capítulo 6.

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C A P Í T U L O 6.

Deje que mis sentidos me guiarán, sabía que Sophie podía ser de ayuda aunque había un solo peligro en cuanto a ella:
Si algo salia mal no sería capaz de matarla, ella tendría que matarme a mi.
Me detuve ante una casa no muy grande pintada de rojo, me escabullirse entre los arbustos y me pegue a las ventanas la primera tenía cortinas blancas -pieza incorrecta- la segunda daba hacia una cocina, la tercera hacia un baño y la cuarta era mi destino, las cortinas entre abiertas me dejaron ver una cama con muchos libros encima y paredes llenas de posters en un general de bandas de rock pesado. Con toda la discreción existente abrí la ventana y me  adentre en el cuarto de la niña misteriosa. La puerta estaba cerrada y no había nadie adentro, decidí esperar a la chica así que me oculte en su armario.
Pasaron los minutos y oí ruidos en la casa.
-Madre ya llegue. Era la voz de la pequeña.
No hubo respuesta.
-¡MAMA!
Oí la puerta de la habitación abrirse y me tense completamente.
-Debe haber salido, otra vez. La chica murmuraba cosas inaudibles alcanze a notar que se dejó caer en su cama.
-¿Que habrá hecho afuera a esta hora?- Me pregunté mirando mi reloj que marcaba la 7:00a.m. Me arme de valor y empuje la puerta, Sophie reaccionó rápidamente y tomo algo que tenía bajo su almohada, debido a la falta de luz no pude divisar que era.
-¿Quien eres? Su voz se oia dura y seca.
-Es divertido, yo te pregunte lo mismo hace unas horas. Ella no pareció entender, me acerque más a ella y susurré.
-hola pesadilla. Ella extendió su brazo y prendió una lámpara.
-Dereck, ¿Qué demonios haces aquí?
Ella miraba fijamente la ventana y evitaba fijar su vista en mi.
Tome su barbilla con delicadeza y logre que me mirara dejando al descubierto una gran herida en su pómulo derecho ignore el corte y seguí hablando.
-Vine a cobrar tu palabra niña invisible.
-Sabes creo que estaba emocionada por el momento, ahora que lo pienso no es buena idea.
Ignore su comentario y con suavidad pase la yema demi dedo por el corte.
-debes limpiar eso, deja yo lo hago.
-No-no. tartamudeo
La mire con rudeza y ella entendió que no aceptaría un no por respuesta.
Se levantó de la cama y comenzó a buscar entre sus cajones hasta que sacó una caja y me la entrego la abrí y habían utensilios de primeros auxilios, tome un algodón y lo moje en alcohol creo que nunca fui tan delicado al limpiar una herida y créanme cuando les digo que he limpiado muchas.
Al terminar mi trabajo no pude evitar preguntar.
-¿Como maldición te cortaste así?
Oculto sus ojos y dijo.
-Fue al entrar me enganche en un fierro.
Sabía que mentía pero no preguntaría porque, al menos no por ahora.
-Ahora debemos irnos. Dije alegre.
Ella se cubrió la cabeza.
-Dereck, ya lo dije, no puedo ayudarte.
Dijo como si le estuviesen clavando un cuchillo.
-¿Porqué no, eres rápida tu misma lo dijiste?
-Pero no estoy preparanda.
-Yo te ayudare, te enseñaré.
Ella me dio la espalda.
-No iré. Susurro.
El asesino en mi comenzó a aflorar de una forma u otra debía llevarla conmigo, nadae aseguraba que no me delataria.
-Matala matala matala matala- pedían a gritos las voces en mi mente.
-No puedo- me dije a mi mismo.
De la funda de mi daga tome una jeringa con una droga que la haría dormir  -nunca sabes cuando las necesitaras- reí en mi mente.
Me acerque peligrosamente a la chiquilla y susurré en su oído.
-Nadie, te repito, nadie le dice que no al asesino enmascarado. Solté una carcajada enferma.
Enterre la jeringa en su brazo mientras ella ahogaba un grito de dolor y terror y yo sostenía su cuerpo casi inconsciente.

Sophie con aroma a dulces y muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora