Capitulo 6

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De pronto escuche como alguien me llamaba:}

- Gatita - ese sin dudarlo era Dylan.

Lo peor de todo es que yo voltee a verlo otra cosa aún peor lo dijo en medio del salón para mi buena suerte no había muchas personas, tenía que hacer una nota mental de esto "golpear a Dylan más tarde", solo habían alrededor de 6 personas incluyendo a Hillary y Marisabella.

-¿Dylan? - le pregunté dudosa - ¿Qué pasa?

- Nada - habló sonriendo y alzando los hombros en señal de despreocupación - solo quería acompañar a mi a mi gatita a su habitación, por cierto, veo que ya aceptaste el hecho de que eres mía - dijo el sonriendo de forma coqueta y con un cierto aire de superioridad.

- ¿Que? ¡No! solo voltee por que... - no se me ocurría ninguna excusa - por que - las  ocurrencias y yo de último momento no eramos muy amigas - ¿Por qué quieres acompañarme a mi habitación? - cambie de tema rápidamente.

- Quiero asegurarme de que mi chica llegue sana y salva - dijo guiñándome el ojo.

-Puedo ir sola - dije algo cortante - no necesito ningún tipo de escolta.

El me miro serio por un momento para luego acercarse a mi oído.

- Veo que estas de rebelde tendré que entrenarte - lo dijo en un susurro pero no quitaba el hecho de que sus palabras lograron erizar mi piel- Nos vemos, gatita.

Se alejo de mi oído y se fue, yo trate de no darle importancia después de todo ¿Que podría hacer? Voltee a donde mis amigas y les dije:

- Vamonos - les di una sonrisa

- Claro - dijeron ambas aunque note como ellas estaban sorprendidas por lo que acababa de pasar, más Hilla que Mari.

Después de caminar por un buen rato llegamos a las sección de las chicas y cada una se despidió para ir a nuestros respectivos cuartos.

Cuando ingrese al mio decidí quitarme mi uniforme y darme una ducha, puesto que me moría de calor, antes de meterme decidí dejar las ventanas de mi cuarto abiertas para que se ventilara un poco, cogí la camisa manga larga  blanca de mi padre para ponermela después, así es me traje la su camisa por que era muy cómoda y, bueno, me gustaba usarla. Puse mi música a todo volumen y me metí a la tina, estaba cantando en la ducha, divirtiéndome, cuando en un momento se paro la música; al principio me pareció raro pero trate de no darle importancia, ya que, probablemente la lista de reproducción ya había terminado.

Cuando termine de bañarme me puse mi ropa interior, luego la camisa, me pase los dedos por el cabello para darle un poco de orden y lo coloque a los costados. La camisa estaba un poco mojada y traslucía, un poco, mi cuerpo y la ropa interior pero no me preocupe, me lave los dientes y cuando termine salí del baño y grande fue mi sorpresa al ver a ¡DYLAN RECOSTADO EN MI CAMA! con unos audífonos puestos escuchando música de mi celular, me sentía avergonzada, puesto que, me encontraba vestida con una camisa que se traslucía y solo me tapaba hasta un poco mas abajo del muslo.

Estaba demasiado alterada ¿Qué se suponía debía de hacer en una situación como esta? pensé en quedarme encerrada en el baño y no salir, me parecía la idea más sensata pero no podía permanecer todo lo que quedaba del día encerrada aquí, busque con la mirada algo que estuviera a la mano para ponerme y salir a encararlo, tristemente, me di cuenta que no había nada mi uniforme ya estaba guardado en el armario, !eso es¡, aproveche que, al parecer Dylan estaba en un momento de letargo, sigilosamente salí del baño hasta el viejo armario para, al menos, agarrar un short pero al abrir la puerta soltó un fuere chillido, "Gracias puerta, de verdad GRACIAS", provocando que Dylan se levante de golpe.

-Al fin saliste gati... -no acabo su oración.

Yo no sabia que hacer estaba avergonzada, pude ver como el me analizaba de pies a cabeza con esos bonitos ojos marrones.

- Gatita, me has dejado sin palabras - habló burlón

- Dylan - dije timidamente - ¿Cómo entraste? ¿Qué haces acá?

- Eso no importa, estoy aquí para entrenarte  - dijo formando una sonrisa maliciosa en sus labios - ven acá, acércate 

-¿Qué? ¿Para qué? - dije confundida.

- !Obedece, gatita¡ - dijo seriamente.

Su forma de decirlo me dio algo de miedo, por ello, me acerque hasta los pies de la cama.

- Sientate - me ordeno él.

Yo lo hice aunque me encontraba nerviosa y tratando de que mi blusa no suba más y muestre la ropa interior que llevaba.

-¿Qué ... qué vas a hacer? - dije casi susurrando.

- Ven más acá gatita - dijo él.

Me acerque más a él.

- Tengo que entrenarte, ya que fuiste una gatita muy mala -dijo entre serio y coqueto.

- Pero yo no hice nada- dije rápidamente tratando de justificarme.

El alzo su brazo y me mostró el rasguño que le había hecho sin querer.

-Eso no debe de hacer una gatita a su dueño - dijo formando una sonrisa maliciosa en sus labios.

-Lo ... siento - dije bajando mi cabeza.

De pronto en un abrir y cerrar de ojos me encontraba recostada boca arriba en la cama y Dylan encima mio con una de sus manos al lado de mi cara y la otra encima de mi pierna, podía sentir su mano en mi pierna desnuda, sentí como una pequeña electricidad corrió por todo mi cuerpo.  

-¿Qué ... qué haces? - pregunté dando un tono mas agudo a mi voz

- Quiero que admitas que yo soy tu dueño - dijo mirándome fijamente a los ojos. 

-Yo no tengo ningún dueño - no iba a dejar que venga y se crea mi dueño. - además ¿sabías que el 10 de diciembre de 1948 fue proclamado en la Asamblea de la ONU los derechos humanos? - a veces se me salía lo socarrona.

-por lo visto hoy estas atrevida ¿no?- dio un tono de coquetería a su tono - sufre las consecuencia - dijo y empezó a apretar mi pierna con su mano y poco a poco a subirla más.

- ¡Dylan¡ - hablé exaltada, sin embargo, sentía un ligero cosquilleo en todo mi cuerpo.

- ¡Dime! ¿Soy tu dueño? - preguntó

- ¡No! - lo mire a los ojos.

Su mano ágilmente se metió bajo mi camisa, trate de empujarlo pero el claramente era más fuerte iba acariciando mis caderas con una tranquilidad asombrosa.

- Dylan - suspire, esto es muy vergonzoso pero no perdería y diría lo que él deseaba escuchar.

El se sentó a un lado, saco su mano debajo de mi camisa y la otra la quito para dirigirla hacia los botones y empezar a abrir uno por uno.

-¿Qué haces? - levante la voz.

-¿Soy tu dueño?- preguntó, otra vez.

-¡NO! - levante la voz.

Terminó de abrir mi camisa y dejo a la vista mi cuerpo con tan solo mi ropa interior, mire su rostro y pude ver que sus cachetes estaban rojos, con una mano volvió a apoyarse al lado de mi cabeza y a ponerse encima mio y con la mano que estaba libre lentamente la acerco a mi pecho, no pude evitar alterarme nunca antes un hombre me había tocado y la verdad tampoco quería hacerlo así.


Eres Solo MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora