blacknight

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Recuerdo como si fuera ayer como empezó todo...

Cuando aquel hombre que se hace llamar mi padre discutía contigo delante de mi, cuando me decía que molestaba, cuando se metía conmigo...

Recuerdo cuando me pegaba, cuando te pegaba y cuando le pegaba a mis hermanos. Ese estúpido hombre... Recuerdo como no me dejaba tener amigos, como no podía juntarme con otros niños. Recuerdo los días enteros en mi habitación, sometida a sus normas mientras que tu padecias una depresión en la habitación de al lado por culpa de este maldito sujeto.

Recuerdo verte todas esas veces llorar, por culpa de el, como sometía a mi hermano a un castigo severo, recuerdo a mi hermana metiendose por medio para que no me hiciera daño. Recuerdo todas y cada una de las veces que me hacía tragar mis vómitos y las marcas horribles que dejaba en mi mejilla tras sus bofetadas.
Ir al colegio era mi refugio o al menos lo fue hasta que esos estúpidos... los niños tienen la culpa de todo, creen que son mejores que los demás, les pegan, les insultan, escupen en su comida...

Recuerdo todas las risas cuando me quedé encerrada en el baño por su culpa... lo recuerdo TODO. Y me las van a pagar caro.

Hoy en la noche vendrá por mi, lo tengo seguro. Pero esta noche será diferente, esta noche acabaré con mi sufrimiento y mi pesar en una sola estocada.

Para ti, mama que seguro lees esto... es una despedida, te quiere...

BLACKNIGHT.

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Alejandra, una chica normal, o eso se cree. Vive encerrada en su habitación, sin poder salir a ningún sitio que no sea la escuela.

Su padre la maltrata a ella, a su madre y a sus hermanos tanto física como psicológicamente, l@s niñ@s de su escuela le hacen bullyng y sólo puede ahogar sus penas en un pequeño diario.

Pero cierto día de escuela todo cambia, ella esta tranquila dibujando bajo el árbol, y vienen ellos, los niños. La obligan a sentarse bajo el árbol y meten arena en toda su ropa, también en su pelo. Incluso le hacen tragar de esta. ¿qué hacen los demás niños? Nada. Mirar y reír.

Ahí la adolescente siente algo quebrarse. Algo que en su cabeza no anda bien con ella. Las risas estruendosas de esos niños. Todo es tan horrible... merecen la muerte.

Decide ignorar sus pensamientos para ir al aseo y limpiarse. Algo la aterra al mirarse al espejo. Puede ver sus ojos rojizos y un pequeño tic se empieza a desatar en su ojo derecho.

Escucha unos ruidos. De nuevo ellos.

-vaya, vaya... ¿por que cumbres tu rostro? Es muy divertido ver tu sufrimiento reflejado en el.

Unos de los niños la coge del brazo pero ella no esta dispuesta a que vean lo que se encuentra en lo que tanto desean ver.
En respuesta la encierran en la cabina del baño impidiendole salir y se marchan.

Mientras ella se encuentra encerrada en el aseo escucha unos susurros, unas risas. Sin saber la razón empieza a reír como loca, una risa que hasta a ella misma le aterra.

-esta noche vendré- escucha.

Al acabar las clases la limpiadora va a limpiar los aseos, allí se encuentra ella. Riendo como loca, con una gran hacha en sus manos...

Primera víctima.

Tras haberla matado se dirige a la cabina y la encierra allí, limpia la sangre y restos y lo único que deja son las marcas B.N. 

Las calles están desiertas, y la poca gente que hay no repara en la presencia de Ale, la cual va vestida con la bata de laboratorio por encima para que nadie vea restos de sangre. Ella esta desquiciada, no puede creer que esto haya pasado. No puede creerlo ha matado a alguien, esto es malo, muy malo... Debe contarle a Mire, su hermana, cuanto antes.

Al llegar a su casa repara en que algo va mal. La puerta esta abierta de par en par y los niños están formando un corro delante de ella, sostienen un libro, el pequeño diario.

-Así que tu madre está depresiva eh, ¡cuentos para no trabajar! Seguro que es una puta vaga que se la pasa todo el día queriendo dar pena, y seguro que ni para prostituta vale.

-Basta...- decía ella aun consciente de sus actos. No quería dañar a nadie y sabía que si iban por ese camino no acabarían bien. Las imágenes en su cabeza se repetían constantemente la forma de enterrar una y otra vez el hacha en la cabeza de la pobre limpiadora la atormentaba desde que retomó el control de sus actos.

-¿A si que esta cosa es valiosa para ti eh?- exclamó una niña que le miraba mientras se reía.-que fatalidad sería que fuera calcinado ¿no?

Un niño tenía un mechero... sin más lo quemó. Sus recuerdos, sus desgracias, sus alegrías, el lugar donde desahogar sus penas... quemado por unos niñatos.

-también sería una pena que tu cabeza acabase en el suelo ¿no?.- dijo ella tras soltar una estruendosa risa y con algunas lagrimas en sus ojos.

Saco de su mochila la gran hacha de leñador, la misma con la que mató a la limpiadora, la misma que le dio aquel extraño sujeto y acercándose lentamente comenzó a tararear una canción extraña. Un tic en su ojo se hizo de nuevo presente y acercándose lentamente acorralo a la niña. Segunda víctima.

Los niños al ver esto quedaron asombrados, querían huir, pero algo les detuvo. Una risa. La misma risa psicópata y aterradora de nuevo.

Sin percatarse apenas, el que incendió el diario de Ale la tenía justo al lado. Un hachazo fue a parar a su cuello. Tercera víctima.

Tan sólo quedaba un niño ahí parado. El mismo que le había arrojado arena esa mañana. El niño echó a correr queriendo escapar, pero tropezó con una piedra. Ale se le abalanzó encima, intentó clavarle su gran hacha pero siempre fallaba. El condenado era demasiado rápido. En una distracción por su parte el niño sacó una navaja, con la cual atacó a Ale, haciéndole un pequeño corte en la mejilla. Ella rió por última vez y le asestó el golpe de gracia, justo entre los ojos.

Corrió a dentro de su casa y sacó unas bolsas de basura, metió los cadáveres lo más deprisa que pudo y los arrojó al contenedor. Su pueblo era tranquilo, nadie se había percatado de su asesinato. Se adentró de nuevo en la casa. Allí no se encontraba nadie, las luces de la habitación estaban encendidas. Subió las escaleras. Su hermana la miraba con culpa en su cara, el cadáver de su padre en el armario y Mire llena de sangre.

-hermanita, esta noche vendrá.- dijo al fin.

-lo se, me lo ha dicho el.

Decidieron escribir una carta. Una de despedida.

Esperaron a la noche, metieron el contenedor a la casa y le prendieron fuego tras llenarla de gasolina.

Ellos llegaron, lo ultimo que hicieron ellas fue dejarle a su querida madre la carta, la carta de despedida que estuvieron escribiendo, en el buzón. 

FIN.

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Wow.

Realmente tuvo que ser difícil pasar por todo eso, ¿ustedes que creen?

Con todo y con esto me despido

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14/08/2016

Investigación creepypastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora