capítulo 5.

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C A P Í T U L O 5.

Me deje caer en la cama, rendido, agotado y con una extraña sensación, la mayoría de las veces cuando mataba a alguien después me sentía satisfecho y desahogado pero ahora me sentía inconforme con lo que había hecho, muy dentro de mi debía confesar que a veces tenía miedo, miedo de no controlarme y terminar matando a alguien inocente, ser uno de los mounstros de los cuales me queria deshacer, aunque asesinando o no, siempre sería un mounstro, un tipo frio e insensible que cada vez que recuerda su simple nombre junta más odio.
Mi día no había sido de lo más normal además de que asesine a un tipo por primera vez tenía un testigo y esa era Sophie, no sabía lo que haría con la chica por momentos pensé en matarla pero en todo el mundo ella es la única a quien no podría dañar una barrera me lo impedía, una barrera de obsesión, admiración y la curiosidad que me producía su lado oscuro sin embargo no dejaría que una chica se intrometiese en mis planes. -No es amor, no es amor- me repetí en la mente. Cerré mis ojos, no me puse ni el pijama si volví a guardar la cuchilla ni siquiera revise los papeles que robe de la camioneta demi víctima, solo me dormí, cerré mis ojos con un último pensamiento: el misterio de Sophie.

Ya conocía este lugar.
Era mi antigua casa, Mery estaba jugando en el jardín y yo la observaba, reía y saltaba en el césped, su sonrisa era un muro ante los gritos de mi padre.
-¡DERECK MIRAME AL ROSTRO CUANDO TE HABLO!
Me voltee por un segundo.
-No quiero mirarle la cara al asqueroso criminal al que llamó padre.
-¿ASQUEROSO CRIMINAL?
-¡TU MATASTE A MI MADRE!
-ELLA SABÍA DEMASIADO, ERA UNA AMENAZA.
-La única amenaza aquí eres tu. Murmure. Lo mire por última vez a los ojos y el salió y tomo a Mery mi pequeña Hermana en brazos.
Corrí tras el.
Lo último que recuerdo es que mis pulmones gritaron con demasiada tristeza su nombre
Mery.

Desperté demasiado agitado, sudaba y temblaba. El reloj marcaba las 6 am.

No volví a dormir en toda la noche, tube que luchar contra todo en mi para no bajar y matar al hombre que dormía en el piso de abajo, nada nuevo, -El debe ser el último- repetía una y otra vez en mi mente para así no matarlo de una maldita vez.
Presione mi almohada contra mi rostro ahogando un grito, su hermoso rostro volvía una y otra vez a mi mente, era tan pequeña y tan inocente, no podía seguir esperando para vengar su muerte, me puse en pie, mi chaqueta, mis armas, mi mochila, la cosa importante y por último su foto, creo que nunca he visto una sonrisa tan bella como la de que poseía Mery.

Me deje caer por el balcón tal cual Sophie lo había hecho hace horas, caí de la mejor forma que pude me gire y vi el infierno al que llamaba casa, - cuando vuelva me encargo de ti- pensé. Ahora debía preocuparme de hacia donde ir y sabia perfectamente que camino tomar, después de todo a nadie le hace mal un poco de ayuda.

Sophie con aroma a dulces y muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora