Capítulo XXI

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Cuando salí de la habitación a eso de las doce de la noche después de montar una rabieta sin venir a cuento, todo porque Klaus venía con toda su buena intención a enseñarme no se qué.

Estaba ahí, dormido en el suelo frente a mi puerta, con los papeles rotos a su lado y los zapatos desabrochados con cara de angelito dormido, lo amo.

Ey, amor, lo siento no se porque te traté así antes soy una idota, perdoname por favor -dijo Léa llorando de rodillas en el suelo frente a Klaus-

¿Qué hora es Léa? -dijo klaus desorientado-

Son las doce y cinco cariño -dijo Léa con lágrimas en los ojos-

Oh, ven aquí -dijo klaus abriendo sus brazos para que Léa se acomodase en su pecho-

Te quiero Klaus y no quiero forzarte a hacer nada que tu no quieras hacerme, yo disfruto del dolor pero si tu no quieres hacerlo te comprenderé y respetaré pero no me dejes nunca, te necesito más que a nadie ahora -dijo Léa llorando en el pecho de Klaus-

Nena, nena, no llores, ya hablaremos de todo ¿vale? ahora vamos a dormir que es muy tarde y mañana hay clases -dijo Klaus levantandose y junto a el, se levantó Léa-

Quiero estar así siempre Klaus -dijo Léa ya tumbada en la cama junto a Klaus que le acariciaba el pelo con ternura-

Y yo Léa, todo es perfecto cuando estoy contigo, no puedo imaginarme nada sin ti ahora mismo, eres por lo que me despierto todas las mañanas con ganas de ir a trabajar porque tu estarás ahí, a mi lado, apoyándome, te quiero Léa -dijo Klaus-

Oh Klaus, te quiero -dijo Léa abrazando a Klaus con ternura-

Buenas noches princesa -dijo Klaus besandola-

Y yo mi amor -dijo Léa correspondiendole-

Siento la tardanza he estado muy ocupada y sin inspiración, prometo más y mejor. Espero votos ❤

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