Capítulo 11. Una pequeña cita 2/2

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Izuku observo lo que andaba delante de ella, se encontraba emocionada y es como si tratara de una niña pequeña, aunque también vio al lado de ella y su corazón comenzó a latir rápidamente, sus mejillas tomaron aquel leve color carmín, su estómago era la revolución de esas molestas mariposas. Posiblemente esto era un gran obsequio de regalo por su cumpleaños pero no sabía perfectamente cómo reaccionar, su mamá era la que lo planeo junto a la mamá de Bakugou.

¿Qué hacer? No sabía, aquello era una cita y no era para nada tonta para saberlo perfectamente, se encontraban por entrar al parque de diversiones más conocido de la ciudad, aparte de que antes de llegar Bakugou tomo su mano diciéndole que no se perdiera de su vista, su estúpida sonrisa no se la iba a poder quitar porque sentía su pecho explotar.

Por otro lado, Katsuki se encontraba perdido en sus pensamientos y en lo que le había exigido la loca de su madre, podía decirse que le daba vergüenza hacer lo que le decía pero tampoco quería que fuera tarde cuando sucediera lo que le dijeron ambas madres, si pudiera definir lo que pensaba hacer era como una tortura.

-De prisa sino tendremos que hacer fila -dijo Bakugou manteniendo la mirada seria

-Y me preguntaba, Kacchan ¿Por qué tu mamá te mando? Bueno podríamos hacer algo más otro día y asi no venías obligatoriamente -comento Izuku observando alrededor

-Vine por voluntad propia -susurro Bakugou viendo a otro lado

- ¿Ehhh? No escuche Kacchan... ¿Qué has dicho?

-Olvídalo, tonta -molesto Bakugou chasqueaba la lengua

Un pequeño silencio entre ellos dos, un grito ahogado y retenido provino de unos arbustos, hay se encontraba la mamá de Izuku y la que retenía sus gritos era la mamá de Bakugou, ambas parecían estar observando todo desde aquellos lados, suspiro resignada y dejo de andar gritando queriendo regañar a lo lejos a su hija.

-Ella me anda desesperando, ¡¿Por qué no escucho?! Y el otro es tsundere -molesta la mamá de Izuku revolvía sus cabellos frustrada -tengo que salir a darles una pequeña ayuda

-No sabes que tenemos dejarlos, nuestro plan es hacer que uno de los dos dejé de ser un negador de sus sentimientos

-Tienes razón pero, ambos me han hecho enojar demasiado

-Déjalos son como nosotros dos, algo debieron haber sacado de nosotros sea bueno o malo -suspirando la mamá de Bakugou se ponía una peluca -ahora a seguirlos, me supongo que tenemos que observar todo desde cerca

-Pero si no hacen nada, me veré obligada a intervenir en lo que llegue a suceder...

Katsuki iba pensando en lo que le habían dicho, normalmente no estuviera tan perdido en sus pensamientos pero esto le habían dicho que era de suma importancia, algo que no podía hacer a la ligera o una estupidez, no podía ser el mismo explosivo chico de siempre porque si no podría arruinarlo y tendría a dos personas muy molestas detrás de él, aparte tendría que echar demasiado de su lado para poder conquistar a aquella pequeña pecosa.

Suspiro resignado, ¿Qué se suponía que debería de hacer? O ¿Cómo debería actuar ese día? No lo sabía perfectamente era algo complicado de explicar, los sentimientos eran complicados y los odiaba pero había algo que se convirtiera en un total pendejo, sintiera un gran sentimiento desconocido a esa pequeña chica que prometió cuidar pero por cosas del destino había hecho varias estupideces.

Con el tiempo negó esos sentimientos, los guardo y dejo que fueran mezclándose con otros más de confusión, pero no todo puede negarse, semanas atrás no pudo negarlos y finalmente con el viaje tuvo que admitirlos, siempre era lo mismo desde que empezaron los cambios y al ver su cabello crecer pareciéndose más femenina, sus curvas y pechos. Todo de ella lo volvía loco, simplemente ya no podía negarlo y por eso daría lo mejor de sí mismo.

Cura para el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora