Capítulo 9

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Harry observó con cuidado los casilleros marrones, mientras analizaba cuál sería su próximo movimiento. Estaba acorralado, la situación se mostraba fatal y el final del juego se asomaba. Se concentró en mantener sus pupilas clavadas sobre la madera para no dejarse intimidar bajo la mirada victoriosa de su compañero. Su mente trabajó con destreza y miró cuál era el mayor de sus enemigos. Se fijó en los lados y era inútil, el rifle estaba clavado sobre su frente y no había manera de escapar. Suspiró mientras sentía a su orgullo quejarse y sin embargo, antes de que pudiera darse por vencido, el sonido de su celular lo interrumpió.

—Styles —contestó un poco alto, para poder hablar sobre las quejas de Tomlinson.

—Los necesito aquí, ahora mismo —ordenó Harrison—. Ve por un lapicero y apunta la dirección que te voy a dar.

Harry asintió de manera inconsciente, pegó el teléfono contra su hombro y cogió uno de los bolígrafos que descansaba sobre la mesa. —Te escucho.

—110 Lambeth Rd, London SE1 7LS. Toma de referencia a la torre Bridge. Nos vemos —colgó.

Styles arqueó una ceja intrigado mientras se paraba del mueble, se colocó un abrigo negro y tomó las llaves del auto. —Vamos, yo conduzco —le dijo a Louis mientras abría la puerta.

Tomlinson asintió y caminó hacia los cajones, en donde su ropa aún permanecía arrinconada. Tomó su casaca militar y tanteó en sus bolsillos por un cigarrillo antes de darle el alcance a Harry en el ascensor.

—¿Cuántos te fumas al día? —preguntó Styles, arrepintiéndose al segundo.

—No es tu asunto —respondió.

Harry se encogió de hombros y siguió caminando hacia el estacionamiento del hotel. Cuando se encontraba a unos pocos metros, desactivó el seguro de su camioneta y abrió la puerta. Louis tiró su cigarro a medio terminar y entró. Styles cogió el volante y salió de allí lo más rápido que pudo, el sitio a donde iban no estaba tan lejos, a decir verdad, a penas serían unos diez minutos de tramo.

—Te gané —comentó Tomlinson distraído mientras veía por la luna de la ventana.

—¿Disculpa? —preguntó Harry sin entender.

—En el ajedrez, perdiste —explicó, esta vez prestándole atención a su compañero.

—¿Cuántos años tienes? —cuestionó Styles fastidiado y con cierta gracia en su voz.

—Los suficientes para poder patearte el culo —contestó.

—En realidad, no me ganaste —dijo mientras pisaba el freno al llegar a la luz roja—. Harrison interrumpió y no pude terminar mi jugada.

—¡Tramposo! —exclamó—. No había nada que pudieras hacer, te hice jaque mate —farfulló—. Ahora, deja de ser un idiota y cállate —pidió—, estoy pensando en cuál podría ser mi recompensa.

—¿Un beso? —murmuró sin poder evitarlo.

—No, cariño. Eso es muy sencillo —habló haciendo un movimiento con su mano derecha, demostrando desinterés.

—¿Me estás diciendo fácil? —preguntó Harry con un gesto de indignación entre las cejas.

—Por supuesto —afirmó entre carcajadas.

Styles no replicó pese a que no estaba de acuerdo. Volvió a pisar el acelerador y no hizo falta de mucho recorrido más para que lograra divisar las luces rojas y azules que rodeaban una casa del fondo. Harry estacionó al lado de un pequeño parque del vecindario y salió del auto.

—Allí está Smith —señaló Louis mientras cruzaba la pista que los separaba del lugar en cuestión.

Ambos agentes caminaron hacia donde estaba el jefe de patrullas. Este lucía una tensa postura mientras conversaba con uno de sus oficiales. Su mirada era dura como de costumbre y una de sus manos voló hacia su pelo rubio. Tomlinson apresuró el paso y Styles lo imitó.

A prueba de balas [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora