Lea, estaba harta de escuchar a su profesor de matemáticas diciendo lo mismo una y otra vez, ya que ella, al ser inteligente, ya lo sabía.
*mirando el reloj para ver la hora* - poniendo los ojos en blanco debido a que aun quedaban 25 minutos de clase- ¿Los que sabemos hacerlo podemos hacer otra cosa, profesor?
- decía desesperada-
No, Léa, póngase a resolver la siguiente operación y simplificala. -dijo el profesor-
El profesor tenia pelo canoso, aparentaba unos 56 años y -era muy borde, siempre quería dejarnos de tontos frente a todos- pensaba Léa mientras copiaba la operación de la pizarra.
Ya habían pasado 5 minutos cuando había acabado la operación, cuando se puso a pensar lo mal que le salió el examen de historia y la mala nota que sacaría porque no pudo concentrase al estudiar.
*Flasback*
Teniendo mañana un examen y mi perro no para de ladrar, mi padre no para de aporrear la pared con el martillo y mi hermano no paraba de tocar la guitarra y cantar.
Tirada en la cama, “estudiando" la revolución industrial entre ladridos, martillazos y voces, que pedazo de examen le iba a salir - decía para sus adentros-
* fin del flashback *
(Llaman a la puerta de clase)
¡¡POR FIN DISTRACCIÓN!! - dijo -
No sonrió tanto cuando vio aparecer a su profesor de historia, al cual Léa, le echaba cuatro polvos seguidos sin cansarse. Le encantaba todo el, todo Klaus (profesor de historia) le gustaba, desde su olor hasta sus manos.
Léa Hood, ¿puedes salir un momento? por favor. - dijo Klaus -
Léa, nerviosa aceptó y se levantó nerviosa, jamás la habían sacado de clase y menos alguien como Klaus.
Léa, cuando veía a su profesor de historia, se ponía nerviosa, tanto como el día de “su primera vez".
Sí, Léa no era virgen. Perdió su virginidad con un chico al que conocía bastante bien y con el que quedaba algunas veces, no precisamente para estudiar.
A Léa le encantaba el sexo, tanto que cuando no tenía a nadie con quien disfrutarlo cogía su consolador, obsequio de sus amigas, y no paraba hasta no sentirse sexualmente satisfecha.
Caminado por la clase, Léa, miró a su profesor de historia con una mirada que cualquier tonto de su clase no hubiera podido resistir.
Dime señor klaus - dijo Léa -
Coja sus cosas señorita Hood, tardaremos bastante en la charla.
¿El profesor el cual me ponía mas que nadie en todo el mundo me estaba diciendo que iba a hablar conmigo? ¿Como que tardaremos? ¿Que pretende? Si me acerco demasiado, no soy consciente de lo que pueda hacer.
Léa volvió a su pupitre y recogió, acto seguido, volvió a la puerta donde se encontraba aquel rubio británico llamado klaus.
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Irreal.
Teen FictionLea, una chica de 16 años estando en clase, imaginó algo y sin saber como, pasó.