Capítulo IV
Hace ya una semana del incidente con Eric Richards. Como me lo advirtió el día después de la fiesta me vi obligada (por Tory obviamente) a contarle todo, ella no me creyó capaz de nada de eso, pero yo insistía en que si pero ella insistía de igual manera que yo era muy santa como para darle a alguien en su miembro. Pasamos dos días peleando sobre eso hasta que yo me deje de inmadurez y dije que ella ganaba (no se quedaría quieta sino lo hacía).
Llego la hora de ser yo, ser inteligente pero coqueta, ya casi terminan las clases «ya puedo dejar mi imagen de niña buena», las únicas personas que me conocen realmente son Tory, mis padres y Ross o Rosalinda (mi mejor amiga desde la preparatoria); hablando de ella el sábado me viene a visitar eso será una locura (pijamada, noche, Tory, Ross y yo).
Me dispongo a salir del salón hacia la puerta cuando llego a ella, va llegando un Lamborghini murciélago color negro ¡Dios es bellísimo! pero todo acaba cuando noto quien baja de el: Eric Richards el hombre al que bese para callarlo y luego lo golpee en la zona roja, este hombre debe de odiarme trato de esconderme pero no puedo simplemente quiero ver a quien viene a buscar; pero no tardó en darme cuenta ya que veo a Susana vestida como de costumbre sus shorts de cuero sueltos acompañados con una blusa amarilla cuello tortuga, mangas cortas y muy muy pegada y sus típicas gomas de tacón (mostrando cuánto dinero tiene), ella se acerca a él y lo besa en la mejilla «se supone que no te importa y ya lo habías olvidado» insinúa mi subconsciente ¡Solo me molesta cuando estoy cerca de él! la verdad es que hasta el jueves estuve pensando en el momento en el que me besó y exploro mi boca con su lengua ¡Qué bien se sentía!; ya que decidí que volveré a ser la Sam pícara, coqueta (manteniendo mi inteligencia) me doy vuelta y me siento a soltarme el cabello alborotarlo un poco (ya que es enrollado me costó mucho sacarlo de la liga pero cuando lo hizo liberé mi melena castaña), decidí darle la vuelta a mi cartera (ya que era retornable) y me dispuse a caminar hacia el hermoso Lamborghini, lo hago con coquetería y moviendo mis caderas disimuladamente y cuando estoy cerca Eric me mira y veo sus hermosos azules ¿Cómo olvidarlos? pero cuando me detallan aparece algo oscuro en ellos lo cual hace que sonría de medio lado con picardía y falsa inocencia.
— ¿Es tuyo? - digo moviendo mis pestañas y dirigiéndole una mirada dulce
—Sí, de ¿quién más sería? - dijo saliendo de los brazos de Susy para dirigirse hacia mí – No sabía que estudiaras con mi prima Susana - la cual lo interrumpe diciendo
— ¡Te he dicho que me digas Susy! Susana es muy formal. - dice haciendo un pequeño berrinche
—Ok, Susy. Entonces Sam ¿cierto? - dice mostrando una falsa inocencia, si yo no fuera experta en mentir no me daría cuenta
—Creí que era de tu amigo, un tal Matt y ¿Te olvidaste de mi tan rápido? - digo sonriéndole bajo y se acerca más a mi mirándome con deseo y algo aún más oscuro
— ¿De Matt? ¿Cómo conoces a Matt? y sí ya recordé quién eres - dijo apuntándome con el dedo índice – Tu eres la que me lo puso duro y luego me da un golpe allí dejándome caer al suelo ¿No me equivoco verdad? - Dijo, lo cual me hizo ruborizarme ya que los que estaban allí abrieron de par en par sus ojos, aquí la mayoría solo conoce mi fase Nerd. Pocos saben cómo soy realmente
—Sí, esa fui yo y conocí a tu amigo en esa misma fiesta cuando lo mandaste a buscarme tal cual y chica escapada - dije rodando mis ojos con un poco de molestia pero lo superare, noto un atisbo de una sonrisa en su cara
—Disculpa por eso no estoy acostumbrado a que me golpeen las bolas muy a menudo – alza sus hombros y un sus ojos ya no se ven tan azules sino más bien con un tono grisáceo - ¿Quieres ir a tomar un café? - dice regalándome esa sonrisa de soy-jodidamente-sexy-y se-como-te-afecta y decido aceptar la salida
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Prohibido y Deseado
General FictionMi nombre es Samantha Hernández, mis amigos me dicen Sam, soy dentro de los estándares sociales “normal”, mi vida es tranquila a excepción de mi mejor amiga Tory; yo la amo pero a causa de una invitación a una fiesta, conoceré a un hombre con unos e...