Lloviznaba.
Las clases en la secundaria habfan terminado, y José Carlos
caminaba sobre el pavimento mojado con la vista al frente
sin inmutarse por la posibilidad de que la lluvia se convirtiera en aguacero.
Sentía miedo, pero también alegría. Su coraz6n latía de forma diferente. Estaba enamorado por primera vez.
Se preguntaba como se acercaría a la joven recién Llegada a su colegio, compitiendo con tantos galanes desenvueltos. El era tímido, introvertido, relegado por sus condiscípulos. ¡ Pero soñó varias veces con esa chica! La imagino y dibujo en su mente con tan obstinada reiteración antes de conocerla que
ahora, cuando al fin la había encontrado, no podia permanecer escondido detrás del pupitre viendo como los conquistadores naturales iban tras ella.
Sus pensamientos se pusieron en pausa cuando un Datsun rojo se detuvo junto a él.
—iHey, amigo! —el conductor abrió el vidrio moviendo la manivela—. Sabes dénde se encuentra la Escuela tecnológica ciento veinticinco?
—Claro —-contesto—, de allá vengo. Regrese por esa calle y después...
—perdón que te interrumpa, pero necesito un guía. ¿Podrías acompañarme? Como un favor especial.