes: Ni el enano ni el gigante guardan la muerte en su interior; Cuarta, la segunda a la izquierda y la segunda a la derecha son gemelas una vez que las pruebes, aunque a primera vista sean diferentes."

Termino de leer el pergamino y volvió su vista hacia la mesa, releyó el pergamino y empezó a dar vueltas por el salón, deseo que alguno de sus amigos estuviera con ella para ayudarla, pero estaba sola y no podía pedirle ayuda a nadie, repitió el acertijo en voz alta mientras miraba las botellas, se acercó a la mesa y tras un largo suspiro volvió a repetir.

—Una para avanzar y otra para retroceder—susurro mientras pasaba su mano por las pociones—, tres son venenos y dos vinos de ortiga, los venenos están a la izquierda del vino de ortiga—agarro una de las pociones de los extremos y la volvió dejar en su lugar—, no puede ser ni la de los extremos, ni la segunda a la izquierda ni a la derecha—esta vez agarro el bote más grande que contenía un oscuro liquido en su interior—. Entonces solo puede ser el enano.

Rapunzel sonriendo tomo el bote más pequeño, en su interior un líquido azul resplandecía por el fuego, abrió el bote y bebió el líquido en su interior, tras echar un rápido vistazo hacia atrás se adentró en el fuego blanco, aun sorprendida por haber resuelto el acertijo sonrió y abrió la puerta, adentrándose a la siguiente cámara, ahí encontró al profesor Lawrence sollozando.

Lo primero que pensó la rubia al ver a su maestro en la cámara es era un tipo de ilusión, confundida avanzo hacia el hombre que estaba sentado en el suelo frente a un espejo de marco dorado, él no se había percatado de su presencia o al menos no dio señales de haberla escuchado entrar en aquel lugar, Rapunzel vio la cámara, era grande, pero estaba prácticamente vacía y además del maestro y ella no había nadie.

—¿Profesor se encuentra usted bien?

El hombre se sobresaltó al oír la dulce voz de la niña y se volvió hacia ella asustado, con la boca abierta y terror en los ojos se levantó y señalo a la rubia.

—¿Qué haces tú aquí? —pregunto nervioso—¡Tu no deberías estar aquí!¡Se supone que vendría el chico no tú!

El maestro empezó a murmurar algo inentendible y luego se acercó a Rapunzel, ella retrocedió rápidamente sin quitar la vista de su profesor, nerviosa y confundida observo el demacrado aspecto del adulto, su ropa estaba llena de rasgaduras e incluso tenia algunas manchas de sangre, estaba histérico, Rapunzel ahogo un grito y agarro con fuerza su varita; pasaron unos minutos antes que Rapunzel percibiera otra presencia, en contra de sus instintos se volvió hacia los lados buscando a otra persona, algún maestro o Hiccup, aunque ella sabía que eso era imposible, no había nadie más en aquel lugar.

TBF I: El regreso del elegido. (Primera versión).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora