Prólogo

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Buenos Aires, 11 de febrero de 2009

La humedad que había en el aire y el calor que brotaba en cada rincón de la ciudad se hacían insoportables para Dylan. El constante movimiento de tráfico por las calles, el miedo al caminar tres cuadras sola cada vez era más grande cuando se enteró de los robos que se hacían más frecuentes en Palermo. Desde entonces, Kyle nunca la dejaba sola, mucho menos cuando su padre desaparecía por más de quince horas, tiempo que excedía sus horas frecuentes de trabajo.

Los hermanos solían matar el tiempo libre jugando en los bosques de aquel barrio en el que creció su padre. Dylan la extrañaba cada vez más a su mamá a pesar de que haya sido muy pequeña para recordarla de la forma en la que su padre y su hermano lo hacían. Deseaba poder volver a sentir el frío seco de Wisconsin, ver caer la nieve en invierno, ir a los bosques de su antiguo pueblo.

Esa misma tarde, Dylan y Kyle se quedaron jugando al fútbol en el parque mientras su padre seguía en la oficina. Faltaba poco para el cumpleaños número doce de Dylan y en lo único que pensaba es poder ir al campo con su familia para que le enseñen a cazar. Desde que su bisabuelo llegó a la Argentina, la caza se volvió la tradición de la familia Rääk ya que, entre lo poco que su padre les había contado a sus hijos, su abuelo tenía que recurrir a la caza para poder vivir. Don Tomasso Rääk era un hombre de campo que después de trabajar horas y horas en el los montes bonaerenses logró conocer a una joven muchacha que se pasaba por su lugar de trabajo con vestidos de punto y el cabello perfectamente recogido. El joven Rääk de veinticuatro años se había enamorado de la única hija de su patrón que se unieron en matrimonio un año después de conocerse. Después de un par de años alejados de la familia de su esposa por no aprobar el matrimonio, su antiguo patrón le pasó la herencia a su hija y desde entonces, Tomasso se dedicó a trabajar el campo de otra forma y así fue como la fortuna surgió en la familia Rääk. Sus hijos se criaron en los suburbios de Buenos Aires trabajando en el mismo oficio que su padre aunque no todos aspiraban a seguir con el negocio agrícola. El menor de los hijos de Tomasso se mudó a la ciudad para seguir con el negocio de la agricultura desde la administración en una oficina en San Telmo donde la empresa se expandió y ni solo hacía importaciones sino que también exportaba a otros países de América y Europa. Así fue como los Rääk se convirtieron en un factor importante en la agricultura y también ganadería del país. A pesar de los grandes cambios políticos, la empresa siempre se mantuvo en pie hasta la actualidad.

Pablo Rääk, en uno de sus viajes de negocio, había conocido a una mujer que lo había dejado impactado desde la primera vez en que la conoció. Constance Richmond, una norteamericana con ojos grises y cabello castaño, con la dulzura de cientos de ángeles que el mismo cielo le había brindado. El joven no tardó en conquistarla y lograr casarse con ella en Estados Unidos. La pareja se sorprendió con la llegada de un niño que había sido concebido dos meses antes de la boda. El embarazo debilitó el estado físico de Constance por lo que Pablo se vio obligado a permanecer con ella en Wisconsin. La distancia en la que Rääk se encontraba con respecto a su negocio no fue ningún problema ya que él seguía haciendo la administración y sus socios hacían que aquello funcione.

Un año después de que nazca el pequeño Kyle, Pablo se vio obligado a regresar a su país por lo que la familia se trasladó nuevamente a Buenos Aires. En julio de 1996, Constance descubrió que estaba nuevamente embarazada y ambos se dijeron que, por obra del destino, ellos debían quedarse en Estados Unidos y aunque el trabajo de Pablo fue un problema al principio, pudo resolver la situación. El 17 de febrero de 1997, una niña lloraba por primera vez en los brazos de su madre. Contance no podía retener las lágrimas de emoción, nuevamente su embarazo la había debilitado pero ella se sentía más fuerte, más fuerte por su primer niña. Le pusieron el nombre de Dylan en honor al músico que inspiraba a la joven Richmond. Así vivieron en el pueblo de Mazomanie hasta que una enfermedad terminal atormentó la vida de Constance. Solo fueron meses de tratamiento porque su cáncer estaba tan avanzado que ya no había más nada que hacer.

The rise of wolves [l.r.h.] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora