Capítulo 2

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Tomlinson golpeó la mesa haciendo que varios papeles salpicaran la madera del piso. Estaba muy enfadado y enfermo. Habían transcurrido tres días desde aquella reunión de presentación y aún no conseguía ni un ápice de material. Desde ese día en el cuál Harrison le informó de su nuevo trabajo, se la había pasado en vela cada madrugada. Justo como estaba en este mismo momento.

Sus puños se aferraron fuertemente a la porcelana y se la llevó a los labios. El café ya se encontraba frío pero aún era agradable para beber. Realmente no recordaba haber tenido ni un día decente de sueño desde que recibió ese disparo. Sin embargo, ahora era aún peor. Las últimas tres noches había descansado en cada una a penas tres o cuatro horas a lo mucho.

Agachándose, recogió uno de los papeles que estaba leyendo hasta hace unos minutos. Allí se encontraba una lista de las cuarenta y tres personas que habían sido víctimas del asesino hasta el día de hoy. Adjunto, dos hojas más estaban engrapadas a la parte superior. En estas se podían leer con detalle las características de las víctimas y, los centros de trabajo y/o estudio a los que asistían. Incluso había logrado recaudar el árbol genealógico de cada uno de ellos.

Lamentablemente, nada de lo mencionado había servido una mierda en realidad. Absolutamente ninguna de las víctimas tenía algún familiar con antecedentes legales. Tampoco eran gente conocida y mucho menos poseedores de grandes fortunas o lazos con el poder. Ni siquiera estaban cerca de la política. Los fallecidos y cada uno de sus parentescos eran jodidas personas comunes y corrientes. Nada de esto tenía sentido.

Bebió otro sorbo del líquido negro y siguió analizando. No se había logrado encontrar ninguno de los cuerpos. Sería demasiado bueno que los médicos forenses los revisaran y ver si podían sacar algo de información. Pero ese no era el caso, joder. A la vez, el intervalo de tiempo en que mataban a las personas no era el mismo. El psicópata podía tardar meses para realizar su próximo asesinato, como también realizar dos en un mismo día. No había relación entre los fallecidos ni de sangre ni en el círculo social.

Se paró un momento para hacer sonar sus músculos y de paso traer una chompa. En estos momentos se encontraba dentro de una delgada camisa de algodón, y el frío que corría por su sala de estar era insoportable. El viento helado ya estaba haciendo efecto en su organismo. Poco a poco los estornudos incrementaban, su nariz picaba y los escalofríos comenzaban a abrazarlo.

Tras regresar, abrió su laptop y la prendió. Dos horas más pasaron y durante estas, pudo leer más sobre la biografía de Mckyn. También vio vídeos sobre la muerte de esos niños, noticieros de la época y todo lo que internet le permitió. No había nada fuera de lo común, lo que encontró en su mayoría era lo que Harrison le había dicho. Trató de nuevo, esta vez buscó información sobre algunas víctimas al azar.

Louis miró con el ceño fruncido la biografía de alguno de esos niños. Se ajustó las gafas de leer y le prestó bastante atención a cada uno de los detalles. Encontró que Sthephan Lynn, Luciano Jenner y Michael Andersson fueron tres niños de cinco, seis y once años respectivamente. Los tres de distintas razas por descendencia pero nacidos en Rusia. Eso no ayudaba en nada, sin embargo. Bajó un poco más en la ficha de cada uno de ellos y logró ver que los tres tenían el nombre de un familiar en común. Bueno, eso sí era interesante.

Lynn tenía un tío llamado Logan, Jenner un abuelo que se llamaba igual, y lo mismo sucedía con Michael, solo que ese nombre lo poseía su hermano mayor. Observó la descendencia de veinte niños más, y cada uno de ellos tenía un familiar llamado así. Quizá eso era un indicativo de algo. Pero para eso, tendría que indagar en otros terrenos. Comenzando con tener que verificar si las personas tocayas en cuestión seguían vivas, y si era así, ir a interrogarlas. También, ver que fetiché tenía Mckyn con ese nombre. Sin importar aquel principio de pasar de una muestra individual a una conclusión general, seguía siendo mucho trabajo. Ellos no podían tardar tanto, más gente seguiría muriendo.

A prueba de balas [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora