7. El acuerdo

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—Por Dios, Dylan. —su voz parecía aliviada, no podía creer que ella finalmente se contactara con él— Nunca pensé que volverías a hablar conmigo.

A ella no le faltaron ganas para decirle que lo extrañaba y que hablar con él era lo que más deseaba en ese momento pero se contuvo en hacerlo, tenía que hacer rápido y sacar la información que necesitaba.

—Tal vez será la última o por lo menos durante un largo tiempo. —ella respondió con un poco de amargura.

—¿Por qué dices esto? —él volvió a sentirse preocupado— Mierda, Dylan. Te esperé en el aeropuerto hace meses y nunca llegaste, dos días después me llamaste y me dijiste que no ibas a volver, que fue un error y que mientras más alejado de ti me encuentre mejor. ¿Qué diablos sucede?

—Créeme que si te digo que te tienes que mantener alejado de mí lo digo en serio, Kyle. —repuso con seriedad. No quería activar la cámara, no quería que él la viera de esa forma— Después de esto voy a borrar mi cuenta y tú harás lo mismo, ¿sí?

—Dylan, ¿qué demonios...?

—Harás lo que te digo o yo me encargaré de hacerlo en donde estoy. —repuso con dureza— No puedo responder preguntas ni dar explicaciones. Así que, por favor Kyle, haz lo que te digo.

Kyle sabía que ella no había renunciado a lo que se había metido tiempo atrás y eso lo frustraba pero no podía poner objeciones a sus reglas, ella sabía lo que hacía.

—Está bien. —suspiró— ¿Leíste los mensajes que te dejé? ¿Qué pasó con tu teléfono?

—Ya no lo tengo, los números con los que te llamé ya no existen más. —explicó— Me enteré de lo de papá, Kyle, las cosas que me mandaste por esta cuenta me pusieron los nervios de punta.

—Después de todas las cosas en las que te metes y lo que haces, ¿eso te pone los nervios de punta?

—Kyle, no me tomes el pelo. —endureció la voz— ¿O no te parece a ti que hay algo raro detrás de todo eso? Qué él salga nueve años antes de prisión no es nada usual.

—Lo sé, él no me dijo nada de eso. Para papá parecía un suceso normal.

—¿Estuviste con él? —ella preguntó indignada.

Tal vez eso era lo que quería decirle. Dylan sabía que Kyle iba a visitarlo cada tanto, incluso una vez le mencionó que preguntó por Dylan pero Kyle se limitaba a decirle que estaba bien hasta que ni siquiera volvió a saber esas cosas. Cada vez que nombraba a su hermana menor evitaba la pregunta, tampoco tenía que decirle nada más de ella a aquel hombre.

—Sí, me llamaron para que vaya a buscarlo. —respondió— Estaba tan indignado como tú pero fui a hacerlo. Se veía tranquilo, como si lo hubiese ido a buscar al aeropuerto después de unas buenas vacaciones.

Dylan se pasó la mano por la frente con frustración.

—¿En dónde está papá, Kyle? —su voz ya no expresaba color alguno. Ya no parecía que hablaba con su hermano que hacía meses que no tenía contacto.

—No lo sé, Dylan. —ahora era él el que parecía frustrado— Se quedó conmigo un par de días y hablar con él fue como hablar contigo cuando te saqué del centro de rehabilitación. No quiso decirme nada aunque no creo que haya tenido mucho que decirme.

Dylan lanzó una risa ahogada.

—Claro que tiene cosas que decir. —levantó la voz— ¿Y cómo es que no sabes dónde está?

—Se fue diciéndome que tenía que encontrarse un lugar para él solo. —explicó— Pero no estaba solo porque lo vi con dos tipos, uno de ellos era su abogado y al otro no lo reconocí.

The rise of wolves [l.r.h.] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora