Descontrol

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Descontrol:

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La época de invierno había llegado y desde que Fiona conoció a Lamonte. Hubo un increíble cambio en ella.

Tenía más confianza en sí misma y ahora, siempre tenía una sonrisa en la escuela.

Su nueva actitud desconcertó a muchos de sus compañeros. Ella era el objeto de burlas por su actitud achicada, pero ahora era más desenvuelta, más optimista y con el tiempo. Su cambio agrado a la mayoría, ya no habían más burlas a su alrededor, ya nadie la molestaba. Incluso era más participativa en las actividades de la escuela y prácticamente, todos apoyaban esa nueva actitud. Todos, menos dos chicas de su curso, que le agarraron recelo a Fiona al ver lo "aceptada" que era por todos. Hasta que un día no resistieron más y cuando Fiona caminaba cerca de la rejilla para regresar a casa; fue interceptada por las dos chicas, que le reclamaron:

— ¡¿Pero qué te has creído?! ¡Das lástima!

—A nosotras no nos engañas. ¡Siempre serás la tarada de siempre!

Fiona, antes se había quedado callada, pero por primera vez. Decidió reaccionar.

— ¡Ustedes son las taradas! ¿Creen que pueden ser felices haciendo miserables a los demás?

— ¡Cállate! Aun no terminamos de decirte todas tus verdades.

—No lo haré, si esta la única forma para poder ocultar todas sus inseguridades. ¡Entonces dan lástima!

Una de ellas no aguanto más y empujo a Fiona, que se dio contra el frio suelo lleno de nieve y con Fiona en el piso. Las dos le siguieron recriminando:

—Ese es tu lugar. ¡En el piso! —Fue cuando esa chica comenzó a patear la nieve cubriendo con ello a Fiona.

— ¡Un despojo de ser humano como tú, no merece ni vivir! ¡Desaparece! De todas formas, nadie te extrañaría. Al final serás dejada por todos y serás olvidada por todos. No creas que no lo sabemos. ¡Ni siquiera tus propios padres te quieren!

La otra chica agarro el maletín de Fiona que quedo en el piso junto con su dueña y se lo aventó hasta el rostro de la chica. Y dijo:

— ¡Largo pedazo de basura!

Unas cuantas lágrimas se resbalaron por las mejillas de Fiona, cuando agarro su maletín y corrió lejos de ahí. Las dos abusonas se rieron al ver como la chica huía, cubierta en un mar de lágrimas.

Durante su escape Fiona intento ocultar su cara llorosa. Ya cerca de su casa, solo intento ahogar un par de sollozos. Hasta que llego a su cuarto y una sensación de alivio comenzó a aplacar su dolor y se hecho en la cama, esperando el sueño...

Las 2 A.M. y Fiona seguía despierta. No importaba cuando lo intentara, no podía dormir. Eso era raro. ¿Porque no podía dormir? ¿Estaba desarrollando insomnio por el ataque de esa mañana? Ella intento acostarse un par de veces más y lo que eran minutos, para Fiona parecieron horas. Aunque lo intentara, no podía dormir y ya estaba desesperada. Cuando se le ocurrió una brillante idea, salió de su cama, algo débil por la falta de sueño y camino por los pasillos, cruzando por la sala, donde estaban sus padres dormidos y tumbados en el sofá rodeados por varias botellas vacías de vino; aunque no les dio importancia. Subió por las escaleras hasta llegar al baño y agarro el frasco con pastillas para dormir de su madre, que estaban en el mini estante encima del lavamanos y regreso a su cuarto.

A pesar de que ya tenía el frasco en mano, empezó a dudar sobre lo que iba a hacer. "No estaba bien", pero en ese momento recordó a Lamonte. Deseaba verlo y más importante. Él la estaba esperando y empuño una mano contra su pecho, esa sensación de calor que surgía desde su corazón, delataba el cariño que tenía por él.

RENDEZVOUS (Nuestro mundo)_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora