Que viajan siempre

91 10 3
                                    

La semana completa paso tranquila, la señora de Lensherr esperaba ansiosa los resultados de lo que podría ser un posible embarazo, tan esperanzada de poder por fin tener una familia con el hombre de sus sueños; tan feliz por que el día había llegado decidió pedir la compañía de su prometido para poder escuchar las hermosas palabras de "Felicidades, esta en cinta", poder saltar encima de el y besarle por toda la cara. 
-Lo siento, pero...usted no puede procrear... 
¿Esa era la verdad? Tanto tiempo intentándolo, y ella ni siquiera estaba enterada de su propio cuerpo, la sonrisa que contagiaba a muchos desapareció con ese simple enunciado, estaba que explotaba de la tristeza, quería que DIOS se apiadara de ella y le diera una mínima oportunidad, sus ojos se humedecieron, sus manos temblaban y apretaban la falda larga que caía desde su cintura hasta los talones, Erik se levanto de su asiento y llevo sus manos a los hombros de ella indicando que tenían que irse, levantándose con dificultad por la noticia se agarro de la mano de su hombre y camino hasta la salida con el, al estar fuera del edificio se soltó de su mano y se abrazo a si misma caminando de regreso a casa sin fijarse si realmente era el camino a casa, solo siguiendo el color amarillo de la banqueta, en un movimiento rápido, Erik jalo de la mano a Luis y le abrazo quien sin aguantar mas dejo salir su dolor aferrándose con fuerza a la camisa de este y arrugando la, haciendo una pequeña escena que la gente miraba al pasar con pena, aun que para ellos no importaba. 
Al llegar a casa la mujer volvió a separarse de el alemán y subió las escaleras de regreso a casa, tal vez era un error, tal vez Erik era el que no podía darle hijos, tal vez, era el estrés del trabajo, el estrés de pareja, el estrés de la vida. 
-¿Todo bien?- hablo Charles desde la cocina con un trapo y un traste mojado quien miraba a ambos en un ambiente triste
-Es difícil...de decir... -su mano viajo a su vientre mirando al joven de ojos azules quien al ver su movimiento entendió por completo, dejo el traste en la mesa junto con el trapo y camino a donde estaba el deteniéndose enfrente. 
-Lo lamento...tanto...
-Tranquilo...no fue culpa de nadie... 
-¿Puedo hacer algo por ustedes? 
-No...por ahora no...-se giro y subió las escaleras trotando lo mas rápido, al llegar al cuarto golpeo con dos nudillos dos veces la puerta, al no escuchar ninguna respuesta decidió entrar sin permiso, su mujer estaba abrazada a una de las almohadas y con la mirada perdida, comenzó a acercase lentamente hasta ella sin tener que alterarla por algún susto, sus brazos rodearon su cintura justo cuando llego a la cama a recostarse con ella. 
-Quiero ir...con mi madre... 
-Estarás mejor aquí
-¡No quiero estar aquí!... por favor...entiende una vez...quiero ir con mi madre hoy, ya, ahora... 
-¿Estas segura? 
-Solo necesito que me dejes con ella... - Luis se levanto de la cama quitándose de encima los grandes brazos del alemán,se agacho en la cama y saco una de las pequeñas maletas de debajo de ella levantándola y dejándola encima, abrió los cajones y lanzo ropa al azar a la maleta hasta por fin llenarla de prendas intimas y casuales, cerro la maleta y la dejo en el suelo mirando de nuevo al hombre que se encontraba recostado en la cama que, al notar su mirada, se levanto de inmediato caminó hasta ella, cargando su maleta y bajando las escaleras. 
 El momento era intenso, los minutos parecían horas, y la apariencia seria de Luis parecía de desgarre, su madre pensando que el había podido causarle algún mal le dejo fuera de la casa detrás de la puerta, dejándolo visualizar solo la caminata pesada de su mujer hacia su cuarto de la niñez, los sollozos se escuchaban claros, el peor momento de una pareja se aventura juntos, pero siempre su madre tenia que estar en medio, suspiro y dio vuelta, regresando de nuevo a su casa; su llegada lleno su hogar de silencio y melancolía, hace cuanto ambos habían intentado tener un hijo, pero siempre terminaba con la respuesta negativa de la prueba de embarazo, era na primera y ultima vez que iría con un medico para verificar un embarazo, por un momento pensó que su mundo se venia abajo, hasta que recordó algo importante que le había mencionado el padre de su futuro esposo, "puede parir", tenia una oportunidad de poder formar una familia y hacer que su esposa estuviera feliz, pero, no seria tan fácil convencer al chico de darles un hijo, apenas y lo conocía, pero...que tal si lo engañaba? Que tal si lo enamoraba? Que tal si solo tenían una noche? Que tan malo seria? Su último recurso, jugaría su ultima carta contra la creación de una vida y un grupo amoroso.

Promesas para toda la vida. (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora