Capitulo 10

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- ¡Dylan! -  Trate de jalar las sabanas para que se levante, pero fue en vano - ¡Dylan!

Saco su mano debajo de todas las frazadas y me agarro de la cadera haciéndome caer encima de él, su mano derecha estaba en mi cadera pegándome a él y la otra acariciaba mi cachete atrayéndome más a él, maldita sea siempre terminaba entre sus brazos.

- ¿Qué tal si nos quedamos acá, tu y yo solos haciendo travesuras? - empezó a jugar con mi cabello y a acercar sus labios.

- Dylan ... ¡IDIOTA! - grite y le puse mi mano en su cara dando un salto para alejarme de él - quédate si deseas, pero no agarres nada de mi armario - dije corriendo a por mi mochila  - Hablo enserio Dylan, agarras algo y juro que te matare 1000 veces - dije lo ultimo y cerré la puerta para encontrarme ahora en un pasadizo desolado - Rayos, me hago tarde - dije para mi misma.

Estaba en mi camino de ida, subía las escaleras como si no hubiera un mañana, me sentía como en rápidos y furiosos solo que en vez de conducir corría. Ya había pasado por el comedor y hoy no tuve comida, Nota mental "Debo matar a Dylan de regreso", volví a subir las escaleras pero para ir al tercer piso, donde se encontraba mi aula y la clase de historia, cuando llegue al ultimo escalón del tercer piso choque con alguien provocando que yo saliera disparada hacia la derecha chocando contra la columna de la pared, para mi mala suerte mi cabeza recibió el mayor impacto. El dolor fue tan fuerte que por acto involuntario cerré mis ojos, estaba sobandome cuando sentí como alguien me tocaba el hombro al abrir los ojos me encontré con unos hermosos ojos negros como la noche misma, era un chico muy apuesto, se notaba que era alto, piel trigueña un poco oscura, unos labios carnosos y algo rojos, unas pestallas rizadas, cabello corto de color negro, un cuerpo bien definido y una bella sonrisa, llevaba el uniforme del colegio un poco desarreglado pero le daba un aspecto entre chico malo e inteligente.

- Oye, oye ¿me escuchas? ... ¿Estas bien? - pregunto él, se notaba preocupado y su voz era tan varonil ¡Dios! 

- Si... si, no te preocupes - dije aun sobandome la cabeza.

- ¿Segura? - pregunto él.

- Si - dije eh intente pararme pero al hacerlo literalmente todo la tierra se me movió y caí al suelo - ¡Rayos! no puedo pararme 

- Te llevare a la enfermería, ven - me extendió su mano, pero la rechace no me gusta depender de los demás.

- Yo puedo ir sola - dije y de nuevo intente pararme pero, fue en vano, volví a caer.

- No seas terca - hizo una pausa - este ¿Como te llamas? 

 - Me llamo kata, pero yo puedo sola - dije insistiendo y me empece a arrastrar por el piso hacia las escaleras para bajarlas e ir a la enfermería pero, ¡Por todos los demonios!, cada movimiento era una tortura.

- Bueno, será por las malas - dijo el a mis espaldas.

- ¿Qué? - de pronto sentí como el me cogía con una mano la espalda y la otra la ponía debajo de mis piernas, de tal forma que quede recostada en su pecho, era una sensación cálida que el trasmitía - ¿Qué? ¿Qué haces?

- Te cargo para llevarte a la enfermería, no podrás tu sola ademas fue mi culpa que te golpearas - dijo el mirándome a los ojos mientras bajábamos las escaleras.

Rayos, no me quedaba de otra.

- Tienes razón, gracias - dije agachando la cabeza y acomodándola en su pecho, "Apenas lo conozco pero no puedo moverme así que, me esconderé en su pecho, Rayos" maldije internamente - ¿Cómo te llamas? - que vergüenza, no le había preguntado su nombre.

- Me llamo Alejandro - alce un poco mi vista y vi como me dio una pequeña sonrisa - ¿Estas en cuarto A?¿No? 

- Sí, sí y ¿tu estas en..? - cuando se trata de adivinar soy un asco.

- En cuarto "B" -  dijo el sonriendo - ¿Hace cuanto tiempo estas en este internado? - volvió a preguntar.

- Pues con mi mejor amiga estamos aquí hace cuatro años y ¿tu? - seguimos la conversación mientras pasábamos por el comedor.

- En un mes cumplo un año y medio acá - dijo dándome otra sonrisa, Dios, su sonrisa es hermosa - No conozco bien este lugar, solo los mas importantes comedor, baños, mi cuarto y enfermería.

- ¿Eres nuevo? ¿De verdad? - pregunte sorprendida.

- Sí, mas bien, ya que tu eres antigua ¿Me podrías ayudar a conocer más este lugar? ¿Me podrías ayudar?, por favor - pregunto de una forma tan tímida.

- Claro, con mucho gusto.- dije emocionada, pero eso me provoco un dolor del demonio.

-Perfecto, entonces que te parece si todas las mañanas nos reunimos en el comedor y de allí vamos a nuestros respectivos salones ¿Qué dices? - dijo el con una enorme sonrisa en su rostro.

- Claro a las 6:30 ¿esta bien? - dije un poco tímida

- si perfecto -dijo sonriendo aun mas.

De pronto se detuvo de la nada y cuando voltee mi cabeza vi a Dylan frente a nosotros mirándonos fijamente.

- ¡¡¿Por que estas cargándola?!! -  pregunto Dylan gritando y claramente enfadado.

- Solo la estoy llevando a la enfermería - dijo Alejandro, como alzando la voz también.

- ¡Bájala ahora! - grito Dylan.

Suerte que estamos frente al jardín, ya por aquí no hay salones.

- ¡No! ella esta mal - dijo Alejandro.

Cada grito de ellos era como una tortura para mi.

- ¡Yo la veo perfectamente bien! - grito Dylan como respuesta y empezó a acercarse a nosotros y cuando estuvimos cara a cara,  me cogió del brazo arranchandome de los brazos de Alejandro pero al hacerlo mi mundo dio vueltas, me había empezado a marear.

- ¡No! ¡no puede caminar, se golpeo la cabeza idiota! - escuché como grito Alejandro.

Yo solo sentí mi mundo desvanecerse, todo a mi alrededor se había vuelto negro, me había desmayado y lo ultimo que escuche fueron las voces de Alejandro y Dylan gritando al unisono mi nombre.

- !!KATA¡¡.

Después de eso todo a mi alrededor se oscureció.

Eres Solo MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora