Capitulo 11 - "Ven conmigo".

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Orión POV.

Despierto por el olor a comida y los sonidos de trastes moviéndose.

Por un momento pienso que estoy en mi casa, pero en cuanto miro las cosas a mí alrededor recuerdo en donde estoy.

Es una habitación de hotel, no me acuerdo haber visto tantas cosas anoche que llegué, es grande, tiene una pequeña sala de piel de lado derecho, una mesa con sillas de madera en el extremo izquierdo y una pequeña cocina al fondo, donde también hay un mini bar. Aunque todo está en el mismo cuarto, no se ve amontonado, se ve estético, como todas las habitaciones de hotel.

Gabriel está de espaldas a mí, lavando algo en el fregadero. Su torso está desnudo, por lo que puedo ver los músculos de su espalda, todos los trazos remarcados por las sombras que genera la luz entrante de la ventana izquierda. Lleva puesto un pants ligero color negro, que cae desde su cintura baja hasta sus pies descalzos.

Quisiera poder recordar exactamente como llegué aquí, pero no lo logro.

Vuelvo a recostarme, cubriendo mi rostro con la colcha cálida, pues no quiero ver mas luz.

Sigo escuchando movimiento a lo lejos durante un par de minutos más, y entonces decido que es momento de levantarme.

La puerta del baño está a mi lado derecho, me alegra pues Gabriel no tendrá que verme en este estado.

Me levanto intentando no hacer ruido, y me dirijo al sanitario. Decido tomar una ducha en cuanto veo la pila de toallas limpias y la espaciosa regadera.

El agua está tibia, y aunque siento el calor del alcohol saliendo de mi cuerpo, dejo que mis músculos se relajen durante más tiempo del necesario.

Cuando termino, tomo una toalla, trato de peinar mi cabello húmedo en el espejo y vuelvo a lavar mis dientes.

-¿Orión? –pregunta Gabriel del otro lado de la puerta.

-Ya voy a salir –le digo.

-Traigo tu ropa, ¿Puedo pasar?

Quito el seguro de la puerta y la abro.

Gabriel entra, con una sonrisa tímida en sus labios.

-¿Te desperté? –inquiere mientras me entrega una maleta pequeña color negro. Mi maleta, de hecho.

-Un poco, pero hubiera terminado con un dolor de cabeza mas intenso si no lo hubieras hecho –me encojo de hombros.

-Tenía hambre, ¿Quieres comer algo?

-Si –asiento-. ¿Cómo conseguiste esto? –le pregunto señalando la maleta que había dejado sobre el lavabo hace un momento.

-Fuimos por ella al hotel, en la mañana –una vez que lo dice, lo recuerdo.

-Diablos, venia bastante tomado, ¿Verdad?

-Un poco –admite esbozando una sonrisa.

Siento como si me sonrojara, y de hecho lo hago, veo mi reflejo en el espejo, y siento el bochorno aun mas intenso.

-Bien, iré a preparar la mesa –dice.

-Okay, no me tardo.

Antes de salir se acerca a mi, toma mi rostro y junta nuestros labios, sin moverlos, simplemente disfrutando del tacto.

-Okay –susurra y cierra la puerta después de salir.

Me tomo un minuto frente al espejo mientras me recupero del alucinante efecto Hills.

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