Capítulo 11 🌟Editado🌟

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 (Brais)

Fue algo extraño que ese chico se acercara, la razón: mi belleza, algo no cuadraba. Sabía muy bien de mi belleza hasta el mismo Eros me besó para poder tener la belleza y el don de Cupido, detestaba a Eros hasta me daba coraje que me haya dado un poco de su poder.

Hora de salida, todos caminaban a la casa de Aaron, según el tenemos que idear un plan para encontrar al resto. Todos estaban desesperados pero de algún modo yo no me sentía así, fue en ese preciso momento que pude ver una luz rozar mis ojos, pero conocía esa luz. La conocía muy bien, mis ojos lo buscaban no podía ser el, hasta que pude ver sus ojos dorados iguales a los míos.

— Lo que me faltaba — todos me miraron con total confusión, pero la rabia me carcomía esto tuvo que ser idea de mi madre o de Zeus, pero eso no quita la rabia que sentía.

— ¿Brais que pasa? — Aaron me miraba con preocupación, pero mi vista estaba en el, en ese chico que casi mató años atrás por sus estúpidas heridas y palabras hirientes que siempre me decía. Maldito lo mataré con mis propias manos.

— ¡Brais responde de una buena vez y dile a todos que es lo que pasa! — Esteban me tomó del brazo, pero tenía que acabarlo — ¡Brais responde!

Mi mirada estaba pérdida, sentí una quemadura pero no me importaba, nada me importaba.

— Brais amigo, nos éstas asustando — está vez habló Aaron así que me quité la cadena.

— Sólo necesitó un favor — sus ojos verdes esmeralda me miraban preocupados, hasta que su mirada se dirigió a aquél chico.

— ¿Brais quien es el? ¿Por eso estas así? ¿Es a caso un semidiós? — no le respondía nada — ¡Brais responde de una maldita buena vez!

— Sólo guarda mi cadena y no te metas — miré a todos — no quiero que ninguno se meta — le pase la cadena a Aaron — cuidala bien.

— No, ¿Brais que esta pasando? ¿Quien demonios es el? ¿Que es lo que pasa?

— Es el hijo de Eros, así que no te metas  — le dije en un susurró.

Pasé toda mi energía a mi cuerpo haciendo que mis Alás se extendieran, mis músculos estaban contraídos y mi estatura se volvió más alta, saque mi arco con flechas. Como lo supuse el extendió sus Alás y sacó su arco y flechas, la diferencia era que las suyas eran de plata y cristal y las mías completamente de oro, los dos nos mirábamos con rabia. Así que empezó el combate, el lanzando la primera flecha que  esquive rápidamente, enseguida preparé mi lanzamiento hasta que dispare. Pero el puso sus Alás como escudo para que la flecha no lo lastimará, lanzábamos flechas y más flechas yo las esquivaba igual que el, esto me estaba hartando. Así que me acerque a el, di un disparo cerca de sus manos haciendo que el soltará el arco y este cayera, se abalanzó hacia mi tomando mi cuello estrellando me a un árbol, intento tomar mi arco pero este le quemó la mano. Le di una patada, solté mi arco para empezar a darle golpes, golpe tras golpe. Sangre brotaba de su cara y la mía, mis nudillos llenos de sangre igual que los de el, lo acorrale a un árbol y de mi espalda saque una espada. Unos segundos y moriría, ya estaba a pocos centímetros de atravesarlo pero sus ojos, sus ojos me mostraban piedad. Sonreí lo tome del cuello haciendo que bajáramos para tocar el suelo, lo empuje y el cayó al suelo.

— No quieres morir, eso veo en tus ojos, pero no se me olvida lo que me hiciste. Así que pide de rodillas Peter — el se arrodilló, mi sonrisa se agrandó así lo quería ver.

— Por favor perdón, perdón por todo Brais, pero me da rabia saber qué tu tienes el don de mi padre y yo no.

— ¿Y tu crees que yo lo quería? pues no, así que deja de ser una basura y vuelve hacer el Dios del amor que tu padre siempre té creyo — el se levantó y le di un puñetazo para que volviera a caer al suelo, los chicos se acercaron — chicos el es Peter, el hijo de Eros.

Los Hijos De Los Dioses (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora