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Frisk se despertó bruscamente, sudando. ¿Solo había sido un sueño? Estaba en su cama. Se ladeó un poco notando algo en su rostro, alzó una mano palpando una venda que cubría la herida. Comenzó a recordar lo sucedido ¿estaba Sans por ayí? miro a todas partes asustada, no quería volver a ser atravesada por huesos. Cogió aire y se puso en pié con dificultad, tenía una crabapple no demasiado podrida en la cocina, necesitaba comer lo que fuera. Había un olor extraño en el lugar pero no desagradable ¿comida? Lentamente se acercó al lugar, conforme puso un pie en la cocina un aura azul la rodeo paralizandola. Frisk temblaba esperando el ataque miraba a todas partes nerviosa.
- Es mera prevención - el esqueleto ando hasta ella chequeando su andrajosa ropa - Por si te da por volver a ser una asesina - Sans la movió asta una silla y ahí la libero - No suelo cocinar pero espero que sea comible - Parecían tenerse el mismo miedo el uno al otro. Sans le sirvió un plato de sopa y se apartó hasta otro rincón, sin dar la espalda a la chica. - Puesto que pretendes no hablarme al menos come algo no vayas a desvanecerte otra vez. Es peligroso teniendo en cuenta que esos monstruos pretenden matarte. - Lo cierto es que olía bien y lentamente comenzó a comer sin apartar mirada del otro - Relájate. No voy a atacar, al no ser que tu lo hagas - Frisk termino su plato y al mismo levantarse el otro se puso a la defensiva. - No te equivoques, te sigo odiando y no te voy a ayudar mas, pero ya se ha derramado demasiada sangre - Frisk simplemente se marchó hasta el cuarto y se dejó caer sobre la cama polvorienta sujetando aquel colgante, única compañía durante tanto tiempo y la única compañía que iba a tener. No iba a entablar conversación, no lo había hecho en todos esos años y no lo iba a hacer ahora, después de todo ella siempre quiso morir. No merecía compañía.

Sans siguió a la chica, parecía estar algo más fuerte pero aun así iba contra la pared. La muchacha no hablaba y empezaba a preguntarse el motivo. - Deberías ir a por comida, mañana no vendré - la chica se giró e hizo una media sonrisa entristecida, seguido comenzó a escribir en el polvo de la pared "Va a pasar lo mismo " ella no habló, de vez en cuando temblaba. Parecía asustada por la presencia del esqueleto.
- Pero tienes que comer - Sans ya no sabía cómo reaccionar ante ella. Parecía débil e indefensa, había perdido aquel brillo carmesí en la mirada. Para ser exactos había perdido todo, no le quedaba nada .
"Puedo aguantar " Sans se quedó estático, no se iba a defender. No se defendería y por ello estaba ahí recluida.¿Porque?
- ¿no les vas a atacar? Tu ya as demostrado que puedes defenderte - ella se dedicó a negar con la cabeza con determinación y Sans se encogió de hombros. Se teletransporto a su casa tan rápido como pudo, no quería empatia con ella y la que sentía era en contra de su voluntad.
Sola, aterrada y herida en su oscuridad. Se golpeó la cabeza tratando de alejar esos pensamientos, el había cumplido con lo dicho la alimento y la curó sin tener que haberlo hecho. Sin entender porqué lo había hecho.

Toda su casa estaba desordenada y llena de cosas fuera de lugar, aunque no sucia. Subió las escaleras parándose en la primera puerta "todavía creo en ti " aquellas últimas palabras resonaban en su mente. Quizás el ingenuo Papyrus fue capaz de ver algo que los demás no, quizás Sans solo buscaba un motivo para apaciguar aquel odio que lo había consumido.

