capítulo 11

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C A P Í T U L O 11.

Lleve una mano a mi cabello oscuro y lo acomode. El resto del día se paso rápido, la mocosa iba de aquí hacia allá por la cabaña, no se podía quedar ni un puto minuto quieta, y bueno pues era de esperarse la tengo casi secuestrada. -de hecho dereck, la tienes secuestrada-
Como quisiera apagar esa maldita voz.
Decidí tomar una ducha, me despoje de toda mi ropa y deje que el agua tibia me recorrerá.
-Ella es un peligro- decía la voz en mi mente.
-Lo se- me respondí a mi mismo.
-Ella es fuego-
-Te equivocas dereck, ella es agua que apagará tu incendio-
Apoye mi frente en la cerámica fría. Mierda no podía dejar que ella tomará control sobre mi, pero tampoco la podría alejar.
Cerré mis ojos, no se por cuanto tiempo estuve asi. Pero un ruido extraño me despertó de mi estado de hipnosis.
Un vidrio quebrandose agudizó mis sentidos.
-¡Mocosa!... No respondió.  -Quizás se está escapando- alertó mi cerebro.
Cerré el agua y me puse la ropa sobre el cuerpo mojado.
Salí corriendo y lo primero que vi fue el ventanal de la sala hecho mil pedazos.
-¡SOPHIE! observe hacia todos lados y note que la chica se escondía tras la barra de la cocina me hacia una seña, fui a su encuentro. A mi sorpresa no se veía asustada muy por el contrario sujetaba un cuchillo de la cocina en su mano, su expresión era dura.
-Parece que alguien entro.
Parecía estar muy concentrada.
Me Agache hasta quedar a su altura.
-Ven. Susurré. Comenzamos a gatear hata llegar a mi cuarto. Cerré la puerta con pestillo pero no prendí la luz, el silencio inundaba toda la casa, solo se escuchaban nuestras respiraciones entrecortadas pero eso no nos aseguraba que la casa estuviese vacía. Comencé a buscar entre mis cosas.
Allí estaban. Mi máscara y mi presiosa daga.
Toque el brazo de Sophie y la acerque suavemente a mi, siempre llevaba conmigo más de una máscara, coloque una idéntica a la mía en el fino rostro de la mocosa y me apegue aun más a ella.
-No tengas piedad, ellos jamás la tendrán por ti. Susurré en su oído.
Ella puso sus manos en mi rostro y me acaricio lenta logrando que un escalofrió me recorriera.
-Mi querido asesino, no conozco la palabra piedad. Dijo traviesa.
Nos pusimos en pie. Salimos con pasos firmes. Por una acción casi involuntaria sujete una de las manos de la mocosa y con la otra apuntaba hacia adelante con mi daga.
-No bajes la guardia. Le advertí.
-

Se lo que hago, Dereck. Dijo segura.
Me sorprendía su actitud  -¿Donde estaba la chica inocente e invisible?- -Lejos de aquí-  pensé. Nos quedamos quietos esperando a que alguien apareciera y acertamos tras unos segundos la luz de la sala se prendió dejándonos ver a un chico aparentemente de nuestra edad apoyado en el marco de la puerta con actitud arrogante, su parecido con un "conocido" me hizo sospechar de su identidad.
-¿Quien mierda eres? Soltó Sophie.
-Oye preciosa, tranquila, mi nombre es Druw, Druw Evans.
Eso aclaraba mis sospechas este infeliz era hijo de Carl.
-¿QUE QUIERE? Le grite.
-Tranquilo asesino, vine a advertirte, no creas que no se por que haces esto.
-Tu no sabes nada infeliz.
-Veo que descubriste quien soy y si mi padre se llama Carl, pero tu lo conoces ¿no?
-Vete al infierno. 
El muchacho acomodo su cabello y miro de arriba a abajo a Sophie.
-Será una pena cuando le hagan a ella lo que le hicieron a Mery, aunque observandola quizás le hagan lo que le hicieron a tu madre. Soltó una carcajada, mis venas comenzaron a arder.
-Asesino de que habla. Pregunto Sophie aunque sin mostrar una gota de miedo.
-De nada querida, solo dice sus últimas palabras.
-¿Asesino?  Para que le dices así, todos sabemos que este es el infeliz de Dereck el niñito mimado. Volvió a reír pero esta vez  no lo soporte y le solté la mano a Sophie y me acerque con furia a el.
-Sophie no te muevas.
Lo tome del cabello y puse el filo de mi daga en su cuello. El siguió riendo.
-Espera ¿Sophie?. Dijo como lunático.
-Eso no te importa.
-Así que dereck ¿Tu estrategia es usar a la hija del comisario desaparecido es ridículo?
No entendía sus palabras ¿a que demonios se refería? Mi intención era preguntárselo pero alguien me interrumpió.
-¿Sabes quien soy? La voz de Sophie se escuchó más cercana.
-Eres la puta hija del oficial desaparecido, el muy maldito no dejaba de hablar de ti.
-¿Dejaba? ¿Está muerto?
El chico volvió a reír.
-Digamos que los perros hicieron un buen trabajo.
-Eres un maldito. soltó ella.
-Sophie podrías explicarme lo que pasa aquí. Dije aburrido del silencio.
-Dame un segundo dereck...
Sophie se acercó más y más
-Primero me deshare de la escoria.  Ella apartó mis manos de el cuello de Druw. Y se hizo cargo de el.
-La Sophie macabra salió a la luz, la Sophie que vi cuando tomo un cuchillo salió a la luz-

Sophie con aroma a dulces y muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora