Orión POV.
Mi segunda semana en el hospital pasa rápido, Gabriel regresó a su rutina normal hace dos días y yo trato de ayudar en todo lo que puedo, pero la verdad es que estoy descuidando mucho mis deberes, aunque en si, Fred aun no me dice lo que tengo que hacer.
Pasar tiempo con Gabriel me hace sentir tranquilo, y siento que lo hago sentir tranquilo, y aunque quisiera que mi compañía con él fuera profesional y únicamente para ayudarlo y estudiarlo, no es así. De hecho, no podría hacer ni siquiera un reporte general sobre él, porque cuando estoy con él no estoy estudiándolo, simplemente me dejo envolver por el aura de atracción e intriga que Gabriel provoca.
-Realmente no se lo que le hiciste –me dijo Kaley mientras mirábamos a Gabriel conversando con una chica junto a la fuente-. Es otro completamente.
-¿Eso es malo? –le pregunté, quiero saber cual es la opinión de un tercero.
-No. Sigue siendo Gabriel, es solo que... es como si el antiguo Gabriel nunca hubiese existido.
-¿Eso está mal?
-¿Bromeas? Por supuesto que no, por alguna razón decidió seguir interactuando, así que es algo bueno. Solo que demasiado drástico. Solo yo lo había escuchado hablar, y aun así no era posible mantener una conversación con él. Y aunque muchas veces nos comunicábamos únicamente con nuestras expresiones, ahora esas conversaciones las tenemos con la voz.
Kaley es la que mejor entiende a Gabriel, y justo ahora está como todas las demás personas, sin comprender este cambio en él.
El resto de la semana, y la semana siguiente en que Gabriel regresó a sus actividades normales, nuestro contacto fue corto. Yo procuraba concentrarme en otras actividades, pero por lo menos pasaba una hora diaria con él. A veces lo veía más de una vez al día, otras veces solo un rato, tratando de no alejarme por completo, pero tampoco estar sobre él.
Aunque hemos tenido muchas oportunidades de estar a solas nuestro contacto corporal no ha pasado de nuestras palmas. Por un lado me siento frustrado, porque cada que estoy con él es tan especial que mi corazón se quiere salir de su lugar, y lo mas que logro es que me tome de la mano. Pero por otro lado se que dentro de él debe haber una lucha mucho mayor a la mía y necesita tiempo. Y de todas formas, lo que pasó entre nosotros en mi primer semana puede no tener mucha importancia. Siempre me convenzo de eso. De que los jóvenes son impulsivos y hacen cosas que en realidad no querían hacer. Siempre me convenzo de que lo que sucedió entre nosotros no es nada importante y debo olvidarlo. Pero en cuanto lo veo, todo se deshace. EL se comporta de una manera diferente conmigo, una manera en la que un hombre no trata a otro hombre. Y eso me da algún tipo de esperanza de que entre nosotros dos haya algo más. Pero vuelvo a quedar solo y trato de convencerme de que no es así. Y esa es mi lucha diaria. Y estoy completamente seguro que su lucha interna es peor a la mía. Y no puedo presionarlo.
Antes de irme a dormir paso por la habitación de Gabriel, aunque está en el extremo opuesto a los dormitorios de trabajadores.
Toco la puerta y Gabriel la abre a los pocos segundos.
-Creí que no te vería hoy –masculla.
-Ya te he dicho que te visitaré todos los días aunque sea un momento –sonrío.
Abre la puerta completamente para dejarme entrar.
La habitación está obscura, con una luz de lámpara junto a la cama.
-¿Ya te ibas a dormir? –inquiero.
-Estaba preparando las cosas.
-Bueno, nos vemos mañana mejor, descansa.
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Interior
RomanceOrión sabía que al entrar a un hospital psiquiátrico para realizar sus practicas profesionales se vería afectado emocionalmente por los pacientes. Pero nunca creyó que uno de ellos lo tocaría de manera especial: Gabriel Hills, doble intento de suici...