Frisk salió cautelosa, todavía se oían gente aporreando las puertas. Se sentía despreciable, entendía perfectamente lo enfadados que estaban los monstruos y sabía que no merecía perdón. Sus lágrimas caían otra vez. También sabía que no merecía ayuda, esta situación era su culpa.
"Puedes reiniciar Frisk, reinicia con todo ese rencor dentro y déjame que termine le empezado" Se sorprendio de volver a escuchar aquella terrorífica voz, no la quería cerca ella era la culpable de todo Frisk retrocedió asta el final del pasillo aunque no estaba preparada para lo que vio. En el polvoriento espejo se reflejaba ella y tras de sí una chica con su misma apariencia pero de ojos carmesíes con escleroticas negras de los cuales goteaba alguna sustancia negruzca resbalando por su piel contrastado con la sádica sonrisa dibujada en su rostro saludaba lentamente moviendo su incorpórea mano hacia los lados con lentitud. Frisk grito de manera desencajada al mismo tiempo que la puerta de las ruinas cedía. "Yo siempre estuve de tu parte Frisk"

Sans esta sentado en la cama de Papyrus miles de cosas se agolpaban en el. Hacia años creía muerta a la chica, esta suplicó que la matase y por no cumplir aquella súplica ahora estaba... ¿Viva? Ciertamente aquello no parecía vida, más bien un cruel castigo del destino. Pero no se defendía, llevaba todo ese tiempo sin haber tocado a un solo monstruo ¿porque? ¿Que había cambiado? En las ruinas parecía realmente asustada y aun así no se movió, no atacó. Era más peligrosa para sí misma que para los demás con esa depresión que le impide ir por comida, si seguía así no tardaría en morir. ¿Deprimida por algo que ella eligió? Alguien aporreo la puerta y el esqueleto bajó extrañado, nadie llamaba a su casa hacia años. Abrió lentamente y todo lo que encontró fue una nota que por la letra se notaba la presteza de su escritura.
«Las puertas de las ruinas han sido abiertas» abajo habia un tosco dibujo de un monigote atravesado por una espada. El corazón de Sans dio un vuelco aun cuando ni tenia corazón ni debía alarmarse. Se teletransporto a las ruinas, había muchos monstruos ayi agolpados y furiosos. Paso como pudo hasta la casa aunque lo que vio ayí no era mucho mejor. En el centro de la casa estaba la chica siendo apaleada y vejada de todas las maneras que se les ocurría. Algunos le daban con palos, otras la pateaban, incluso pudo ver monstruos con antorchas, todos insultandola y gritandole. El lugar olía a carne quemada. Ella se dedicaba a gritar, temblar y llorar de una manera desconsolada pero no se movía, aceptaba los golpes.
Aquella expresión de miedo similar a la de su primer encuentro en Snowdin...Algo había cambiado a la chica pero quizás demasiado tarde. Sans solo pudo esperar a que se dispersara la gente, no podía ignorar la curiosidad que sentía por aquel cambio tan drástico aunque no disfrutaba como sus colegas de aquella tortura.
Puede que pasaran un par de horas asta que todos se quedaron satisfechos. Frisk seguía en el suelo, en un charco de su propia sangre, llena de moratones, cortes y quemaduras. Una de sus piernas se giraba de manera antinatural, parecía respirar entrecortada y ya no lloraba. El porqué la asesina que mató a su querido hermano y amigos despertaba tamaña tristeza en el era un misterio pero aquellas palabras de su hermano siempre aparecían como una especie de escusa. Porque era Papyrus quien todavía creía en ella, era el y no Sans. Frisk emitía pequeños quejidos y seguramente si no temblaba es porque dolía demasiado se la veía claramente derrotada. Se había rendido, se dejaba morir.
- Eres un desastre kiddo - La chica no reaccionó, simplemente giró su cabeza mirando algo al final del pasillo que Sans no llegó a comprender. Se acercó despacio y trato de hacer que le mirase pero estaba ida, quizás dentro de ese cuerpo ya no quedaba nada de la Frisk que un día conoció. Parecía rota a nivel emocional y no sería de extrañar pues era muy pequeña cuando todo cambio para ella, cuando ella cambio. Era una niña, sola en un mundo nuevo donde la odian por su raza. La cogió en brazos de manera algo tosca y se teletransporto de vuelta a casa. Esto no iba a ser fácil, estaba demasiado perdida.

Undertale : Pacifista Genocida Pacifista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora