Capítulo 34

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Escuche que me llamaban y entonces tuve que volver a la realidad, era sheila que tocaba a la puerta.

- ¿chris, estas bien?.

- Si- contesto – si.

- Okey.

Cerre la llave de la ducha, cogí la toalla, me envolví en ella y salí.

- ¡hay como te demoras! – exclama mirándome.

- Ya, ya, perdón.

- ¿sabes que llegue a pensar? – pregunta entornando los ojos.

- No necesito que me lo digas.

- Que pesada eres, oye. – luego mira sus uñas y dice – pues que te estabas dando uno de los buenos.

La miro con los ojos abiertos, pero luego me rió con ganas. Meneo la cabeza con desaprobación, mientras saco mi ropa interior.

- Que mente tienes – le reprendo.

- Bueno, algo se aprende por ahí. – alza los hombros – además, no me digas nada que tu también hubieras pensado lo mismo.

- Pues que sepas que no, no soy tan dañada como tu. – alzo el entrecejo – yo que se... hubiera pensado que si había pasado algo malo.

Sheila se ríe. Yo entro al baño me pongo mis bragas y mi sujetador.

- No te creo.

- No lo necesito.

Rápidamente meto mi pelo entre la toalla y me la dejo en el, luego salgo nuevamente. Sheila estaba observando las fotos en mi mesita de noche, en una de ellas estoy bebe y en otras con mi madre, un poco mas grande. Busco ropa en mi armario.

- A veces pienso que ... hacemos lo mismo siempre que nos transformamos o como quieras decirle – dice sheila detrás mio, aun sentada en la cama – solo corremos, llegamos al claro, aullamos y vagamos por ahí. Definitivamente me aburre, ademas tu me irritas con esa con templadera a tyler... ¡ay, Por la diosa, que amor!. Se les sale el amor, se siente y todos nosotros tenemos que soportarlo.

Por lo menos había algo que ha sheila le irritaba.

- Estaba ideando un plan ... ya sabes como en una de esas películas donde ideaban un plan macabro y te desaparecían personas y luego aparecían torturadas... y luego muertas. Pero espero no tener que llegar hasta allí, no quiero lidiar con tu madre o con nuestro padre... incluso con el pesado de tyler.

Me reí.

Opte, por unos jeans desgatados y ajustados, una camiseta polo rosa. Me puse la ropa y luego las zapatillas, peine mi pelo, me maquille un poco. Pero sheila no hablaba, hasta que de pronto.

- ¡diablos, lo había olvidado! –exclama parándose como resorte de la cama, se para detrás de mi, mirando al espejo de mi peinador.

- ¿Qué sucede?

- ¡no me digas que con todo esto lo habias olvidado!

- Pero de que me hablas – digo un tanto desconcertada, claramente no tenia ni la más minima idea de que queria decir sheila.

- ¡pues del baile!¡del baile, chris!

¡mierda!, sheila tenia razón. ¡Como pude haberlo olvidado!, claro esta que con todo lo que ha pasado, con eso de lo de conocer a mi padre, en las noches transmutar y ahora con eso de mi No sueño, tenia la mente en mil partes menos en el baile del que soy anfitriona con tyler.

Alguien toco a la puerta.

- Chicas, soy yo – era charlie.

- Ya, vamos – dice sheila, luego se dirige a mi con gesto serio– tenemos que ir a la peluquería.

Pensé que me estaba sentenciando o algo, yo solo pude asentir sumisamente. Sheila camino hacia la puerta y abrió.

- Cariño, necesito hablar a solas con tu hermana.

Sheila me mira y yo a ella. Luego a charlie que me asiente afectuosa mente. Ella sale de la habitación y charlie cierra la puerta tras entrar. Yo me siento en la cama y el a mi lado.

Se nota que esta nervioso, lo siento, no sabe por donde empezar. Después de todo, yo tampoco.

- Bueno... esto es algo incomodo – hace una pausa sonriendo- no me llegue a imaginar esto, pero quiero que sepas algo. Amo a tu madre, siempre la amé, pero por algunas circunstancias pasó lo que pasó y pues el resto ya lo sabes. – pasó la mano por su pelo – lo que te quiero decir es que no tienes que llamarme padre o papá, llámame charlie... se que, pues, esto es difícil para ti, pero también lo es para mí. Entiendo a tu madre, el por que hizo lo que hizo. Pero mírate ahora, eres una chica hermosa, ve lo lejos que haz llegado, donde estas; en eso me siento orgulloso de ti y de tu madre que hizo un excelente trabajo cuidándote todo este tiempo. Haber pasado 17 años sin saber que tenia otra hija, es algo sorprendente pero también algo triste, por que me perdí de los mejores años de vida de ella. El tiempo no se puede devolver y si se pudiera lo haría, gustoso. pero desearía que algún día me llamaras papá, que quisieras como lo deseo yo, recuperar todo ese tiempo, que podamos ser todos muy unidos.

No sabia que decir, yo realmente también lo deseaba... de verdad. Por que es mi padre, un padre del que por fin puedo gozar, un padre que esta ahora a mi lado. Pero tenia que acostumbrarme a la idea, tenia que acostumbrarme a algo que había deseado por muchos años. Algo que por fin sucede.

Sentí que las lagrimas resbalaban por mi rostro, asentí sonriendo. Por que si quería.

- No sabes lo mucho que había deseado esto, el tener un padre. El tener una familia, una hermana... desde pequeña lo imaginaba – dije.

Charlie sonreía complacido, pero con sus ojos rojos y llorosos.

Se acerco a mí y me abrazó, yo también. Era sencillamente indescriptible saber que por fin se cumplió unos de mis sueños y se sumaron dos personas más a quienes amar y cuidar. Un padre y una hermana.


La noche te reclama suyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora