Capitulo 4

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Después de unos breves minutos de estar allí, cuando me sentí mejor, me pare a recoger mi mochila y dirigirme a mi salón.

Cuando llegué estaba semi-vacio, cosa que me alivio bastante, en la carpeta que estaba pegada en la esquina vi a mi bella rubia, me dirigí hacia ella y me senté a su lado, había un silencio incomodo, no sabia que decirle o contarle lo único que rondaba en ese momento por mi cabeza era lo que pasó con Dylan, tras un largo silencio, por fin, ella habló aunque el tema que ella eligió no fue el mejor del mundo.

-¿Que es esa marca que tienes en el cuello? - pregunto con una clara curiosidad en su voz.

- Mmmm ¿Que marca? - Rayos, me había olvidado por completo sobre la marca que había hecho Dylan.

- La que tienes justo ahí - dijo señalando la marca en mi cuello.

- ¿Es muy grande? - pregunte confundida.

- Si, algo, ¿Como te lo hiciste? - pregunto.

- Me... me ... golpee con la ... con la - dirigi mi mirada hacia todos los lados del salón para ver si encontraba algo que fuera creíble - ... con la ... - volvi a repetir hasta que por fin vi la pared, las mentiras y yo no somos compatibles como digamos - la pared. 

- ¿Con la pared? ¿Eso es posible? - dijo burlona.

- !Si¡ ¿No ves? - dije un poco alterada.

- No te creo nada, es más, eso parece un chupetón - dijo sorprendida.

- ¿Un chupeton? ¿Qué hablas? ¿Sabes cuál era la tarea? - dije tratando de cambiar el tema, sinceramente no sabia si contarle lo que pasó.

- No trates de cambiar el tema ¡Dime, qué pasó! - dijo alzando la voz y haciendo su puchero de niña pequeña.

Por suerte justo entró el profesor y ya estaba el salón lleno para empezar la clase.

Trate de evitar a Hillary todo el resto del día, no quería contarle, sentía que me iba a juzgar por lo que me deje hacer, la verdad si lo disfrute, se sintió bien, pasaron tantas cosas por mi cabeza de camino a mi siguiente clase que ni siquiera me había percatado de que me había olvidado mi cuaderno de matemática en la anterior clase.

- No me queda de otra - dije para mi misma - debo de regresar 

Estaba en mi camino de regreso cuando choqué con Hillary "Oh, por todos los gatos" pensé.

- No puedes escapar de mi, niña, cuentame - dijo poniendo su pose de "Hablo enserio" - ¿Quien fue? - preguntó.

- Ahh, esta bien, te diré - dije ya vencida - fue Dylan - apenas lo dije vi como su mandibula empezaba a bajar hasta llegar al suelo, bueno exagerando.

- ¿Dylan? - pregunto ella con los ojos bien abiertos - ¿Como fue? ¡Cuentame!

Me sentía algo, bastante, avergonzada.

- esta bien - dije - pero no se lo dirás a nadie, ¡JÚRALO!- le dije alzando el dedo acusador y llevandolo  a su cara.

- No te preocupes, nada saldrá de mi boca - dijo ella poniendo su mano en su boca.

- Ok, pues, digamos que me lo encontré en el camino, me arrinconó y ¡Puff! me hizo el chupetón- lo conté lo mas breve posible y sin dar detalles.

- !Oh dios¡ ¡No puedo creerlo! que momento mas erótico ¿En que momento fue? - preguntó con clara curiosidad en su voz.

- Fue cuando estaba yendo a la anterior clase - respondí tímidamente

- ¿Dónde? - interrumpió ella.

-  Mu... muchas preguntas - dije claramente nerviosa.

- Ahhh, como me dejas con las ganas de saber mas, desgraciada - dijo con un intento de risa

- !Callate, rubia falsa¡ - dije riendo.

-  Estúpida, mi cabello, idiota - dijo aún riendo - Soy rubia natural, estúpida.

- Si, claro, y yo soy la mujer maravilla - dije usando sarcasmo y riendo, cuando sentí dos fuertes manos aterrizar en mi cadera "¡JESÚS, MARÍA Y JOSÉ!" pensé.

- Tu eres mi gatita, no la mujer maravilla - esa era, claramente, la voz de Dylan, me dio un beso en el cachete y yo, casi automáticamente, di un salto para alejarme de él, cuando voltee a ver a mi amiga vi que esta estaba literalmente con la boca abierta y sus ojos bien abiertos demostrando asombro.

- Dy... dylan ¿qué haces acá? - pregunte 

- Solo sigo a mi linda gatita- dijo acariciando mi cabeza.

- Ya te dije, no soy tu gata - dije haciendo un puchero.

Me cogió de la barbilla y me alzó la cabeza hasta quedar a escasos centímetros de nuestros labios, podía sentir esos labios rosados rozando con los mios.

- Di lo que quieras gatita, pero tu te volverás mía - se acerco a mis labios, me dio un beso rápido y se fue.

Eres Solo MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora