12 - final

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Frisk entró corriendo y riendo al cuarto y paro en seco en medio del cuarto, Sans estaba tumbado en en sofá viendo la televisión aunque fijó su mirada en ella. Aquella mirada entre perezosa y somnolienta del esqueleto. Frisk sonrió en lo que al esqueleto se le antojó una mueca malvada.
- ¡Un escondite! - Venía jadeando y se quedó mirando al mayor con aquella mueca traviesa en ella mientras saltaba sobre el, al esqueleto no le dio tiempo a reaccionar.
- Frisk ¡No! ¡No te escondas ahí! - Frisk era pequeña y delgada cabía perfectamente en el hueco entre las costillas y la cadera del esqueleto que era más bien ancho - ¡Creí haber dejado esto claro! - El esqueleto se estremecía poco sabia la chica de lo comprometida que era aquella inocente acción. Su cuerpo era más sensible de lo que aparentaba y sus caderas era especialmente sensibles. Sentía sus mejillas encenderse la chica rozaba y presionaba lugares comprometidos.
- ¡SANS! - La chillona voz de su hermano resonó en el lugar y este solo pudo más que disimular la penosa situación que tanto le estaba descolocado - ¿HAS VISTO A FRISK? ESTÁBAMOS JUGANDO AL ESCONDITE. PERO ELLA ES BUENA EN ESTO. - Frisk se movió bruscamente y Sans solo pudo estremecerse, sentía el calor de la chica en su interior. Las pequeñas manos de ella se aferraban al interior de las costillas, su aliento chocaba contra los huesos. - ¿TE ENCUENTRAS BIEN? - ¿podía ponerse peor la situación ?
- ¿Oh? si, no es nada - Sus respuestas eran rápidas y nerviosas. Se movía incomodo.
- VOY A SEGUIR BUSCANDO - Tal como vino se fue y la muchacha se agarró a la columna del mayor y este tembló queriendo negar lo obvio.
- Frisk deberías salir de ahí - Trataba de no moverse, cada roce, cada presión lo hacía estremecerse. Era realmente bochornoso pues Sans no debía olvidar que era una niña. No debía tener ese tipo de pensamientos de una niña.
- ¡SHHH! Es un escondite perfecto, solo es un momento - era el reproche con más inocencia que había escuchado nunca, pero comenzaba a ser urgente la necesidad de que ella saliera. Debía ser más suave que la última vez. No quería asustarla.
- Pero... Yo... No puedo... ¡Sal de ahí antes de que sea tarde! - estiró la espalda tratando de menguar los roces
- ¿tarde? - O ella era demasiado inocente o simplemente se divertía provocándole así. No debía olvidar que tenía dieciocho años bajo una apariencia de diez. Se escuchó Papyrus cerca y Frisk se volvió a mover bruscamente.
- ¡Por favor! - Frisk  apoyó sus pies en el borde de la cadera de Sans y este sentía que no podría aguantar esa sensación. Era placentera, prohibida y sobretodo inadecuada. Inadecuada en muchos aspectos. En otro tipo de situación podría haberlo disfrutado.

Solo estaba jugando con Papyrus. Sabia que Sans se cabrearia si metía ahí pero el precio de perder el juego era demasiado alto.
- ¡HUMANA! ¡TE VOY A ENCONTRAR! - Papyrus subió las escaleras y Sans se levantó agitado. Tampoco es que fuera a quedarse a vivir ahí, saldría en un momento.
- Esto ya lo hemos hablado, sal de ahí inmediatamente - apenas quedaban unos minutos para ganar el juego, no iba a salir por muy terco que se pusiera. Este camino unos pasos y quedo parado, parecía apoyado contra algo. Frisk pudo divisar justo a su lado un corazón brillante, era de un azul claro, estaba segura que era el alma del otro. Obnubilada por ese resplandor lo acarició con el dorso de la mano, lo más sutil que pudo como si pudiera romperse. Era cálida, agradable y acogedora igual que el. Aunque por el espasmo que dio el debía de ser algo realmente desagradable, la sonrisa que se había creado se esfumó - ¡YA VALE! - Sans parecía enfurecido, un poco avergonzada retiró sus manos y se arrinconó evitando aquella sensación agradable. Quería saber más de él, quería conocerlo todo aunque cada vez que se relajaba en su presencia acababa metiendo la pata. Después de todo no sabia que clase de relación tenían, recordaba vagamente una confesión aquel día pero no había hablado mas. El rubor vino a Frisk solo de pensarlo. Se apoyó en la columna mirando el alma como quien mira la luna.

No podía explicarlo, no podía explicarle que esos roces provocaban algo más que calidez, eran extasiantes y no podía decírselo directamente. Sans se sentó procurando estar lo más rígido posible. Ella... Todo su alma y fue terriblemente agradable.
- ¡EL GRAN PAPYRUS PERDIÓ EL JUEGO! - se le escuchaba hablar al más alto fuera del lugar. La chica salió de su interior con cuidado y quedo sentada en el sofá apoyada contra el esqueleto.
- Lo siento, se que te molesta... - Besó con cariño el pómulo del otro y quedo abrazada a su cuello de manera infantil a modo de disculpas aunque las mejillas de Sans no podían estar mas coloradas. - Lo siento...- Repetía escondiendo el cuello en el cuello del mayor
- Antes de disculpas quisiera saber que has ganado utilizandome como escondite - Frisk se alzó mostrando una enorme sonrisa paso sus piernas a los lados del esqueleto quedando sentada en su regazo con su cuerpo sobre el pecho de Sans . No podía enfadarse con ella, era imposible cuando se mostraba tan... Inocente.
- Puedo elegir donde poner mi nueva cama
- ¿Te vas a quedar conmigo? Ya sabes que tengo el hueso de la risa roto, te voy a coser a bromas malas - La chica se dejó caer abrazada al cuello del esqueleto acomodándose sobre el con total seguridad apoyo su cabeza en el hombro.
- No me molesta - río un poco levantando la mano acarició la cara de Sans. Quizás podía tener dieciocho años pero no había madurado nada, debajo de toda esa capa de miedo y precaución era una chica bastante inocente aunque pura sería una definición más acertada. ¿Hasta que punto?
- Y no te molesta estar a solas viviendo en la habitación de un hombre - esta se quedó mirando extrañada, ladeó la cabeza mostrando su duda. Era tan inocente que resultaba tontamente provocador. Eso estaba mal, solo es una niña. Suspiro ante aquel dilema suyo.
- ¿No es eso lo que he estado haciendo asta ahora? - Sans la miró enternecido y comenzó a hacer cosquillas en los costados de la chica que se comenzó a retorcer sin control, le daba golpes suaves con las manos intentando sacárselo de encima sin muchas ganas.
- Me sacas los huesos de quicio - Para cuando alzó la vista Papyrus los miraba con una sonrisa tranquila y subió a su cuarto susurrando algo. Parecía feliz.
- jajaja ¡para! Jajaja - Sans no podía evitar ser feliz, eran como una familia. Una realmente extraña. Sin Chara por medio podía estar tranquilo. Paró sus manos y se dejó caer sobre ella abrazándola, con su cuerpo la cubría totalmente y las manos de la chica se agarraban a su espalda.- ¿Que piensas?- pasaba sus manos por la espalda del mayor deteniendo sus dedos en cada vertebra.
- Solo me preguntaba... Sans... ¿Que somos? - Se quedó mirando asombrado - ¿tu me quieres después de todo? A pesar de todo... - ella parecía confusa, su voz se entrecortaba y se escondió en el pecho de Sans esperando la respuesta. Si se ponía así no podía mentirle. Dejó escapar el aire y rodó dejando a la chica sobre el.
- Te amo desde el principio - Frisk se cubrió con la chaqueta de Sans que se encontraba abierta y este la cerró dejándola en el interior. - Vaya forma de reaccionar - comenzó a reír pero Frisk se asomó y dejo un tímido beso sobre su boca del esqueleto dejándolo mudo, de inmediato el rostro de Sans se tiñó de azul.
- “Vaya forma de reaccionar” - se burlaba ella desde el interior de la chaqueta y Sans solo sonrió más.
- Ahhh eres un hueso duro - Se levantó sujetando a la chica como si fuera un pequeño koala y dio un par de vueltas.
- ¡Sans!¡Que me caigo! - Sans la abrazó más fuerte y salió de la casa. A paso relajado con un brazo sujetaba a la chica y con la otra abría la chaqueta dejándole ver el paisaje. - ¿Donde vamos? -Se asomó queriendo girarse pero Sans no le dejó.
- No te asomes mucho, hace frio. Se te helaran hasta las ideas
- No me lo digas, pero se que estamos en Waterfall. Huele a humedad y oigo el agua.
- No es un secreto, vamos a algún lugar de Waterfall. Es un lugar al que suelo ir para despejarme. - Acarició la cabeza de la chica  y continuó andando unos minutos más. - Es aquí. - Abrió la chaqueta y dejo bajar a Frisk. Quedó asombrada.

Lo primero que vio fue el techo, lleno de pequeñas piedras luminiscentes que brillaban en la penumbra del lugar. Estaba cubierto con una tupida capa de algún tipo de vegetación. Era fresca y agradable para Frisk que iba descalza. El agua casi rodeaba el terreno y su pequeño fulgor iluminaba ligeramente el lugar. Habían algunos pequeños hongos refulgentes que soltaban algunas pequeñas esporas luminiscentes, el aire las hacía bailar alrededor de los dos. Daba un ambiente mágico, parecía un cuento de hadas. En medio de aquel espectacular lugar había una única flor eco como colofón a aquel majestuoso paisaje.
- Es hermoso - Frisk comino por aquel lugar embelesada.
- Es mi pequeño escondite, aquí no me entra nadie
- Es casi irreal - Sans sonrió tranquilo y se sentó al lado de la flor
- ¿Sabes lo que es ésto? - Señaló la planta y Frisk se acercó .
- Una flor eco.
- Algo que descubrí después del reinicio es que las flores eco recuerdan incluso después de volver en el tiempo. - Frisk podía escuchar vagamente lo que la flor repetía una y otra vez
“...la odio, la odio, la odio, la odio... ”
Una y otra vez, a pesar de lo lejano que se escuchaba sabia que era Sans, sonaba realmente afligido. Lloraba mientras repetía aquello. - Se grabó después de que Chara matase a Pap, quiero grabar otra cosa. - Sans rió suavemente - Quiero que graves algo para mi. Así a pesar de que se altere la línea temporal, aunque olvide mi perfecto presente recordaré con quien debo volver. Quien espera por mi. - Frisk se sonrojó por aquellas profundas palabras y Sans se tumbó sobre el oscuro césped.
- A veces te pones muy filosófico - Se acercó a la flor, lo suficiente como para que su voz se grabara clara. Cogió aire, cerró los ojos nerviosa y colocó su mano sobre la flor para que comenzara a memorizar el nuevo mensaje - Sans te quiero... A pesar de ser tan hueso hueco como para pensar que alguna vez te voy a dejar solo con tus malos chistes. Paps acabaría tratando de matarte.

Sans se lanzó sobre ella tan pronto terminó de hablar. Ambos rodaron un poco y finalmente pararon quedando uno bajo el otro. Sans le miraba embelesado dejando a la chica atrapada bajo el, ella sonreía agarrada a los brazos del otro. Quería recordar cada sonrisa sincera que Frisk esbozara.
- Eres enorme Sans - Frisk reía forcejeando en vano y finalmente se abrazaba al cuello del mayor
- Y tu una enana - Sans sonrió de oreja a oreja, se sentía feliz.
- Pesas como una tonelada - iba a replicar pero Frisk volvió a hablar - Eres cálido y acogedor - Cerró los ojos y se acurrucó bajo el mayor.
- Pero que adorable - Besó los finos labios de la chica encerrandola con su cuerpo. Sería una línea temporal perfecta.

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Este sería el final pero me siento rara no poniendo lemon ¿que opinan?

Undertale : Pacifista Genocida Pacifista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora